Mente abierta

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John - psíquico
Sherlock - vampiro

💉💉💉

El departamento estaba tranquilo, todo estaba en silencio, un silencio inusual que incomodaba incluso a los que vivían allí. Un hombre de piel blanca cual cadáver, pómulos marcados, cabello rizado y belleza inhumana estaba de pie en la entrada del lugar. Lo envolvía una larga capa negra como si de una manta se tratase, el cuello de esta ocultaba sus mejillas de forma misteriosa, resaltando sus ojos rojos. Su mirada cruzaba el lugar hasta el otro individuo que habitaba la sala; un hombre de apariencia común, con cabello como el heno y ojos azules, que gustaba de usar suéteres y abrigos grandes. El rubio lo miraba desde la mesa junto a la ventana, tenía los dedos apoyados en las teclas de su computadora y una expresión de diversión en el rostro.

-Dejame entrar- exigió el rizado.

-Ya sabes lo que tienes que decir

-No lo haré

-Entonces no te daré permiso

El mas alto chasqueó la lengua y frunció aún mas el ceño. El rubio negó con la cabeza y giró a ver la pantalla de su laptop

-No creas que no escuché eso

-Te dije que no me leyeras la mente

-Tus pensamientos son muy fuertes

El pelinegro se movió de un lado a otro en la puerta, ansioso por entrar, su estómago rugió por el hambre. Dirigió su mirada al hombre dentro del departamento; entre sus ojos como el zafiro, los apetitosos labios rosados y su cuerpo bronceado, lo que mas le llamaba la atención al de rizos era esa piel exquisita que parecía haberse dorado al sol sólo para él. Posó la mirada en el cuello descubierto del rubio y se lamió los labios con hambre y sed.

-Callate- dijo el rubio.

-No he dicho nada

-Estás pensando, es molesto

El pelinegro alzó las cejas en sorpresa y su rostro se tornó en una mueca de indignación. En ese momento el celular del rubio sonó insistente y no tuvo mas opción que tomar la llamada

-¿Diga?- el psíquico giró para ver al de ojos rojos, -Si, aquí está

El mas alto pareció animarse de repente, creyendo que por fin lo dejaría entrar, pero el rubio se acercó a la puerta y le tendió el teléfono desde allí.

-Tu hermano

El mas alto bufó molesto

-No estoy disponible

-Ya le dije que estás aquí

-No para él

-Deja de hacer capricho y toma el teléfono

-Hazle caso al doctor, Sherly- dijo la voz al teléfono.

-No puedes molestarme en mi día libre, Mycroft- contestó alzando la voz.

-Todos los dias del año estás libre

-Exacto

El doctor negó y se llevó el teléfono al oído

-Haré que te llame luego

Colgó la llamada y miró al mas alto con la mirada que un padre daría a su hijo al que estaba a punto de castigar. Un escalofrío recorrió la columna del rizado.

-No puedo enviarte a tu cuarto porque tendría que dejarte entrar, así que, ¿prometes no hacer nada y devolver la llamada si te doy permiso?

-Lo prometo

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