♡ ⸝⸝ :: capítulo diecisiete.

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Sin darle importancia a lo que sentías abriste la carta con total cautela; las manos te temblaban un poco y estabas un poco nerviosa por lo que podrías hallar ahí dentro.

"Hola, soy yo; Nene... una mierda.
Me siento tan mal mientras escribo esto, las lágrimas caen sobre la hoja mientras lloro. No entiendo la razón de la porqué me gustaste, pero sólo sufro por esto. No digo que sea tu culpa ni nada por el estilo... de igual manera tenía que acabar con este sufrimiento. Me arrepiento de haberme comportado de esa manera aquél día, ¿quien hubiera pensado que esa sería la última vez que nos veríamos? Supongo que este es mi último adiós, ____. Te amo y siempre lo haré, en otra vida quizá nos encontremos de nuevo. Te quiero, sé feliz."

— ¿Qué?... — Susurraste, sentiste un nudo en tu garganta. Tu vista se nubló un poco y con una pizca de impotencia arrugaste la carta por los lados. Alucard, quien estaba dibujando, te oyó y miró confundido.

— ... ¿______?... — Al ver que no le respondiste, volvió a mencionar tu nombre pero ahora con la voz un poco más suave. Sus cejas se encorvaron un poco, sus labios formaban un rostro triste. — ______...

— No entiendo nada. — Murmuraste con la voz hecha añicos mientras releías la carta, con las lágrimas abarcando tus mejillas. — Es mi culpa, todo lo que pasa es por mi culpa. Nada estaría pasando si yo no est-

— Hey, ¡tranquila! — Alucard se levantó de su pupitre y caminó hacia tí, te tomó de los hombros e intentaba mirarte a los ojos. — Diablos, estás llorando demasiado.

— N-No me digas, estúpido. — Respondiste claramente con sarcasmo, pusiste tus temblorosas manos en tu rostro, pero aunque lo hicieses las lágrimas no dejaban de salir. — Nene... no puede ser, maldita sea ¡me odio!

Con la ira dominandote, rasguñaste un poco tus mejillas, lo habías hecho porque estabas enojada contigo misma, con todo el mundo. No podías controlar ese impulso. Maldecías en voz alta mientras que la dulce pero a la vez preocupada mirada del pelinegro no se apartaba.

— ¡No me veas, no me veas así, me haces sentir peor! — Gritaste, golpeaste a Alucard y saliste corriendo del salón. Mientras lo hacías sentías el aire chocar con tu rostro. Simplemente era un sentimiento que nunca habías experimentado, pronto se iría, ¿no?

Corriste hacia la parte trasera de la escuela, casi no había nadie allí por las mañanas. Te sentaste en el suelo mientras respirabas con dificultad, con las lágrimas aún adornando tu rojizo rostro. Tus mejillas ardían aún, al parecer sí te habías dañado un poco.

No sabías que hacer, ese estúpido impulso te hizo sentir demasiado mal. Jamás te habías hecho tal cosa, pero tal vez era normal. Escondiste tu rostro totalmente húmedo entre tus rodillas mientras llorabas más y más; sintiéndote impotente y demasiado abrumada.

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Abriste los ojos con pesadez. La cabeza te dolía un montón y aún sentías tu rostro húmedo. Miraste alrededor; te diste cuenta de que estabas acostada en la enfermería. Frunciste el ceño; claramente estabas confundida. Te sentaste.

— ¿Te encuentras bien? — La voz de él hizo que te sobresaltaras. Era Senpai, quien estaba sentado en una silla al lado de la camilla. Tenía las manos entrelazadas sobre sus muslos, mirándote profundamente. — Te traje aquí, estabas detrás de la escuela desmayada.

— ¡N-No debiste haberte molestado por eso!

— No, para nada. Me alegra que estés bien. — Susurró con una dulce sonrisa, sin embargo sus ojos no sonreían; haciéndote sentir extraña. — Tus mejillas estaban lastimadas, así que... puse un poco de alcohol... sobre ellas.

oh ana ⚰️ senpai x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora