Benjamin se había quedado pensando en lo que el detective le quiso decir la noche de graduación en la universidad, la noche en la que se suponía que tanto él como sus amigos recibirían el título. En ese momento, él no se encontraba en el mejor de los humores para sostener una conversación, y menos si se trataba de algo que no tenía intenciones de cambiar.
Entre lo que llegó a escuchar antes de desaparecer y dejarlo con las palabras en la boca, supuso que lo que el viejo detective Moore quería hablarle era acerca del plan de venganza que tenía contra sus asesinos, pues el hombre que esa noche estaba justo bajo el árbol dónde Benjamin se ocultaba le había dicho algo acerca del asesinato en el Red Moon Club.
Benjamin no iba a suspender su plan.
Entre las características de Benjamin Preston, la terquedad era una de las principales actitudes que poseía. Nadie podía hacerle cambiar de opinión, además de que era casi imposible que él se equivocara en lo que fuese. Su capacidad de memorizar grandes cantidades de información era algo que le había ayudado a debatir sus pensamientos con el resto del mundo. Claro, cuando a él se le antojaba hacerlo.
Esa tarde, había estado dando vueltas por toda la casa pensando cuál sería su próximo movimiento, pues ahora en todas las primeras páginas de los diarios aparecía la noticia ‘¿Asesino en Serie en Nueva York?’
Ahora, las personas de la ciudad estaban aterradas pues los asesinatos más violentos de la ciudad en por lo menos cincuenta años habían ocurrido con poco tiempo de diferencia, creando el rumor de que un sádico asesino vagaba por las calles neoyorkinas asesinando a personas al azar. Comenzando por los seis estudiantes de medicina en la residencia.
Como allí había sido el lugar dónde comenzó todo el horror entre los habitantes, Benjamin se puso en estado de alerta, pues la policía vigilaba constantemente la calle, producto de las varias llamadas que la policía de la ciudad había recibido diciendo que alguien estaba viviendo en ‘la casa de los seis’.
Por suerte, él había encontrado un sitio cercano a dónde podía huir en caso de que la policía entrara a la casa. Lo que le sorprendía era que los vecinos se dieran cuenta de su existencia, pues él jamás encendía las luces, y la pintura que cubría las ventanas impedía que se viera al interior.
Entonces, según lo que creían los vecinos, él era el asesino que aparecía en los diarios, quién había decidido volver a la escena del crimen y regodearse con el recuerdo de lo que había cometido.
Luego de haber comenzado con su venganza, Benjamin se había cuestionado lo sencillo que había sido asesinar al primero de los involucrados en la masacre de hacía casi un mes. Le parecía ridícula la manera en la que el hombre prácticamente le había seguido hasta la parte trasera del club, había caminado directamente hacia su muerte. Lo que ahora le rondaba por la cabeza cada vez que recordaba esa escena, eran las últimas palabras del pequeño hombre afroamericano.
‘Necesitábamos encontrar seis personas con un sueño… Y las encontramos.’
Benjamin sentía cierta inquietud ante esa frase, pues no es algo que un asesino común y corriente le confesaría a su victimario. Recordó que por unos instantes creyó que aquel hombre era también alguien como él, un vampiro, pero había desechado la idea tan rápidamente como llegó. Pero si de algo estaba plenamente consciente, era que aquel grupo de asesinos no eran normales en su totalidad.
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Vrykolakas: La Venganza.
VampireEn la noche del 23 de junio de 1992, ocurrió un horrendo crimen en una residencia de estudiantes de medicina. Esa masacre es el comienzo de la historia de Benjamin Preston, un hombre con un carácter bastante diferente al de los demás. Benjamin ha vu...