El Verdadero Enemigo - Parte 2.

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Nadie notó cuando los dos supuestos expertos en balística de Hoboken junto con un veteranop detective desaparecieron en las tinieblas de una puerta que normalmente no debería estar dentro del último cubículo del baño de damas, así que cuando el últmo de los tres cerró la puerta, el constante ruido de los policías en la escena del crimen fue silenciado en su totalidad.

-No puedo ver nada.- dijo el detective Samuel Moore, quien fue el segundo en entrar en el extraño umbral del Red Moon Club. Los símbolos escritos en el marco de la puerta, según lo que había dicho Vanessa, era obra de Cat Brown, y Benjamin Preston ya podía creerlo todo en esta vida.

-Qué mala suerte, detective. Afortunadamente, Benny y yo podemos ver con exactitud todo lo que está aquí dentro; que valga decir, es asqueroso.- respondió Vanessa, cuya voz resonaba en lo que para Benjamin parecía ser una cueva o un túnel. 

Vanessa tenía razón. Benjamin podía ver cada detalle del interior de aquel lugar. No estaba nada limpio, el suelo estaba repleto de botellas, papeles y charcos de cosas que él no sabrá identificar con exactitud, pero que daba la impresión de ser excrementos con sangre y agua sucia. El túnel no medía más de dos metros de ancho, pero de no ser porque el techo se alzaba a por lo menos ocho metros por encima de ellos, el olor allí habría sido nauseabundo.

Si miraba hacia el frente, se podía distinguir a lo lejos pequeñas luces que titilaban a ritmos diferentes, como si se tratara de una especie de código morse o como si quisieran enfatizar que aquel era el camino que debían seguir.

-Vanessa, hace menos de dos horas que te conozco y la precepción que tengo de ti es que eres una criatura despreciable.- djo el detective, que se hallaba de pie, casi inmóvil. Sus ojos estaban muy abiertos, intentando absorber la mayor cantidad de luz posible.

-Ten cuidado con lo que dices, detective. Aquí en este túnel podría ser tu última morada.- le advirtió Vanessa, y fue cuando Benjamin explotó.

-¡Ya basta!- exclamó, y ambos, Samuel Moore y Vanessa Lancaster, quedaron igual de inmóviles.- Ya tuve suficiente con las idioteces que se dicen ambos. No puedo creer que en menos de dos horas se odien a muerte, tanto o más como Cat Brown nos odia a los tres. Porque sí, desde que el detective dijo que había escuchado el nombre de esa loca mujer en relación al asesinato de su esposa, no he dejado de pensar en que los tres tenemos algo en común: Ella nos ha quitado algo.-

Benjamin habría querido decir 'alguien', pero no quería que Vanessa o el detective supieran su pasado, su oscuro pasado que cada vez que venía a su memoria parecía venir con mayor lucidez.

-Bien, oficialmente le pido disculpas por todo lo que he dicho. Lamento haber sido descortés, detective Moore.- dijo Vanessa, extendiendo su brazo para que el hombre le estechara la mano. Pasaron alrededor de diez segundos, pero se sintieron como horas hasta que el detective fuese recíproco con el gesto.

-Igualmente, señorita Lancaster. Me retracto de todas las ofensas que le he hecho. Si de ahora en adelante vamos a estar juntos descubriendo qué carajos es lo que sucede con esa Cat Brown, es mejor que sea por las buenas.- admitió el detective, quien luego de estrecharle la mano a su nueva 'colega', habló nuevamente- Ahora si no les molesta, tenemos que movernos de aquí si queremos salir de esta penumbra. Estoy tan ciego como un topo en esta oscuridad, así que necesito que me echen una mano.-

-No tan rápido, detective. Aún no somos amigos.- dijo Vanessa en voz burlona. Benjamin le dirigió una mirada fría que hizo que Vanessa alzara los hombros, en señal de que no le importaba.

-Yo lo guiaré, detective.- se ofreció Benjamin, y le tomó del brazo. 

Vrykolakas: La Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora