Diciembre del 2002
Los inviernos en Detroit eran malditamente fríos. En esas fechas, las calles estaban recubiertas por una fina capa de hielo, y las pequeñas casas de los suburbios terminaban pintadas de blanco por la primera nevada de la temporada. Todo eso podría parecer hermoso para algunas personas, sobre todo tomando en cuenta que las fiestas decembrinas eran una excusa popular para que la familia se reuniera, se dieran regalos entre ellos y pudieran tener una cálida cena juntos. Eso a menos que vivieras en el barrio de Louis.
A él jamás le había gustado la Navidad. Era esa época en el año en dónde apenas había comida en su refrigerador, las cuentas de luz jamás estaban pagadas, y además las deudas no hacían más que apilarse unas arriba de otras porque su madre gastaba el poco dinero que les quedaba en botellas de whiskey barato y todo tipo de drogas.
Por todas esas razones, no era ninguna sorpresa que estuviera sentado en el pórtico de su casa, fumando un cigarrillo a pocos minutos de que dieran las doce de la noche.
Louis había aprendido a sostener un cigarrillo desde los doce años, así que ahora que tenía dieciséis, podía inhalar y soltar el humo con una naturalidad atemorizante. El humo quemaba en sus pulmones, pero le calentaba el cuerpo, y eso era todo lo que a él le importaba, combatir ese frío infernal que amenazaba con congelarlo hasta los huesos.
En su calle, reinaba un silencio sepulcral. Suponía que las personas que vivían allí no podían costearse tener una clase de fiesta decente. Ninguna de esas pequeñas y viejas casas estaba adornada por más que escasas hileras de pequeños focos blancos, que parpadeaban intermitentes, como si pudieran apagarse en cualquier instante. Sabía que lo más probable era que sus vecinos estuvieran borrachos hasta la inconsciencia, y por eso el ambiente tan tranquilo. No era como si hubiera estado esperando villancicos, había vivido ahí el tiempo suficiente como para saber cómo funcionaban las cosas. Andar por esas calles a altas horas de la noche era prácticamente una invitación a ser asaltado a mano armada, y a saber cuántas otras atrocidades más.
El invierno traía frío y hambre, y esas dos cosas se agudizaban durante la noche, así que era mejor que se fuera del pórtico. Cuando estaba a punto de levantarse para volver a entrar en su casa, el ruido de una discusión estallando lo detuvo en seco.
Las peleas eran normales en su vecindario, todo el mundo tomaba y consumía sustancias ilegales, era un barrio problemático, y él había visto de todo. Ell ruido había llamado su atención porque provenía de la casa junto a la suya. Una familia nueva se había mudado ahí hace poco. Una beta y su pareja, junto con un niño que parecía tímido. Louis no les había prestado demasiada atención, porque se veían como personas aparentemente normales... pero las feromonas que provenían de esa casa no eran ninguna broma. Eran feromonas de alfa.
Sus piernas se pusieron débiles, y una sensación de repulsión hizo que su cuerpo entero se tensara. Louis había escuchado de las feromonas de los alfas, y lo que podían causar en el cuerpo de las personas. Él jamás había estado cerca de uno antes, pero por las sensaciones que estaba experimentando, podía entender porque la gente les temía.
Cubrió su nariz con su propio suéter, inhalando sobre la tela vieja, tratando de bloquear el aroma a enojo que llegaba hasta él. Los gritos no hacían más que aumentar, y él no podía moverse de su pórtico. Hubo otro grito, pero está vez era la mujer quien gritaba. La discusión estaba llegando hasta su punto más alto, él podía sentirlo. Escuchó que algo se estrellaba contra el suelo. Duro. Podría adivinar que era una botella de cristal, probablemente alcohol. Después de eso, hubo silencio.
Las feromonas dejaron de ser tan intensas, y sus piernas dejaron de temblar. Louis todavía estaba confundido sobre lo que había experimentado, jamás había estado tan cerca de un alfa, porque eran las personas con ese segundo género eran solo el 1% de la población, eran escasas personas en el mundo, y prácticamente inexistentes en su vecindario. Los alfas siempre terminaban siendo exitosos empresarios, políticos destacados, la clase de personas que jamás se acercarían a los suburbios.
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𝑶𝒗𝒆𝒓𝒅𝒐𝒔𝒆 • l.s. [HT+LB]
أدب الهواةlarry omegaverse En las calles sombrías de la ciudad de Detroit, el detective Harry Styles se ve inmerso en la lucha contra un cartel de drogas implacable. Mientras investiga, se cruza con Louis, un adicto atormentado y su primer amor de la infancia...