♡ ⸝⸝ :: capítulo diecinueve.

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Después de unos segundos de incertidumbre saliste del lugar, corriendo para encontrar a algún profesor. Por suerte una maestra estaba caminando por allí; rápidamente te acercaste a ella y le contaste, totalmente agitada.

Ambas caminaron hacia la cafetería, tú estabas demasiado nerviosa pues no estabas acostumbrada a ver peleas así. La maestra entró al lugar azotando las puertas, claramente enojada.

— ¡Silencio! — Gritó, entraste y te pusiste a un lado de ella. Todos los que estaban a los alrededores se alejaron, dejando al descubierto a Alucard y Senpai.

Notaste que de los ojos del pelinegro brotaban lágrimas, su nariz estaba sangrando. Senpai respiraba agitado aún sin quitar el ceño fruncido de su rostro, pero parecía estar más herido que Alucard. Sus orbes turquesa se posaron sobre tí, ante esto sentiste recorrer un escalofrío en todo tu cuerpo.

— ¡Ustedes dos, a dirección!

Las chicas que siempre estaban junto a Senpai se pusieron a su alrededor, mientras intentaban fulminar con la mirada al pobre de Alucard. Cuando salió junto a las chicas, te acercaste dócilmente al pelinegro, cuyas orbes te miraban con vergüenza.

— Y-Yo... perdón, no suelo pelear por cosas así. Simplemente me enojé. — Susurró con la voz quebradiza, te partía el corazón verlo de esa manera. Tomaste su mano y la entrelazaste con la tuya, haciendo que sus tristes ojos te mirasen.

— No pasa nada, él te golpeó primero. Te acompaño a la dirección. — Susurraste, con una dulce sonrisa abarcando lo ancho de tu rostro; Alucard también sonrió melancólicamente.

. . .

— ¿Te van a suspender? ¿por cuántos días? — Preguntabas llena de curiosidad. Alucard evitaba tu mirada de manera tímida mientras acariciaba su cuello con la yema de sus dedos.

— U-Uh... por una semana... a él no sé, es un estúpido.

Ambos estaban en el salón, el segundo receso había comenzado pero como siempre ustedes dos se quedaron allí.

— Cuando estábamos peleando... me tomó de la sudadera y se acercó a mí. — Sus miradas se encontraron, él tomó un ligero respiro para después seguir hablando. — Me dijo que no me entrometiese en su camino y es obvio que se refiere a tí. No le hablo a absolutamente nadie en esta escuela, y no sé, no tengo idea a qué más se refiera.

Te quedaste en silencio. Alucard frunció el ceño y se cruzó de brazos.

— También me han estado llegando cartas de odio en lo que tú no habías venido, ¿quién... podría odiarme? — Él estaba agitándose un poco, tú seguías mirándolo con atención. — ¡E-Es ese tonto, me rasguñó la espalda también!

— Tranquilo, te creo. — Susurraste, volteó a verte; sus cejas estaban encorvadas. — Tampoco me da buena espina cuando lo tengo cerca, a veces lo he visto verme de manera rara. Por cierto, ¿tienes las cartas? quiero checar algo.

— Oh... claro. — Alucard suspiró ligeramente, giró un poco su cuerpo hacia su mochila, la abrió y buscó. Sacó dos hojas hechas bola. Extendiste el brazo, él las puso sobre la palma de tu mano. Las abriste para leerlas.

"¿Podrías desaparecer? me harías todo más fácil; pedazo de mierda."

"Será difícil contigo. No puedo hacer nada pero sufrirás, hallaré la manera de hacer que te sientas en el infierno si es que no te largas de aquí, cari. Y creo que ya sé de qué manera."

Acabando de leerlas, en tu rostro se formó una mueca de disgusto. Sin más, sacaste las cartas que tenías en tu mochila. Examinabas minuciosamente, aunque por fuera sólo pareciera que las estabas viendo con flojera. Alucard simplemente esperaba a que dijeras algo.

oh ana ⚰️ senpai x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora