IV

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"Fue ahí, entre risas y profundas miradas que pude entender que mi corazón te pertenecía complemente".





El día no comenzó de la mejor manera cuando mi sueño se vio interrumpido por pequeñas gotas de agua que caían sobre mi rostro. Gruñendo y pateando las mantas a un lado, logre incorporar mi cuerpo hasta percatarme que estaba completamente sola. Levantando la vista hacia el techo, pude divisar una gran mancha de donde provenía la gotera. Evitando no caer al poner mis piernas en movimiento, me deslicé hasta la ventana corriendo la cortina a un lado. La tormenta parecía haberse detenido, las nubes se alejaban en el horizonte dándole entrada a un resplandeciente sol, podían verse pequeñas y grandes ramas esparcidas por el suelo del patio trasero haciéndome saber que el daño había sido inevitable. Tomando mi teléfono en mano, oprimí el botón de encendido recordando que había olvidado por completo ponerlo a cargar; aquello no podía indicar más que problemas con Mary. Buscando el cargador de John B por alguna pare de la habitación, deslicé mi mano entre los cajones de su mueble para no encontrar nada en lo absoluto. Luego de varios minutos, la idea de que probablemente la energía eléctrica fuera inexistente apareció por mi mente. Comprobándolo efectivamente al divisar el reloj despertador a un lado de la cama totalmente apagado.

Genial, probablemente mi padre este contactándose con la fuerza armada para aquel entonces.

Tratando de no preocuparme demasiado en cual fuera a ser mi castigado cuando volviese a casa opte por buscar alguna prenda entre los cajones del armario de John B. El atuendo que llevaba la noche anterior debía de estar completamente mojado, tomando unos shorts que podía recordar que el castaño ya no usaba, los pase por mis piernas con rapidez haciéndole un nudo a la camiseta. No estaba del todo segura de volver a casa, si lo hacia corría el riesgo de no salir por un largo tiempo de mi habitación. No era como que me molestase, pero el verano recién comenzaba y no podría pasar mucho tiempo sin mis amigos por más dolor en el trasero que estos fuesen. Me encaminé por el pasillo directamente hacia la cocina, siendo que era la segunda noche que pasaba en el lugar podía adivinar que el desayuno corría por mi cuenta, era algo que John B había dicho tiempo atrás. Lo cierto era, que ninguno de los Pogues tenían la cualidad necesaria de la cocina excepto por Kiara, quien sin duda hacia los mejores snacks. Por más que quisiera que la castaña se encargase de ello, esta pasaba su tiempo ayudando a sus padres en el restaurante dejándome perdida con tres adolescentes totalmente hambrientos.

Fruncí el ceño al encontrarme con un silencio extraño en la cocina. Percatándome que la silueta de JJ no estaba donde lo había dejado la noche anterior me adelanté hacia la puerta de entrada, los rayos de sol pegaron sobre mi rostro con fuerza causando que cerrase los ojos rápidamente. Un par de voces unos metros más adelante, me llevaron a comprender que habían despertado mucho rato antes de lo que lo había hecho yo. Volviendo a abrir los ojos, acostumbrándome a la luz natural divisé cuánto daño había dejado el huracán. El árbol que sostenía las hamacas de John B estaba totalmente destruido tirado a un lado de la casa. El bote había sido arrastrado tierra adentro siendo llenado totalmente de ramas. Mis labios se formaron en una rápida mueca al percatarme que el resto de la bahía seguramente estuviera en la misma o peor forma.

-Creo haber sido claro al decirte que dejaras de tomar mi ropa Aly.

-Buenos días para ti también JB- murmuré mientras me sentaba en las escaleras de la entrada. No mucho tiempo atrás, habíamos tenido la conversación, o solo fingí haberlo escuchando, en la cual me hizo saber que si seguía tomando prendas suyas tomaría las mías y comenzaría a usarlas él. Por más estúpido que aquello pudiese haber sonado, la sola idea de verlo intentarlo generaba que una risa incontrolable saliese. Le hice entender que las suyas eran más cómodas, por lo cual el chico entendió que sus esperanzas eran nulas. JJ por su lado sufría de la pérdida de sus gorras o anillos, al contrario del castaño no parecía molestarle en lo absoluto, de hecho repetidas ocasiones quitaba las gorras de su cabeza para colocarla en la mía.

Calypso || JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora