En aquellos días sucedió
que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos,
y los vio en sus duras tareas,
y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
Éxodo 2:11
En aquel pasillo de colores por los vitrales policromados, y telones de terciopelo rojo que cubren la entrada al sol en algunos, Hyunjin cavila en exceso. Tal vez nunca haya sido devoto de ver espaldas impropias, será la razón de que nunca se interesó en alguien más allá de lo normativamente vulgar. Culpa a su odio, a su repulsión; sin embargo, el sentimiento no va a excusarlo ahora que estuvo todo el camino admirando la espalda del pelinegro. Es realmente ancha, pero de algún modo aquello se desvanece a medida que llega a su cintura, la cual, siquiera es tan pequeña.
Ya, deja de mirar tanto.
azorado consigo mismo baja a sus piernas pero, maldita sea, no debería de estar comparando sus delgados muslos con los de Jeongin. Todo en el pelinegro parece proporcionalmente perfecto, robusto y alto; empero él mismo puede verse más grande a su lado. Será su cara aniñada que provoca que todo lo grande de su cuerpo se vea diminuto.
Hyunjin suspira, hace un tiempo quizá se comportó igual de casquivano que el pelinegro. Cuando su única preocupación terminaba al salir de casa y fingía que no era bueno estudiando. Claro, por qué alguien pensaría que un ser tan carismático como solía serlo tendría problemas en el hogar; no cuando los profesores amenazaban con llamar a sus padres y él subía todas sus notas a cambio de que callaran la boca.
—Vienes suspirando todo el camino ¿Todo en orden? —Jeongin cuestiona sin mirarlo, Hyunjin sólo puede pensar en que su voz es bastante tierna y, nuevamente, no es acorde al cuerpo que lleva.
Ah, pero si hablara de cuerpos y voces que no se llevaban podía hablar del chico ese con problemas de sueños. Tan pequeño y lindo, y una voz que ojalá nunca escuchara dentro de un cuarto oscuro. Inconscientemente vuelve a suspirar y Jeongin esta vez sí gira.
—¿Piensas en el hombre y el chico allá abajo? Olvídalos, no merecen la pena.
—¿Quiénes eran?
Jeongin piensa un momento, momento escaso pero concreto para su respuesta —un hombre, y un chico.
—Pero te detuviste para verlos, tuve que llamar tu atención para que volvieras a ti... No puedes decir que no los conoces.
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Good Boy [Hyunin] PAUSADA
Fanficoh, oh Parece que ya somos muchas personas. Y encerrados como animales, condenados por las atrocidades del pasado; la sociedad siniestra sonríe ante su venganza. Promesas sueltas en aquel reformatorio que engañan a los ruines, un paraíso prometedor...