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Ryōmen Sukuna*

Al rey de las maldiciones siempre se le negaba el sentir amor o compasión, no era propio de su persona, es que alguien jamás se imaginaria que un ser como lo es Ryōmen Sukuna pudiera sentir afecto o compasión por alguien más aparte de él mismo claro. Siempre estuvo solo, nunca necesito ayuda o compañía, él siempre creyó que su vida estaba completamente bien en la soledad, una maldición no podía darse el lujo de creer que algún día tener compañía o saber lo que era el afecto humano. Pero había aparecido Yuji, él mocoso no era alguien con talento para la hechicería o algo parecido, pero para él era alguien especial en poco tiempo se había convertido en una pequeña luz en su vida.

Entonces que le arrebataran esa preciosa luz era algo que lo volvia loco, los hechiceros iban a pagar por aquello.

Cuando había llegado para buscar a Yuji, realmente se sorprendió de ver a Uraume tan lastimado, sabía que su sirviente era alguien fuerte pero no lo suficiente.

- Sukuna-sama yo lo siento mucho, se lo han llevado, yo no pude hacer nada- Uraume habla con dificultad, su técnica inversa aún no surtía efecto por completo.

- ¿Quién fue? - Su voz sonaba aún más profunda, era obvio que estaba enojado, no podía permitir que alguien lastimara a su pequeño y radiante sol.

- Gojo Satoru y sus alumnos, todo fue una trampa, yo realmente lo siento- Su sirviente se arrodillaba ante él para pedir disculpas, y tal vez en otro momento hubiese disfrutado esa adoración y hubiese torturado un poco a su leal sirviente, pero en este momento solo quería matar a todos.

Fue directo al almacén donde resguardaban todas sus armas y objetos malditos, tal vez era hora de por fin dejar los juegos de lado e ir directo por la cabeza de todos los altos mandos del Jujutsu, la organización era una mierda y tal vez hasta le haría un favor al mundo en acabar con ellos. Tomo su lanza y una espada color negro que había obtenido en una pelea contra un hechicero hace unos años atrás.

Hervía en rabia y desesperación, no tenía por que ser benevolente y debía serlo el único ser humano que podría hacerlo sentir mejor no estaba a su lado pero justo por eso es que iba recuperarlo.

- Oi, Sukuna ¿Estás enojado? - La voz de Mahito lo saco de sus pensamientos, la maldición podía ser demasiado molesta en ocasiones. - ¿Esta vez Gojo Satoru te tomo el pelo, no es así?

Detrás de él estaba Getou con la misma expresión pacífica de siempre, odiaba eso en él, de hecho los odiaba a los dos pero no podía aún deshacerse, antes tenía que acabar con Gojo Satoru y mantener vivo a su recipiente para obtener más poder.

- ¿Tan mal te fue con esos hechiceros? - La voz de Getou era tan calmada pero tenía cierto tono de burlesco. Si por Sukuna hubiese sido en ese momento ambos estuvieran muertos.

- Se llevaron a Yuji y lastimaron a Uraume- Hizo una pausa para ver la expresión de ambos, sabía que a no les importaba en lo más mínimo lo que le pasará a esos dos, para ellos Yuji y Uraume eran desechables. - ¿No te parece razón suficiente para enojarme?

- ¿Tan bien hizo su trabajo la zorra esa para que corras tras él como un perro? - Lanzo Mahito entre risas, pero Sukuna sintió como la irá se apoderó aún más de su ser y sin pensarlo dos veces tomo a la maldición del cuello y lo alzó apretando aún más su agarre, le asestó un par de cabezazos y lo mando lejos, choco con un par de estanterías con más armas malditas y vió como de su nariz comenzaba a brotar sangre, estaba dispuesto a continuar pero se detuvo. Casi podía escuchar a su Yuji decirle que lo dejará en paz y que un ser tan miserable ni siquiera se merecía que se esforzará en golpearlo.

- No te atrevas a hablarme así de nuevo maldita escoria - Fue lo único que dijo. Le dió la espalda a ambos y salió del lugar hecho una furia pero de nuevo él recipiente del cerebro de Kenjaku lo detuvo.

- Creo que Mahito aún no entiende la importancia del joven Itadori para nuestros planes - Se paró frente a él para detener su paso - Verás deberías de esperar y no ir tras Itadori ahora.

- ¿Qué mierda estás diciendo?

- Debemos esperar, seguramente Satoru Gojo es lo que espera, qué vayamos al rescate de Itadori y seguramente nos estará esperando dispuesto a acabar con nosotros - Era casi obvio que eso harían, pero Sukuna no podía esperar un segundo más, no se perdonaría si alguien le hacía daño a su Yuji.

- ¿Y qué supones que haré? Esperar a que lo maten

- Claro que no, ellos no harán eso, o al menos no aún. Ellos lo querrán usar en nuestra contra, pero dudo que el ceda ante sus peticiones. Lo mejor es esperar - La maldición lo dejo aún más confundido.

- ¿Esperar qué exactamente? - El solo quería que nadie le hiciera daño al mocoso molesto y lindo que últimamente lo seguía a todos lados

- A sellar a Satoru, sin él estoy seguro que nuestro plan funcionará a la perfección -

Después de todo el plan de Kenjaku no sonaba tan mal, pero aún así no dejaría que nadie pasará por sobre su autoridad. Él era el rey y no dejaría a nadie sentirse más que él, ni mucho menos llevarse lo que era suyo.










...
Sukuna anda modo simp psicópata.
Perdón si ven errores

Matrimonio arreglado [SukuIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora