Capítulo 11

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Capitulo 11

- ¿Qué tomas? – preguntó Rosé.
Una vez en casa de Lisa.
Hwasa estaba aún despierta viendo la televisión.
En ese momento no le importaron las diferencias.
Y mucho menos que hace unas horas le había tenido temor o algo así.
Solo quería hablar con alguien.

- RedBull. – contestó ella.
Y tomó de la lata una vez más. - ¿Lisa no viene conmigo?

- No. – respondió ella, seca.
– a preferido quedarse con la muy zo… con su amiga.

- ¿Nayeon? – Hwasa esbozó una sonrisa cómplice.

- ¿Tienes otro RedBull?

- Sí, en la nevera…

Rosé abrió y cogió una lata, para luego cerrarla y seguir con la conversación.

- Sí Nayeon. – puso los ojos en blanco. Odiaba el solo hecho de recordar su nombre.
Había tenido que soportar toda una noche con sus estúpidos cariños hacia Lisa.
Había tenido que soportar observar como es que se le pegaba siempre, le tocaba.
Y por último, tener que aguantar como Lisa apuntaba sus ojos a los senos de esa zorra.

- ¿Te cae mal?

- ¿Debería caerme bien? Es una…

- Dilo…

- ¿Zorra? ¿pu.ta? Que se yo. Pero Lisa tampoco se queda atrás…

- ¿Ella también es una zorra? – Rosé rio al escuchar esa pequeña pregunta.

- Es una idio.ta… - Rosé tomó del RedBull.
Aunque odiaba el sabor de esa bebida, necesitaba ahogar esa furia que tenía adentro con algo.

- ¿Qué hizo?

- ¡La miraba siempre!

- Mujeres… - Hwasa blanqueó los ojos.

Rosé se sintió ridícula.
Al menos por un momento. Pensándoselo bien había quedado mal con aquella familia.
La misma que, como le habían contado, había ayudado incontables veces a Lisa en su niñez.

- No puedo creer que te den celos de Nayeon.

- Ya déjame. – le dijo Rosé.

- Tú le gustas a Lisa… - le dijo ella Sincerándose.
Realmente lo sabía.
Realmente lo notaba.
Esta vez no se trataba de la simple mujer que traía a su casa por un día, fo.llaban y no la veía nunca más.
Sentía que estaba vez era importante para Lisa

- No la defiendas ¿vale?

- Está enamorada. Te lo juro. – le volvió a decir. – de otra manera no estarías viva.

Eso le enfrió la sangre por completo. Pero parte de esa enorme sinceridad era cierta.
Lisa se moría por ella. Tanto… que no se atrevería a hacerle nada nunca.

De pronto se escucharon las llaves interceder en la cerradura de la puerta principal.
Es ella… pensó Rosé.
De inmediato se tomó lo que pudo de la lata de RedBull y dejó lo que quedaba sobre la pequeña mesa de centro.
Antes de irse a la habitación, se volteó para decirle algo a Hwasa.

- Gracias. – le sonrió ella.
Una sonrisa sincera. Y tal vez…y solo tal vez… por una milésima de segundo, Hwasa pudo entender porque Lisa se había enamorado de ella.


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He aquí otro capítulo, ustedes que opinan... 😏
Continuó?

Nos leemos pronto. ❤

~JM~

Secretos // Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora