7. Jonadio

2.1K 177 2K
                                    

*****

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*****

Dionisio Brando tenía solo 10 años, pero ya desde entonces era su responsabilidad mantenerse a sí mismo y a su padre.

Ante los ojos de los demás, la familia Brando, conformada solamente por Darío y su hijo Dionisio, era una más de tantas familias pobres que vivían en el barrio bajo de la ciudad. Y bueno, no se podía aspirar a más por el momento, siendo que Darío era un alcohólico con un trabajo mediocre en una granja de caballos.

Lo que nadie sabía era que, de hecho, Darío no era quien trabajaba limpiando los establos. Era el pequeño Dionisio quien se ocupaba de eso. Su padre, siendo el vicioso que era, se quedaba dormido entre las pacas de heno toda la mañana. Dionisio era quien hacía todo el trabajo. No podía permitirse que despidieran a su padre si se sabía la verdad.

Y no era que le importara mantener intacta la reputación al viejo, sino que de perder ese ingreso, sería muy difícil que volvieran a contratar a Darío.

Así que Dionisio se ocupaba de ir a la escuela, correr a la granja de caballos, hacer el trabajo de su padre y luego volver a casa a hacer sus tareas.

Esta rutina lo agotaba, pero no tenía de otra. Si algún día iba a ser un hombre muy rico, tenía que seguir siendo el mejor en la escuela.

Ese día, él estaba repasando en su mente la lección de matemáticas de aquel día mientras recogía el estiércol de los caballos con una pala y lo amontonaba en una pila que ya comenzaba a estar llena de moscas, y lo único que escuchaba alrededor era el zumbido de estos insectos, los resoplidos de los caballos y los ronquidos de su padre.

Por eso, el rubio se percató de inmediato que algo andaba mal cuando escuchó el crujido de la paja siendo pisada.

Se volvió hacia la entrada del establo y vio que alguien se escondía rápidamente detrás de la pared.

Antes que otra cosa, sintió miedo. Alguien lo había visto, podrían darse cuenta de lo que estaba pasando y...

No. Se tranquilizó rápidamente. No había problema, simplemente diría que su padre salió un momento y él se ofreció a ayudar. Sí, eso funcionaría. El niño rubio siempre tenía un plan.

Se percató entonces de que no había escuchado pisadas de que alguien se alejara. Él dio un par de pasos hacia la entrada y se animó a decir:

—¿Quién está ahí? Sé que sigues ahí, no te escuché alejarte.

Luego de un par de segundos de silencio, otro niño hizo su aparición. Debía tener la misma edad que Dionisio, pero era un poco más alto. Tal vez era por la luz, pero parecía que su cabello era un color azul oscuro.

—¿Qué haces aquí? ¿Me estabas espiando? ¿Quién eres?— preguntó el rubio, casi de manera acusadora

—¡Lo siento! No quería asustarte— respondió de inmediato el otro chico

Hasta Que Te ConocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora