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—hey, despierta, llegamos— habló en un tono bajo mientras sujetaba la puerta abierta.

el azabache abrió los ojos, se había quedado dormido, giró su cabeza y vió al hombre parado a su lado, se acercó un poco más a la puerta pero antes de poder bajar, el hombre le tendió la mano, llevó sus ojos a la mano, luego a su cara, y luego a la mano de nuevo y finalmente la agarró, el hombre lo ayudó a salir del carro con cuidado.

miró a su alrededor, estaba oscuro, pero aún se podía ver, había muchos colores por doquier, miró sus pies, bajo estos no había piso, era algo.. peludo y verde.
llevó su vista a un costado y vió una especie de tubo café con circulitos verdes en la cima.

—no te puedo dejar aquí afuera, así que.. entra— habló el hombre sacándolo de su observación, miró el lugar al que le pedía que entrara, era color beige, y se veían grandes ventanas.

con pasos titubeantes entró al lugar, era mucho más pequeño que los lugares a los que estaba acostumbrado, pero más grande que su dormitorio.

de repente, una luz se encendió logrando asustarlo un poco, ahora se podía ver mejor, las paredes eran blancas, y había muchos objetos desconocidos para él. había otra silla larga y acolchonada, pero esta era algo diferente, luego una mesa larga, alta y rectangular que sostenía una pantalla en la parte de arriba, las paredes tenían cuadros y otras figuras de distintos colores pegadas, reconoció un reloj, se sintió feliz de por fin ver algo conocido, y sin pensarlo alzó su brazo apuntando al objeto.

el castaño detrás de él lo observaba, rió un poco ante la acción del chico —¿te gusta mi reloj?— decidió hablar intentando por fin obtener respuestas de su parte.

el contrario rápidamente bajó la mano y volteó a verlo. lo observó unos segundos para luego asentir levemente.

el castaño asintió y sonrió de lado, abrió la boca para decir algo, pero unos golpes en la puerta lo detuvieron

—¡Payne! abre la maldita puerta, hijo de puta, nos debes explicaciones!—

—mierda— el hombre maldijo en un susurro —okey, uhm.. ven, sígueme— le dijo antes de subir las escaleras.

el chico lo siguió observando todo a su paso, el hombre abrió otra puerta y se adentró, dudó un poco sin saber si lo tenía que esperar o entrar con él, pero luego decidió seguirlo.
lo encontró abriendo otra puerta —este es mi baño, uhm... entra— dijo una vez que prendió la luz.

el morocho entró al baño, era igual de brillante que el resto de los cuartos, giró para ver al hombre esperando más indicaciones —bien, uhm, tú siéntate ahí..— apuntó a la taza —..y uhm.. espera aquí, ya vuelvo— dicho eso, cerró la puerta.

el chico se sentó en el lugar mencionado y miró el lugar, este cuarto era más pequeño que los anteriores, pero parecía tener más cosas, las cuales eran totalmente desconocidas.
sin levantarse, observó todos los objetos que pudo.

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—Payyyneeeee!— el ojiazul canturreaba mientras golpeaba la puerta frente a él.

—Louis, basta, me vas a dar jaqueca— dijo el chico rizado detrás de él tallado el puente de su nariz

—pero-..— no pudo continuar porque la puerta se abrió dejando ver al castaño.

—hey chicos! hola, ¿qué-qué hacen aquí?— preguntó recargándose en el marco de la puerta queriendo parecer casual

los dos chicos en el patio lo miraron incrédulos

—¿me estás jodiendo, Payne??? me llamaste en la puta madrugada diciéndome urgentemente que viniéramos a tu casa.. y ahora me preguntas que qUÉ HAGO AQUÍ!— el ojiazul terminó exasperado

INDIVIDUO Z025  [ziam] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora