Capitulo#3: Palabras venenosas y sanadoras

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El sol del día era infernar, el calor que emanaba era tan sofocante y tan cargado que si esto hubiera sido una caricatura todos estarían derretidos como un charco de agua, pero ese no es el caso

Sin importar de cómo se encontraba el clima de furioso, la pequeña Raisa estaba recolectando las verduras que se encontraban perfectamente colocadas en unas largas hileras de tierra. El sudor y la mugre que se impregnaba en su cuerpo ya no le afectaban tanto a como era en un principio

Colocaba con cuidado las verduras que sacaba en el canasto que siempre son para esos usos. Un poco más a fondo del grande campo se podía ver al hombre que la acompañaba en el mercado haciendo la misma acción que la pequeña

Ambos al ya estar acostumbrados en sus diarias actividades, terminaron mucho más rápido a lo que un inexperto hubiera demorado

Se dirigieron con los canastos llenos de alimentos hacía su pequeño hogar, la pequeña iba a arrastrando el canasto debido a que no podía llevarlo cargado como su padre, era muy pesado para ella. Algo muy común que se presentaba al finalizar esta tarea es ver la sonrisa de satisfacción de la niña, le alegraba ver la gran cantidad de verduras que tenían, con eso aparte de venderlos en el mercado libre podía prepararle su abuela una deliciosa comida

Debía admitir que no le gustaba las verduras pero igual estaba agradecida de tener algo que podría saciar su estomago

—hoy tampoco estaré en casa—dijo con voz ronca su padre

—¿otra vez viejo, qué tanto estás haciendo halla afuera?—espero unos segundo para escuchar su repuesta la cual ya se esperaba que no llegaría, así que simplemente soltó un suspiro ya acostumbrada a eso—como sea, igual lo que hagas no me concierne

No dijeron nada más hasta entrar a la casa, colocaron algunos productos en una vasija donde se los guardaban y lo demás estaba siendo preparado para ir a venderlos

—hoy no te podré acompañar, voy a cuidar de la abuela

—como quieras—sin siquiera dirigir la mirada a las dos mujeres de la casa, salió de ahí para comercializar sus cosechas

Mientras que Raisa buscaba los cubiertos y platos, su abuela preparaba la comida

Frank es el nombre del único hombre que vivía en la casa, actualmente tiene una edad de 33 años, eso quiere decir que a los 25 tuvo a Raisa, la anciana sabía perfectamente que la actitud del hombre ya no era la que anteriormente era, había cambiado debido al hueco vacío que había dejado su pasada pareja. Se podría decir que la relación de padre a hija era completamente nula, no existía ninguna muestra de afecto por parte del padre pero en cambio con la hija, esta iba reduciéndose cada vez más y más; esto solo hacía que la más mayor se preocupara de que se apagara esa pequeña chispa de afecto que podría tener la niña hacia el padre, pero esto empeoraba al ver las constantes salidas que estaba teniendo Frank

—gracias por la comida—agarro el vaso de jugo de zanahoria y un bol donde habían frutas picadas, miro de reojo el mismo desayuno que tenía su abuela—ya deberías de estar cansada de lo mismo ¿verdad?...si supiera como conseguir mejores alimentos...solo espérame abuela, espérame hasta que encuentra unas mejores condiciones de vida, quiero que seas la primera en comer y disfrutar los alimentos deli—detuvo su habla al sentir la frágil mano de la mayor en su mejilla, acariciando con carillo esa pequeña carita

Raisa no dijo nada más y quedo contemplando a su abuela. Durante su corta vida no recordaba algunas cosas y no era que haya sufrido algún accidente o algo por el estilo, simplemente no recordaba las cosas porque no fueron un impacto agradable o desagradable para que lo retuviera en su cabeza. Había pocas cosas que si recordaba y todas eran en relación a su abuela, ella era la que la bañaba, alimentaba, cuidaba, vestía, le había enseñado muchas cosas sin la necesidad del habla, literal solo estaba ella en sus recuerdos. Con su padre lo único que tiene de él es cuando la entrenaba para que se defendiera por ella misma, ninguna muestra de afecto o palabras paternales salieron durante su corta vida

Juntos desde que te conocí (Rosinante x Lectora) (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora