𝗖𝗢𝗠𝗢 𝗟𝗘 𝗗𝗜𝗚𝗢 - 𝗞𝗮𝘆𝗻𝗲𝗮 ✓

❝𝗖𝗔𝗧𝗢𝗥𝗖𝗘❞

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𝗢𝗠𝗡𝗜𝗦𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘:

Después de un largo rato de que los dos chicos estuvieran abrazados en el sillón buscando refugio en el otro, el rubio se durmió por lo que su acompañante decidió llevarlo a su habitación para que pueda descansar mejor. Una vez ahí el morocho trataba de alejar la tristeza que lo consumía por dentro al ver lo mal que se encontraba Joaquin, sus parpados hinchados, los labios y la nariz roja debido al llanto, y el notorio tono más claro de su piel. Hace bastante tiempo que no lo veía así, pero ahora pareciera que el dolor es aún más intenso ya que él es la persona que ama.

Le costó asumirlo, pero cuando dejaba caricias en el cuerpo ajeno su mente no dejaba de divagar entre las ganas que tenía de besarle, de ayudarlo a sanar y de protegerlo de cualquier cosa o persona que quiera hacerle mal. 

Al ver la paz con la que dormía el rubio, Ivo se levantó para ir a ducharse. Luego de terminar volvió a su habitación a vestirse y decidió ir a cocinar algo para que cuando el otro despertase pudieran comer juntos.

Cuando terminó de cocinar tomó su celular para revisar sus redes sociales, mientras pasaba historias de Instagram escuchó un ruido proveniente de la planta de arriba, por lo que supuso que Joaquin se había despertado.

Subió las escaleras en dirección a donde descansaba el rubio pero no lo vio ahí. La desesperación lo ataco de golpe ¿dónde se había metido?

—Joaco! ¿Dónde estás?—

Al no recibir respuesta salió de ahí, revisando las distintas habitaciones para ver si lo encontraba, y aún así nada. Pareciera que un foco se encendió en su cabeza y fue hasta el baño que era el último lugar que le faltaba revisar.

—Joaquin, dale abrime se que estás acá.—

Nada.

El nerviosismo del morocho aumentaba cada segundo ¿por qué carajo no le abría?

—Eu chiquito hermoso, abrime porfa me estás asustando.—

Escuchó un sollozo del otro lado, eso lo calmaba en cierta parte pero no del todo. Recordó que tenía en su velador una llave que abría el baño, agradeció internamente al Khea del pasado por haberla guardado.

Volvió para abrir la puerta, y sus ojos vieron una de las imagenes más destructivas para él, una que pensó nunca más tendría que volver a ver.

Joaquin sentado en el piso a punto de perder la conciencia y con un brazo lleno de cortes.

Rápidamente se acerco a él y quitó la navaja que sostenía débilmente con sus dedos.

—Dios Joa, de dónde sacaste esto? Sabes no importa mirame, abrí los ojos y mirame.— dijo en tono de preocupación tomando entre sus manos la pálida cara del chico.

Lentamente Joaquin abría los ojos pero no los podía mantener por mucho, sentía que su cuerpo se desvanecía.

—Mierda! No no no.— repetía Ivo dándose cuenta de la situación y de como el rubio perdía mucha sangre.

Tomó un poco de papel higiénico, tratando de limpiar y hacer presión  para que dejara de salir tanta sangre.

—Dale Joaco hablame de cualquier cosa, pero porfa tratá de quedarte acá.—

—P-perdón.—

—No pidás perdón, solo hacé el esfuerzo por mi, no te vayás.—

Siguió con lo mismo por un rato hasta que dejaba de salir sangre. Se levanto de ahí en busca de las cosas necesarias para curar las heridas y también le dio un vaso con agua a Seven para que despabilara.

—Por favor no volvás a hacer esto, vos sabes que asi no arreglás nada y que te hace tanto mal a vos como a mi.— habló el morocho una vez que termino.

—No es fácil Ivo, siento que merezco lo peor, ni siquiera se como te esforzás en que yo este bien.—

—Y como no esforzarme, no te quiero ver mal, no te quiero perder, no tenés idea lo necesario que sos en mi vida.—

El rubio hizo una mueca demostrando que no estaba convencido de aquello, en su mente se cuestionaba "¿cómo Ivo puede necesitar a alguien tan inútil como yo?".

Por otro lado el trenzudo ya no sabía como demostrarle lo mucho que le importaba y cuanto lo amaba, sabía que en el fondo Joaquin dudaba de que alguien lo quiera.

—Tengo miedo de como reacciones, pero no me voy a guardar lo que siento por más tiempo.— dijo Ivo antes de estampar sus labios con el contrario, un escalofrío recorrió su espalda ante este contacto.

—Perdón c-capaz vos no...— susurró alejándose pero un nuevo beso iniciado por Joaquin lo calló.

Ambos se concentraron ahí, en ese mundo de fantasía que existía solo para ellos dos cada vez que se besaban, donde dejaban todo atrás y se dedicaban a disfrutar del otro.

Al separarse juntaron sus frentes sin dejar de sonreir.

—Gracias te amo.— mencionó tímido Joaquin, dudando de sus palabras.

—Yo te amo más, nunca dudes de eso.— contestó Ivo volviendo a besar esos adictivos labios rosas.

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*gritos de fangirl*