Capítulo 5

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Harry se sentía mal, culpable.

La sensación aumentó cuando escuchó el llanto desgarrador de Amy en el momento que le dijeron el diagnóstico de Louis, al escuchar como Carl le rogaba que despertara.

No había esperanzas de que Louis despertara en los siguientes días, dudaban de que fueran semanas y eso asustaba.

Los padres del gimnasta desaparecieron luego de una hora, tenían dos bebés de los que hacerse cargo y como habían firmado que Harry sería el responsable -al menos por dos días- de cuidar de su hijo, ellos contaban como visita y el horario estipulado se había acabado.

—Ay ojitos..— le acarició uno de los moretones que tenía en la cara —¿Hasta cuándo nos tendrás con el ánimo por los suelos?

Esperó respuesta, lo cuál fue estupido.

—Anda, no te hagas rogar y déjame ver ese azul hermoso que escondes debajo de tus pupilas— se arrodilló —Dolera... dolerá mucho Louis, pero tienes que ser fuerte. No estás solo, tienes a más gente de la que tú crees esperando por tu recuperación.

Secó con brusquedad sus lágrimas.

—Estás en el periódico, ¿sabes?— le sonrió —Hicieron una foto genial de tus volteretas en las barras esas, además de que fotografiaron tu sonrisa luego de caer perfectamente. Es una de mis favoritas, ¿crees que si las pido me las enviarán? Quiero tenerlas en un cuadro, sería una linda decoración para esta habitación, es algo... aburrida.

Tiró de la silla que tenía en una esquina, se dejó caer y entrelazo con cuidado sus dedos con los contrarios.

Chasqueó la lengua —Casi lo olvido— llevó su mano libre al bolsillo de su chaqueta —Tu mamá me dio esto..— susurró mirando la medalla de Louis.

Sus ojos recorrieron la habitación buscando un lugar donde poder colgarla, sonrió cuando lo encontró.

Se puso de pie y quitó el cuadro horrible que había frente a la cama del castaño. Lo dejó con cuidado en el suelo y vio el pequeño clavo en la pared. Colgó la medalla con una sonrisa orgullosa.

—¿Qué tal?— se dio la vuelta con sus manos en la cintura —Yo creo que se ve bien, es una linda medalla, te la mereces— volvió a sentarse y a tomar la mano de Louis —Lo que hiciste en esas barras fue una locura, no puedo esperar para verlo de nuevo..— calló.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, murmuró una disculpa y cubrió su rostro en cuánto comenzó a llorar.

Esa noche no durmió, no pudo y tampoco quería hacerlo. Se dedicó a mirar cada detalle de la habitación, a mirar por la ventana, usar su celular y detallar a Louis.

—Tu padre dijo que se siente raro tenerte tan quieto y callado, porque siempre eres muy enérgico— cerró sus ojos con fuerza —No te conozco, no sé cómo eres, lindo. Pero... se siente raro y feo no escuchar tu voz, necesito verte saltar por toda la habitación, tus padres también lo necesitan y... tú también— dejó un beso en su frente antes de volver su mirada a la ventana.

A primera hora de la mañana, una mujer apareció. Miró unos segundos a Harry antes de acercarce a Louis y revisarlo.

—No quiero molestarlo pero... hay personas esperando afuera— el rizado frunció el ceño.

—¿Quiénes son?

—Dijeron que son amigos del paciente, no puedo dejarlos pasar porque aún no es horario de visita pero en mi opinión, no se ven como amigos del joven Tomlinson.

Asintió —Gracias por avisarme, con permiso... iré a ver— la mujer le sonrió y Harry se apresuró a salir de la habitación.

Dos chicos y una chica esperaban en los asientos pegados a la pared.

Broken |LS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora