Hielo que arde en llamas

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Khan - Criatura de hielo
Arthur - Criatura de fuego

❄️🔥❄️🔥

Amaba su cabello. Le gustaba verlo en la oscuridad, le gustaba verlo bailar con el viento. Amaba a su ser de cabello fuego, que literalmente tenía el cabello en llamas. Llamas rojas que se movían con gracias sobre su cabeza, se volvían potentes con ciertas emociones y se reducían con otras. Pero lo que mas odiaba era cuando las llamas estaban azules, eso nunca era buena señal, significa que el fuego estaba a punto de extinguirse y eso le causaba miedo.

-Arthur- llamó con su gélida voz.

-¿Mm?

-Necesito que me mires

El ser de fuego negó con la cabeza sacudiendo sus llamas mientras apretaba los ojos. Estaba sentado en la cama, abrazando sus piernas y ocultando su rostro entre las rodillas. Su cabello estaba azul y era una llama pequeña, que apenas cubría la superficie de su cabeza.

-¿Por qué no?

-...

El mas bajo alzó levemente la cabeza, dejando a la vista las chispas que brillaban en su rostro simulando pecas y sus ardientes ojos rojos, que se sentía como ver directo a la brazas cuando cruzaban miradas. El único problema es que Khan creyó ver el rojo en su mirada por el reflejo dela luz, pero en realidad las irises de Arthur estaban azules como su cabello.

-¿Qué te sucedió?

El ser de fuego desvió la mirada a un lado y luego volvió a esconder su cara. Khan, cansado, se subió a la cama para acercarse a él, pero sin poder tocarlo.

-Hablame- suplicó.

El mayor tenía ojos de tonos grises y celestes, era como ver el ártico en su mirada, y tanto su tacto como su voz eran fríos. Una criatura de hielo en su totalidad, que se había enamorado de quien podía matarlo. Estiró la mano hacia el brazo de Arthur y la apoyó con cuidado, la bata del pelirrojo se cubrió con una fina capa de hielo bajo la zona de su tacto, pero evitó que llegara a la piel del mas bajo. Las chispas en el rostro de Arthur explotaban sin fuerza creando un sonido de fogata, una que estaba a punto de consumirse por completo.

-Por favor, déjame ayudarte

Los hombros de Arthur se relajaron y finalmente cedió. Alzó la cabeza cubriendo el rostro con sus manos, separó los dedos para ver al mas alto y deslizó las palmas hasta su boca. Soltó aire por la nariz y bajó las manos por completo, Khan se sorprendió al ver los labios del menor azules y totalmente sellados por una delgada capa de hielo sobre ellos

-¿Eso es..?

Arthur asintió apenado.

-¿Por el beso?

Volvió a asentir.

-¿Y no puedes derretirlo?

Arthur enseñó la palma de su mano, Khan vio como la punta de sus dedos se volvía cada vez mas roja. Los acercó a sus labios, tocó el hielo y el rojo pasó a un azul preocupante que se extendió hasta la mitad de sus dedos. Apartó la mano con rapidez y cerró el puño para calentar sus extremidades. Khan se sintió extremadamente culpable, él había insistido en que se besaran, creyó que nada malo pasaría. Pero ahora Arthur no podía hablar y estaba muy débil para derretir el hielo en su rostro, su cabello y ojos azules lo confirmaban.

-Lo lamento

Arthur negó diciendo que no era su culpa y se señaló explicando que él aceptó el beso.

-Pero no entiendo porque estás tan débil, es solo escarcha. Puedes derretirla con facilidad

Un gruñido contestó a su duda. Ambos miraron el estómago de Arthur, el pelirrojo soltó un quejido y dejó caer su cabeza decaído

-Ya veo, no puedes comer- Esa frase solo deprimió más al pelirrojo. -Por eso no tienes fuerzas

Khan pensó en como podría arreglar eso y sus cálculos lo llevaron a una duda mas grande. ¿Cómo Arthur se debilitó tanto durante la expansión del hielo? Miró al ser de fuego, él estaba jugando con una pequeña flama en su palma. Se molestó al darse cuenta de que nisiquiera se había esforzado, solo lo dejó allí sin molestarse en intentar con mas fuerzas. Uno de los problemas de Arthur, es que era realmente perezoso. Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta

-¡Mm!- exclamó Arthur.

-No hay nada que pueda hacer. Tocarte para darte mi ayuda podría empeorar tu condición así que, a menos que conozcas a otro ser de fuego, te quedarás así para siempre

-¿¿Mm??

-Lo siento, pero morirás de hambre

Salió del cuarto y se quedó en el pasillo sin ser visto. Las chispas en el rostro de Arthur comenzaron a explotar con más fuerza a medida que el menor se cargaba de enojo; sus ojos se encendieron con furia y su cabello creció como una llamarada recobrando su rojo brillante. Se levantó de la cama arrojando las sábanas y se dirigió a la puerta, donde Khan lo interceptó antes de que pudiera salir. Sus mejillas se pusieron rojas al verlo y frunció el ceño

-¡Mmm! ¡Mm! ¡MMM!

Khan miraba fijo sus labios, vio gotas de agua resbalar por su barbilla y evaporarse en su cuello. Tuvo que alejarse un poco debido al calor que irradiaba su novio del cuerpo. De pronto el hielo se desvaneció por completo y Arthur abrió la boca

-¡Eres tan frío!... ¿Eh?- Se tocó la boca varias veces e incluso sacó la lengua para comprobar que podía abrirla. -Puedo hablar

-Felicidades

-Pero.. ya había intentado de todo

-¿Te lanzaste chispas a la boca y solo intentaste con tu dedos?

-...Muy bien, ¿cuál es tu punto?

-¿Por qué no lo intentaste con mas ganas? ¿Querías preocuparme?

-Es que.. yo solo quería..

-¿Es divertido molestarme?

-¡No! Solo.. no quería borrar el rastro de nuestro único contacto

Khan se quedó callado ante esa respuesta

-Sé que no podemos tocarnos durante mucho tiempo, por eso aquel beso significó mucho para mí. Cuando vi que mis labios se congelaban me asusté e intenté calentarlos, pero vi eso como tu marca y no pude deshacerme de ella. Lo siento por preocuparte

Las llamas de su cabello disminuyeron a la temperatura normal, las chispas de su rostro explotaban al ritmo de siempre y sus ojos brillaban lo suficiente. Khan estaba feliz de verlo bien, y escuchar esas palabras solo aumentó su felicidad, pero aguantó las ganas de abrazarlo y solo asintió con comprensión.

-Me alegra que estés bien. Y no necesitas hacerte daño para saber que te amo, mi riesgosa presencia aquí te lo demuestra

-Khan... ¡Quiero abrazarte!

-No.

-Lo sé. ¿Puedo al menos..?

Khan asintió y elevó su mano, poniendo la palma frente al mas bajo. Arthur la enfrentó con la suya, las acercaron sin llegar a tocarse. El pelirrojo sentía el frío que emanaba de la mano ajena y Khan sentía el calor de Arthur llegar a sus dedos, se sonrieron mutuamente sabiendo que el otro siempre estaría a su lado sin necesidad de estar pegados.

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