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Los muchachitos a veces tomaban los crímenes, el vandalismo y la maldad en general sin esperar un castigo de por medio

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Los muchachitos a veces tomaban los crímenes, el vandalismo y la maldad en general sin esperar un castigo de por medio.

Eso pensaba Yesung al observar una fila de nueve jóvenes ser encarcelados en celdas cercanas a la suya, inclusive a uno lo metieron en su misma celda. El hombre pudo escuchar los llantos y lamentos de los adolescentes ya que los presos que llevaban más años encerrados se dedicaban a mostrarles la vida de un criminal devolviendo lo que cada uno había hecho.

A los ladrones les obligaron a quitarse las prendas y entregárselos a los criminales con más años en esa cárcel, a los golpeadores le daban doble ración de lo que ellos habían dado y a los violadores les demostraban lo que las víctimas de tales abusos sentían en carne propia.

De todos esos nueve adolescentes que tenían una vida por delante un muchacho de complexión delgada era el único que no gritaba o lloraba pidiendo inútilmente a los policías que los sacara de aquel sufrimiento.

- ¿Por qué estas aquí? - preguntó Yesung sentado en el colchón que hacía llamarse cama.

- Y-y-yo... - el pobre muchacho casi estaba seguro de que se orinaria encima por el temor de tener el mismo destino que sus amigos si decía su delito.

- Tranquilo, no te haré nada - respondió el adulto ante el nerviosismo del adolescente.

- A-apuñalé a mi hermana y-y ella está en el hos-hospital y golpeé a mi m-madre - decía sin poder evitar que la voz le saliera temblorosa.

En esos instantes, el muchacho de no más de veinte años sintió sus piernas temblar y comenzó a arrepentirse de sus crímenes al ver al hombre levantarse de la cama y caminar a su dirección.

- Sabes niño - habló casual, apoyando su espalda contra las celdas observando como el menor temblaba sin la posibilidad de moverse de su lugar - yo también dañé a mi familia, hace seis años que no veo a mi hijo y a mi esposa - sus palabras, por laguna razón salieron suaves, como un padre dándole un consejo a su hijo sobre la vida y el muchacho pudo sentirlo - los dañé mucho en verdad, casi los mato a ambos - sonrió aunque en su sonrisa no se podía apreciar ninguna emoción de alegría, más bien de arrepentimiento y tristeza - no sabes cuán arrepentido estoy de eso y apenas llevo seis años de los treinta y dos que debo cumplir - sus manos fueron a su cabello revolviendo este bruscamente.

- ¿P-por qué los golpeaba? - se atrevió a preguntar tomando un poco de confianza.

La mirada de Yesung se perdió en un punto en el suelo y sus manos cayeron a sus costados - mi esposa me engañó con otro hombre y mi hijo en realidad es hijo de él, la amaba tanto que no quería dejarla ir y la obligué a quedarse conmigo antes de que siquiera me diga algo más, le dije que aborte al niño pero ella se negó, ahora él debería tener veintiséis años ¿cuántos años tienes?

- Veinte.

- Tenía tu edad cuando vi por última vez sus ojos llenos de lágrimas - sin que él lo quisiese, las lágrimas brotaron de sus ojos pero esas no se compraban a las que su familia soltaba cada segundo que pasaron a su lado.

━ 𝐏𝐔𝐑𝐏𝐋𝐄 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐀𝐃, taegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora