Capítulo 3

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Ambos acordaron en verse en una cafetería del barrio nada más Sam llegara. Se saludaron contentos de verse y se sentaron en una mesa para hablar.

—Aquí tienes una copia del expediente del caso —Sam se la dio y Bucky le echó un vistazo por encima— lo he revisado en el avión y créeme, no hay mucho...

—Gracias de todas formas —le sonrió de vuelta, intrigando a Sam.

—Tengo poco tiempo porque debo ir a Washington, pero me muero de ganas por saber por qué tienes tanto interés.

—Conocía a esta chica —añadió simplemente— me gustaría contarte más, pero yo tampoco es que recuerde mucho... solo que salí con ella...

Le enseñó la foto que Alma le dio. Sam arrugó el entrecejo y la miró con detenimiento, sonriendo de medio lado.

—Estás hecho todo un pincel. Pero Bucky... no te obsesiones —Sam se lo olía y el tiempo libre que Bucky tenía era muy peligroso— es una desaparición sin causa aparente, nadie te podrá ayudar en esto.

—Lo sé, sólo tenía una corazonada...

Bucky se dio cuenta de una página en concreto y la leyó para sí bajo la atenta mirada de su amigo.

"Probable suicidio tras comunicarse la muerte de su pareja, James Buchanan Barnes. Hecho corroborado por Steven Grant Rogers, ya que fue él quien se lo comunicó a la desaparecida."

—Si te digo la verdad, no creo que ella se suicidara —Sam vio la página que estaba leyendo y decidió dar su opinión.

—Yo tampoco.

—Te debiste casar con ella si la querías tanto —bromeó para relajar el ambiente, pero James se seguía sintiendo preocupado.

—Ese es el problema, que no recuerdo nada...

...

Salieron de la cafetería y Sam acompañó a Bucky para ver dónde vivía. No llegó a subir al piso pero le enseñó la entrada en la calle.

—¿Estás bien, tío?

—Sí, estoy bien —dijo simplemente— dale recuerdos a Sarah y a los niños de mi parte.

—Están deseando volver a verte, puedes venir la semana que viene si quieres —le sugirió.

—De acuerdo, de acuerdo.

Se abrazaron como despedida cuando oyeron al final de la calle una especie de explosión. Se separaron alertados y se miraron para ir luego corriendo hasta el origen del incidente.

Las personas se alejaban gritando y algunas incluso grababan con el móvil los hechos. Todo era un caos, parecía que había explotado una tienda o algo por el estilo, un coche estaba volcado en medio de la calle, pero eso no lo provocaba una explosión.

—¿¡Hay heridos!? ¿¡Hola!?

Sam y Bucky se adentraron en el polvo de la explosión y la policía se escuchaba llegar por las sirenas. No parecía haber heridos y ninguna tienda había estallado por los aires.

Sam tosió un par de veces mientras que el humo comenzaba a disiparse, cuando Bucky vio una especie de sombra negra subida encima de un coche en posición de ataque. No podía ver la cara, la tenía tapada y además, cubierta con una máscara que se asemejaba al metal. Tenía dos tonfas en cada mano, pero no eran de madera, eran cuchillas afiladas y brillantes.

Aquel ser dio un salto que hizo que el coche se abollara por el techo y Bucky, por instinto, apartó a Sam de su lado.

El choque de las tonfas y el brazo de vibranium resonó en toda la calle. El atacante era rápido y los movimientos que impactaban en Bucky eran dolorosos, pero él sabía pararlos a tiempo. Se dio cuenta de que, por los ataques, que no quería hacerle daño, sino ya le habría cortado en cubos.

El atacante hizo tropezar a Bucky de una patada e hizo que cayera al suelo, soltando un quejido doloroso. Luego, con mucha rapidez, le dio un golpe en la nuca que lo dejó inconsciente en segundos. Bucky no pudo esquivar este ataque ya que creía que lo iba a ensartar con las tonfas, pero no fue así.

Parecía querer llevarse a Bucky consigo. Sam apareció con su escudo y lo lanzó fuertemente, dándole de lleno y tirándolo a la carretera a varios metros, raspándose con el asfalto. Sam se acercó al exsoldado y comprobó el pulso asustado, afortunadamente estaba bien pero cuando volvió a mirar al contrincante, este había desaparecido antes de que el polvo se dispersara del todo.

—Bucky, despierta. ¡Bucky! —lo zarandeó hasta que despertara, abriendo lentamente los ojos— menos mal que tenía el coche en esta calle para ir a por el escudo...

—¿Qué mierda ha sido eso...? —Gimió Bucky adolorido.

—Tío, creo que venía a por ti.

Los policías llegaron al lugar de los hechos y al ver a Bucky en la escena del crimen (y con sus antecedentes) decidieron arrestarlo a él al no haber nadie más.

—¿Qué hacen? Se está confundiendo, está conmigo —lo defendió Sam, parándoles los pies a la policía.

—Debe ir a disposición judicial hasta que se demuestre lo contrario.

—¡Ha sido otra persona! ¿Por qué no lo entienden?

A pesar de que Sam fuera el Capitán América, no le hicieron el más mínimo caso. Empezaron a acordonar la zona y metieron al coche a Bucky mientras este negaba con la cabeza.

—Tranquilo, os sigo con el coche —le comunicó Sam, bastante serio— hablaré con quien sea.

—No te preocupes. Es normal que me señalen con el dedo.

...

Sam observaba en una televisión de la policía las noticias sobre la explosión "accidental" de Brooklyn. Lo habían ocultado como una explosión de gas puntual sin heridos, pero con daños materiales.

No sabía quién podía ser esa especie de sombra. Tenía forma humana pero estaba vestido entero de negro, hasta la cabeza y con una máscara. No sabía si pertenecía a los Tres Grandes: androides, alienígenas o magos. Tenía pinta de androide, pero... también podía ser un supersoldado en busca de venganza por los Sin Banderas.

Después de un rato y de hablar con algunas autoridades pertinentes, soltaron a Bucky con una condición: volver a terapia con la doctora Christina Raynor.

—Es increíble, yo no he hecho nada... —dijo el exsoldado, sobándose la muñeca por el agarre de los policías.

—Agradece que solo haya sido volver a terapia.

Ambos salieron de la comisaría y la gente estaba muy nerviosa por las calles. No estaban acostumbrados a que hubiera accidentes como estos. Lo peor es que con la nube de humo no se vio claramente quién era el atacante.

—Quién habrá sido... —gruñó Bucky, andando con Sam calle arriba.

—Me temo que pueden ser los Sin Banderas. Los medios de comunicación han estado conjeturando pero al final han asociado el ataque a un accidente.

—No puede ser. Encima era uno solo. Una sola persona me ha dejado inconsciente —se sintió vulnerable y mal. E ir de nuevo a terapia no lo ayudaba demasiado. Pero como volvieran a arrestarlo sería peor.

—Escucha, deberías de venir conmigo a Washington. Hay alguien que te está persiguiendo y no tenemos ni idea de quién es.

—No lo sé, Sam —suspiró.

—Ve a terapia y luego encuéntrate conmigo en Washington. Estaré allí una semana.

—Puede que vaya —Bucky se dejó llevar por Sam, tenía razón. Ahora debía guardar las espaldas.

—Aquella cosa te estaba persiguiendo, te quería secuestrar, sabe dónde vives. Parecía un monstruo, no, era como... como un ente.

Ente... había llamado ente a aquello. Justo como en el caso de Valeria.

—Está bien. Llamemos Ente a esa cosa. Tenemos que darle caza.

Ente (Bucky Barnes y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora