𝐇𝐢𝐥𝐨 𝐌𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 | El hilo rojo une dos almas para amarse por la eternidad.
El hilo negro las une para odiarse hasta el resto de sus vidas.
Pero el hilo morado, une a dos almas para que ellas mismas decidan si odiarse o amarse para siempre.
Tae...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Caminábamos por las obscuras y frías calles, el autobus nos había dejado en la parada más cercana a mi casa.
Bueno, nuestra casa.
Durante el transcurso del camino, Beomgyu siguió agradeciendome y soltó uno que otro estornudo, debe de morirse de frío contando que no había dormido en un lugar con suficiente calor desde ayer.
— ¿Cuántos años tienes? — pregunté para romper el hielo.
— Veinte.
— Eso quiere decir que soy dos años mayor que tú — no sé por qué, pero me gustaba ser el mayor.
Beomgyu rió mientras se abrazaba a sí mismo, tenía consigo la mochila y una gran bolsa negra, quiero suponer que ahí estan algunas de sus pertenencias. Me había ofrecido a ayudarlo con eso pero no me dejó, dijo que ya era suficiente con el que yo le dé alojamiento.
— ¿Tienes hermanos o hermanas?
— No, soy hijo único — soltó un suspiro ante eso, como si estuviera aliviado de no tenerlos.
— ¿No te gustaría tener hermanos?
— Pues... — lo pensó un momento — sería lindo, si.
Sin darnos cuenta, ya estábamos parados en la puerta de la casa. Tomé las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta, al ingresar encendí las luces dejando ver la sala y una parte del comedor, cuando renté está casa no creí que fuera tan grande por dentro.
— Vaya, en serio que es grande — dijo ingresando con cuidado, como si temiese romper o dañar algo.
— Lo es. Ven, te mostraré tu habitación.
Comencé a caminar con Beomgyu siguiendome a cada paso, paseaba su vista por las paredes, los muebles, los pisos y por todos los objetos que tenía ahí, ya sean adornos, cuadros o cosas para la limpieza.
— Aquí es, no es una habitación muy grande pero es lo suficiente espaciosa, está algo sucia ya que no la uso pero si quieres, puedes dejar tus cosas acá y puedes dormir en mi habitación para tener asegurado de que dormirás en un lugar limpio — sonreí.
Él veía todo, creí que se quejaria por el espacio o la notable falta de limpieza pero no, sus ojos me decían lo asombrado que estaba por lo poco que había ahí, tocó los muros, las cortinas y el colchón que se encontraba ahí, relamente debí limpiar este lugar.
— Si duermo en tu habitación... tú....
— No te preocupes, yo puedo dormir en el sofá, es bastante grande y no sería la primera vez que duerma ahí — habían días que mi sueño no me dejaba llegar hasta el colchón de mi cama y simplemente me dejaba caer en el suave mueble.
Beomgyu, quien me daba la espalda, se giró a mí dirección, sus bonitos y tiernos ojos se conectaron con los míos.