Modos de conquistar

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Los hijos más apegados al chileno eran bastante observadores y siempre se mantenían muy al pendiente de las interacciones con el alemán; no había momento en que fueran discretos al verlos juntos, en especial Bio-bio, Arica y Lagos que a pesar de que este último sería "tío" del alemán, esperaba mucho de lo que podría pasar que incluso hacia apuestas con sus hermanos.

—deberíamos pedirle a CDMX una de esas velitas de canela con manjar y palta con las que amarro a Moscu y Buenos Aires—  comento Arica mirando desde el techo a su padre y al alemán.

—disculpen, ¿saben dónde está Santiago?—  pregunto la capital del alemán llevando consigo un libro  —¿que diablos hacen y que es ese humo?—

—ay dios chato—  Lagos abrió la ventana para que el humo se dispersara  —aromaterapia, nos duelen los huesos, ¿o no BIO?—

—exacto, nos duelen los huesos—  respondio Bio ocultando un muñeco vudú tras su espalda.

—amm... nosotros no tenemos huesos—  se acerco a la ventana y vio al alemán coquetear (o eso intentaba)  —que vergüenza uno pasa, me disculpo por el comportamiento de mi padre, iré hablar con él—

—espérate Berlin—  dijeron los 3 al mismo tiempo.

—weon perate... no nos eches a peder esto, ni con las ramitas de olivo conseguimos juntarlos—  le mostro el muñeco  —tengo uno de Santy por si quieres algo con él—

—amm... no, muchas gracias—  sus mejillas se coloraron  —mejor me retiro y los dejo hacer su brujería—

—no es brujeria... weno tal vez si—  volvieron a decir al unísono.

—¿quien ta haciendo brujería?—  pregunto Santiago  —hijos de... Mapuche y el Sol, ¿qué les dije?—

—dijiste que le dejaramos de torcer la mano a Lima y a Paz, jamás dijiste algo de Alemania—  Arica se acercó a la ventana y arrojó el muñeco golpeando al Chileno en la cabeza  —ya valió weones, ya valimos—

—rápido, tenemos tiempo para hacer té y prender velas—  BIO junto varias velas pero Santiago le pego en las manos  —conche tu mare, si duele—

—los 3 a la sala... ya habíamos hablado sobre hacer brujería—  señaló a la puerta  —perdona Berlin, mis hermanos no están del todo estables—

—eso ya lo sé... bueno están en el cinturón de fuego, es claro que no son regiones del todo estables—   dijo nervioso y le entrego el libro  —te agradezco mucho que me prestaras tu libro de geografía, me ayudo mucho—

—después podemos vernos y salir a un roll si gustas—  tomo el libro  —si me disculpas tengo que reprender a mis hermanos—

Santiago y Berlin hacia mucho habían pactado algo, "no tener sentimientos por el otro", un acuerdo que se fomentó durante la vida de Prusia.
  Tiempo después pactaron algo nuevo que consistía en que no permitirían que sus hermanos no salieran con la familia del otro, algo cruel pero solo Berlin tenía un ligero-gran interés enterrado en las promesas impuestas nuevamente durante la vida de Second Reich ya que vendrían siendo familia (politica pero vendrían siendolo).

Con anterioridad se habían reunido para discutir sobre el rumbo en la que iba la relación de sus padres, ¿permitirían que siguiera a pesar de que varias provincias vendrían siendo tíos de Alemania, y Chile fue su abuelo por un tiempo?, Berlin nunca tuvo el valor para oponerse a las relaciones de cada uno de sus padres, fue el confidente de Prusia en su relación con España (incluso llegó a creer que Second era hijo del español por el color rojo en su bandera); presenció las relaciones e infidelidades de Second Reich, el amor platónico que Sacro Imperio Romano Germánico mantuvo con Imperio Italiano, Germania con Roma, Nazi con Argentina, Imperio Japones y URSS... y ahora Almania y su gran amor hacia Chile.
   Santiago también fue testigo de los amoríos de Mapuche y sus pequeñas aventuras con Tehuanshinsuyo, ver a su padre de nuevo con un alemán le amargaba la boca, estaba indeciso si permitir aquella relación o intervenir lo más pronto posible antes de que volviera por la fría Soledad y dolor.

En la noche, ambas capitales se reunieron en el techo de la casa, tenían una vista impactante hacia el bosque y obstrucciones al ver la luna.

—me da gusto ver a mi padre tan alegre como cuando el señor Prusia vivía pero no creo que sea correcto que sigan saliendo—  Santiago apoyo como un gesto tierno su cabeza en el brazo del contrario  —ya estuvo  casado con Second Reich, sigue siendo su abuelo de alguna forma—

—¿que propones hacer? Mi padre está decidido a estar con él—  tomo su mano  —y el tuyo igual muestra decisión en estar con él, no podremos separarlos—

—no me lo recuerdes Berlin, solo de pensarlo me siento cansado—  se acurruco acercándose a él y calentarse  —¿como puedes emanar calor? Eres de clima nublado—

—eso debería preguntarte yo, eres soleado pero tiemblas mucho—  exhalo y entrelazo su mano con la ajena  —finjanos que nunca prometimos nada, quiero dejar de ser por un momento una capital y el hermano mayor de tanto idiota—

—jaja... quisiera que fuera tan fácil como decirlo, nuestros padres y hermanos confían en nosotros, ¿desde cuando siento esto por ti? Antes te disgustabas—

—creo que fue hace unas decadas—  cerro los ojos  —cuando Prusia te empujó del barco por error y yo brinque del muelle para salvarte—

—como sea el chiste, hay que seguir fingiendo amistad—  solto su mano y se parto abrazando sus piernas  —no quiero herir a mi papá, fuimos hermanos y si salimos se verá mal—

—Santiago, piensa lo que quieras... da igual, volveremos a ser familia y debemos llevarnos bien—  se levantó e intentó regresar dentro de la casa  —hay que entrar, debemos preparar los itinerario de mañana—

—oye aún no decidimos si nos haremos de la vista gorda o no—

—Alemania apenas logra pasar los 80 años, es aún muy joven, deja que experimente por su cuenta... es su primer amor—

—el que termina sufriendo es mi padre, dame un respiro...—

—¿respiró? Santiago lo lamentó pero a diferencia de ti, yo he tenido más padres que tú... tu solo haz tenido a Mapuche y a Chile—  cruzo los brazos  —tendrás más años pero sigo siendo el de mayores experiencias... nos vemos mañana—

—míralo, mínimo despídete bien—

Prometo volver (countryhumans Alechi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora