-Esto es lo mejor que puedo ofrecerles.- dijo Samuel Moore a los dos vampiros que sencontraban dentro de su casa, observando con detenimiento el umbral que conducía hacia el sótano de la desordenada casa del detective.
Las escaleras parecían fundirse con la oscuridad que se profundizaba a medida que se descendía por ellas, pero para suerte de Vanessa y Benjamin, ambos podían ver con completa normalidad en las penumbras.
-De nuevo bajo la tierra.- se quejó Vanessa- El hecho que esté muerta no quiere decir que me encante estar enterrada. Extraño mi casa en Boston.- Vanessa miró de soslayo al detective, quien sonreía ante la actitud infantil de la inmortal.
-Eres una mujer bastante peculiar, Vanessa Lancaster.- dijo el detective, aún con risa en su voz.
-Lo sé, cariño. Tienes suerte de conocer a alguien como yo.- dijo ella, con aires de coquetería en su más perfeto acento británico. Alzó un hombro que la hizo ver muy femenina, haciendo contraste con la imaen de machorra que se gastaba. Se pasó una mano por el flequillo largo que le cubría un ojo, descubriendo el hombe veterano que la chica inglesa poseía unos llamativos ojos verdes.
Benjamin observaba en silencio la interacción entre ambos, y se sintió aliviado al darse cuenta que la mujer que le había convertido y el detective que estaba encargado de descubrir su caso estaban comenzando a llevarse bien.
Los constantes choques de personalidad entre ambos eran probablemente la causa de que Benjamin lograra desbloquear el terrible pasado que aún en ese momento le acechaba. La muerte de su madre era un fantasma que había logrado que el extraño comportamiento de Benjamin se exacerbara, y la amenaza de su padre retumbaba en su cabeza cada noche al dormir y cada mañana al levantarse. Ahora que era un vampiro y se había vuelto incapaz de pernoctar, en su mente siempre se hallaba la presencia constante de su padre, quien de pronto se transformaba en una mujer pelirroja de aspecto sensual y aterrador.
-Que tengan buenas noche... ¿Pero qué digo? ¡Buenos días, amigos vampiros!- dijo el detective, riendo de pronto a carcajadas mientras cerraba la puerta del sótano, dejándolos solos.
Más de diez minutos pasaron en silencio, sin que ninguno de ellos pronunciara palabra alguna. Para Benjamin, daba la impresión de que era el momento de mayor calma en el que se había encontrado desde hacía mucho tiempo. Pensó que había sido un error permanecer en aquella casa en donde había visto el horror de la humanidad aparecer súbitamente de nuevo en su vida, pues no había logrado sentirse en paz consigo mismo desde que había despertado dentro del ataúd.
Benjamin Preston cerró los ojos, disfrutando de aquel momento tan preciado que había estado esperando desde hacía mucho; pero de pronto, una nube de oscuridad se posó sobre aquella calma. Sabía que no pasaría mucho antes que algún obstáculo apareciera en su mente. Ella, Cat Brown, era la única sombra que se extendía entre su completa tranquilidad y él. Ella había sido el arquitecto de la absoluta destrucción de la vida de Benjamin, y su corazón comenzó a arder de odio. Después de todo, él era un vampiro de venganza; era la única razón por la que había vuelto de entre los muertos.
-Benjamin, sé lo que estás pensando. Sé que toda esta mierda que nos ha pasado es culpa de la zorra de Cat Brown- dijo Vanessa, rompiendo el silencio y sacando a Benjamin de aquella niebla colérica en la que se encontraba.- Tendrás tu venganza, puedo asegurarte que sí. Pero debemos esperar a que anochezca. Lamentablemente, el sol es otro obstáculo por el que debemos pasar si queremos sentirnos completos nuevamente, tú vengando a tus amigos, el detective vengando a su esposa...-suspiró- y yo haciéndole pagar con creces por lo de Willie.-
-¿Tu amabas a Willie?- le preguntó a Vanessa sin pensarlo. Benjamin no andaba con rodeos al momento de hacer preguntas. Incluso aunque doliera. Él había visto en su cabeza aquella masacre en el barco sin nombre en el que la amante de Vanessa, una linda chica llamada Willie, había sido asfixiada hasta la muerte.
ESTÁS LEYENDO
Vrykolakas: La Venganza.
VampireEn la noche del 23 de junio de 1992, ocurrió un horrendo crimen en una residencia de estudiantes de medicina. Esa masacre es el comienzo de la historia de Benjamin Preston, un hombre con un carácter bastante diferente al de los demás. Benjamin ha vu...