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Jean Pierre Polnareff siempre supo que su vida debía ser una gran aventura. Desde que era pequeño, se imaginaba a sí mismo siento una suerte de explorador, que recorría todo el mundo encontrando tesoros y explorando ruinas antiguas.
Claro que lo más cercano a eso que había hecho había sido escaparse de la escuela para luego ser castigado.
La escuela jamás fue su prioridad. Había entrado a la universidad sólo porque se sentía como lo que debía hacer, pero luego de apenas unos pocos semestres, abandonó la carrera para dedicarse a viajar por todo su país, Francia.
Pero el momento de su verdadera aventura llegó hacía un par de meses, cuando su hermana menor, Sherry, terminó la preparatoria. Antes de entrar a la universidad, le había propuesto a Jean irse de viaje por Asia. Él había aceptado sin pensarlo dos veces.
Así, los hermanos Polnareff habían pasado los últimos dos meses recorriendo algunos países de la parte sur del continente asiático, y, cuando se encontraban en Emiratos Árabes Unidos, decidieron hacer una última parada antes de regresar a Francia, como lo tenían planeado.
Así fue como terminaron en Egipto. Regresarían apenas justo a tiempo para el primer día de universidad de Sherry. Pero no importaba, tenían que aprovechar para conocer aunque fuera la ciudad de El Cairo. Les hubiera gustado tomar uno de los cruceros que recorrían el Nilo, pero la verdad ya no les quedaba tanto dinero. Era eso, o regresar a Francia.
No era como que pasar una semana en El Cairo fuera algo decepcionante. Había muchos lugares por conocer. El primer día, Jean y Sherry habían visitado el Museo Egipcio, lo cual sólo había servido para aumentar sus ganas de conocer las pirámides. Claro que para eso necesitaban un guía, o por lo menos indicaciones. Su presupuesto tampoco alcanzaba ya para unirse a un tour.
En la tarde del segundo día, Jean y Sherry se la habían pasado recorriendo las calles de la ciudad, deteniéndose en algunos edificios importantes, charlando con personas y, en general, empapándose de la cultura más "callejera".
Jean había escuchado que los vendedores egipcios podían ser muy insistentes, pero no se imaginó que tanto. Aparentemente, hay que ignorarlos y no decirles que no, porque eso sólo conducía a un largo discurso para tratar de convencer al cliente.
El punto era que Jean había estado tratando de quitarse de encima a un vendedor de telas, y para cuando lo logró, no vio a su hermana por ningún lado.
Pasó un buen rato buscándola entre los cientos de personas que caminaban por la calle abarrotada de puestos callejeros, y tuvo que sacarse de encima a varios otros vendedores, pero no, ni rastro de Sherry.
¿Debería llamar a la policía? No, eso le parecía un poco extremo. Había mucha gente en la calle, seguro los policías le dirían algo como que pronto aparecería, o que necesitaba pasar un determinado número de horas.
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Hasta Que Te Conocí
FanfictionEn esta serie de OVAs, les presentamos las historias de cómo se conocieron los matrimonios del fanfic "Me Quieres o Me Olvidas". Continuación del AU de la página de FB Jojotos Tercermundistas.