El sistema Oculto

Mi versión: Natasja Koprivova

Se me estaba culpando de un crimen horrendo, fuí a los tribunales de Justicia, duré meses sin poder, pagandole papeleos a abogados y ahorrando los últimos centavos del bar para darselos a mi madre ya que le faltaran si me juzgaban de culpable, como hace la Justicia Mexicana con cientos de personas al año. Estaba cansada de fregar platos hasta que volví a ver a aquel viejo decrépito con olor a sanguijuela podrida el cual no me dijo nada, simplemente me sonrió desde la mesita más vieja del bar, al fondo, a la izquierda, en la esquina al lado de la pequeña máquina de refrescos que ya no sirve ni para regalar.

Me quieren condenar de manera cruel y vacia, sin razones evidentes. ¿quién estará detrás de tanta bazofia? ¿Por qué alguien mató a Alejandra el dia de mi cumpleaños y le quito la vida a Joseph arrancandole a la vez las orejas y nariz? ¿tendrá algun significado?

Me hundia en pensamientos angustiantes e inservibles, insignificantes, abstractos, realistas, fuertes, débiles, morí y terminé sin plena conciencia de mi alma, la cual, lavaba platos en dicho instante y con el detergente y la sensación de irritación de este, me fui lejos recordando la piel tersa de Lilliana, mujer que me daba la misma sensación cuando exhalaba placer y llenaba sus pulmones de temor y más encanto.
Lilliana como toda mujer inmadura no podía quererla para tenerla cada vez que quisiera, puesto que en su corta madurez, era casi seguro que despreciaria mi amor si este hubiese llegado a ocurrir. Como mujer inmadura al fin, sabia que esta se iba a entregar y a enamorar incondicionalmente de mi dándome su cuerpo cuando quisiese ya que solo le otorgaba placer y clarito que lo tenía.

Tenia conciencia de lo cuan podrida puedo estar, y eso no me deja otra opcion que, degustarlo.

Terminé de fregar los trastes , vasijas y copas del bar a lo que el señor decrépito se me acercó preguntandome el precio de un trago con ron Del Verde, sin más preámbulos se lo preparé y entregué, me resultó un tanto extrañó e inusual su actitud, como si no me conociera, como si nunca me hubiese intrigado con la mierda aquella del sistema oculto.

Pasaron días, semanas, y meses. Por fin me declararon culpable, sin remedio, por fin salgo de la duda, del remordimiento, acepto mi condena y me limito a cumplir mi sentencia ya que no hay de otra, ya que la justicia es simplemente una palabra sin sentido que se desborda de "pudor", adios santidades, y vuelvo a caer, a deprimirme, a ahogarme, incluso me pasa por la mente tantas formas de matarme, si, pero le tengo miedo al dolor, al sufrimiento, y mientras mas miedo, mas me acerco, mas me entremezclo con el pánico de no tener más mi libertad. Lloro cada vez que me viene el sin sazón, ¿por qué a mi?, ¡Maldita sea!. Joven, hermosa y presa por algo que no tengo ni idea de como sucedió , algo que incluso me afecta.

Mi infección vaginal o lo que sea que tenga me esta cada vez más afectando, ya no solo siento como picadas dentro de mi vagina, siento bolitas que sangran cuando las rozo con mis dedos. No sé que diablos pasará conmigo, presa fisicamente, presa emocionalmente, y sumergida en mucha mierda dificil de explicar, por ejemplo, este cuerpo flácido, he bajado cinco libras, la tristeza no se detiene, y como un torrente, comienza a dominarme.
Siento que todo confabula para la muerte misma, siento que ésta me llama, me silba, me toca, incluso la siento al lado de mi ahora en este instante, el sabor de lo sin sano, ella le hecha sal a mi comida, y transforma mi saliba en pescado viejo, es ella, la muerte misma la que hiede, no yo, es ella la que esta podrida fisicamente, y las personas la confunden conmigo.

Hoy fue mi primer dia de condena y lo primero que me dice otra guarra es que ojalá le toque conmigo, haciéndome una seña grotesca con las manos, solo me reí, ella no sabe como se llama este demonio que me acompaña.

La duda me corrompe, hice yo esos asesinatos?, no , claro que no, pero mi realidad viaja de manera tan fugaz y dura que estoy obligada a sobrecuestionarme, ya comienzo a perder la fe en mi memoria, en mi sombra, en mis organos, en mi nombre, y en mi historia.