Capítulo 6. Reconocida Como Princesa.

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Athanasia había empezado el día de buena manera, sin embargo para ella había sido agotador tener que ir a ver a su padre sin Gilgamesh, ya que este se encontraba arreglando unos asuntos y por ello, ella tuvo que ir con Lillian a ver al emperador, quien la reconoció como su hija e incluso habían tomado en té juntos.

Sin embargo ella había extrañado a Gilgamesh así que en cuanto regreso se puso a buscarlo ya que no lo encontró en su despacho como siempre, tuvo que preguntarle a una mucama en donde se encontraba el rey porque si no, ni idea de donde podría estar.

Llegó hasta la habitación en donde la mucama le había dicho que estaba, escucho ruido en otra parte de la dicha habitación, y no sabía si era mala o buena suerte depende de cada quien, pero Gilgamesh estaba en una bañera tomando un baño relajante, sus miradas se cruzaron y la pequeña princesa intento huir.

Gilgamesh - ¿A donde vas Athanasia? - miro a la menor

Athanasia - Artie se va para que puedas tomar tu baño tranquilo - sonrió algo nerviosa

Gilgamesh - Anda ven - le hizo señas con una mano para que se acercara

Athanasia - Voy - se acercó un poco dudosa

Gilgamesh - Si querías tomar un baño conmigo pudiste haberlo dicho - acarició la cabeza de la menor

Athanasia - ¡No no es eso! - se sentía avergonzada por la situación

Gilgamesh - Esta bien - sonrió levemente

Y la situación actual era... No había palabras para describirla, la pequeña princesa se sentía entre avergonzada y sumamente feliz, pues ahora estaba en la misma bañera que el rey quien estaba bastante relajado, mientras que Athanasia jugaba con las burbujas que había.

Gilgamesh - ¿Cómo te fue hoy con tu padre? - preguntó de manera tranquila

Athanasia - Bien supongo, Artie aún no se acostumbra a ir a verlo, mañana quiere que vaya de nuevo - dijo mientras juntaba con sus manos burbujas las cuales soplo

Gilgamesh - Mañana si te acompañaré - sonrió

Athanasia - ¡¿De verdad?! - se veía un brillo en sus ojos

Gilgamesh - Claro, hoy ya arregle todo lo que tenía que arreglar - se veía una gran satisfacción en su cara

Athanasia - ¡Que bien! - estaba realmente feliz, incluso olvidando la situación actual

Le pequeña princesa olvido la pena y se puso a jugar, incluso con el rey pues le había puesto espuma en la cabeza jugando con su cabello, después de varios minutos de un relajante baño Athanasia fue sacada primero para que la vistieran, después salió el rey quien se encontraba bastante tranquilo, se dirigió a su habitación para vestirse.

Después de un rato recibió la visita de la menor, quien lo encontró sentado en la cama.

Gilgamesh - Veo que viniste - miró en dirección a la puerta

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Gilgamesh - Veo que viniste - miró en dirección a la puerta

Athanasia - Si, Artie ya está aquí - sonrió alegre y se subió a la cama

Gilgamesh - ¿Quieres que pida que traigan algún postre? - dijo mientras veía a la menor acomodarse a un lado de él

Athanasia - ¡Si! - sus ojos brillaron de inmediato en cuanto oyó aquella palabra, ya había comido varios dulces mientras había ido a ver a su padre pero adoraba comer pastel o otras golosinas en compañía del rey se le hacían más disfrutables

El rey había ordenado que llevarán algunos pastelillos a la habitación, en lo que eso sucedía este tomo un libro y empezó a leer para la pequeña, pues una actividad que disfrutaban ambos era que él le leyera cuentos, de verdad ella adoraba mejor el pasar tiempo con él rey que con su padre, sentía que si no se hubiera topado con su padre aquel día ella y Gilgamesh seguirían teniendo su tiempo para solo ellos dos.

Cuando menos se dio cuenta ya habían tocado la puerta, Gilgamesh dio la indicación para que pasarán, eran los pastelillos que había pedido el rey, la mucama los dejo y se pasó a retirar había notado lo feliz que estaba la princesa. Todos en el palacio sabían que la princesa adoraba al rey Gilgamesh ya que cuando no estaba cerca de él hablaba mucho sobre él y lo genial que era, algo que sólo Gilgamesh hacia era darle de comer a la pequeña princesa y Athanasia adoraba eso, si alguien le preguntara que era lo que a ella más le gustaba era simple responder, ser alimentaba por el apuesto rey Gilgamesh, obviamente usaría otras palabras pero sin duda era lo que ella más amaba, por eso esperaba ansiosa a que el terminará sus deberes para luego pasar tiempo con él.

Aún recordaba los primeros días de cuando el había llegado a su vida, ya que con ella solía ser bastante amable e incluso llegaba a jugar con ella, por las noches para que ella durmiera le contaba cuentos y a veces el amanecía aún lado de ella, sin duda agradecía al cielo o a cualquier dios por tan hermoso regalo.

Y ella a veces se creía egoísta por querer que la atención de él fuera solo para ella, pero sentirse querida y amada por alguien le agradaba, era algo que no había tenido antes, por ello siempre adoraba toda aquella atención que él rey le brindaba, se sentía querida y a cobijada por alguien, un cariño que no había recibido en su anterior vida, y que sin duda adoraba.

El rey sonrió tranquilo y acomodo a la menor en su cama, se había dormido después de comer algunos pasteles, la tapo bien y se acostó aún lado de ella, aún no dormiría él pero quería evitar despertarla, entendía que había sido un día pesado para la pequeña ya que no estaba acostumbrada a convivir con su padre, además sabía que después del baño no duraría mucho despierta, era un baño especial con hierbas relajantes, así que ya había previsto que ella se quedara dormida más temprano de lo usual.

Lillian entró a la habitación para dar su reporte de lo que había ocurrido durante la visita al emperador, sonrió satisfecho al oír que el emperador reconoció a la menor como la princesa del imperio de Obelia, ya había ore visto también eso pero se sentía orgulloso de que por fin pasara.

Después de aquel reporte Lillian se retiro de la habitación dejándolos solos de nuevo, el rey se levantó con cuidado de la cama y salió del palacio se dirigió a la terraza en donde tomó asiento, una mucama que lo vio ahí sentado fue a la cocina rápido y preparo té para él, al regresar vio que seguía ahí, se acercó de manera respetuosa dejándole la taza de té junto a unas galletas, el rey agradeció ese gesto.

La mucama sonrió feliz y se retiro dejándolo solo, la noche ya había caído, sin duda cuando menos se daba cuenta el día ya había pasado, dando lugar al cielo estrellado, tomó el té con tranquilidad mientras miraba el cielo, había tenido otra visión una en donde Athanasia ascendía al trono de Obelia como emperatriz, era algo bueno sin duda, aunque algo que traería consigo muchas responsabilidades, pero sería algo que pasaría a futuro, así que aún había tiempo hasta que eso pasará y disfrutaría de ese tiempo sin duda alguna.

✰⃟Prιᥒᥴᥱ᥉ᥲ ꧑íᥲ⸙𝆕࿐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora