14 (Final)

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Ryōmen Sukuna*

Siempre fue él ser más temido sobre la tierra, había hecho temblar a más de uno con su presencia, ahora el mundo se arrodillaba ante suplicando clemencia y una salvación ante su poder, claro él era jodido rey.

Pero había dos mocosos que poco les importaba quién era él. Ellos solo querían que su padre los llevará en su espalda hasta su casa.

Tal parece que a sus mocosos con Yuji poco les importaba pisotear su dignidad; evidentemente a ellos no les daría un castigo por esto, no quería que su consorte terminará regañandolo a él.

Los niños aún no hablaban del todo bien, solo hablaban un idioma que ellos y Yuji podían entender, para él eran más balbuceos sin sentido. Estaban llenos de barro por haber jugado toda la tarde, Yuji, seguramente los mataría a los tres por ser tan irresponsables, después de todo sus pequeños que estaban a nada de cumplir dos años y ya eran un verdadero dolor de cabeza.

Naoko, una niña que hacía honor a su nombre, linda y obediente, aunque a veces se dejaba llevar por las travesuras de su hermano; era más parecida a Yuji, sus ojos color ámbar iluminaban su oscura vida, su cabello rosa palo combinaba perfecto con sus mejillas rosadas y regordetas; su hija era preciosa, aunque en cuanto a energía maldita ella era la mejor de los dos aún a su corta edad ya era bastante notorio.

Makoto, el niño y quién por desgracia era más parecido a él en muchos aspectos, era un verdadero demonio, siempre llorando y haciendo travesuras por doquier, pidiendo a gritos la atención de Yuji y su hermana, obviamente en eso se parecía mucho a él; aunque aún no mostraba un gran talento con la hechicería, confiaba en ese mocoso después de todo tenía sus genes, y él sería su maestro.

Esos mocosos desde su llegada le habían hecho ver qué no todo en su vida era oscuridad, amaba a esos mocosos demasiado y haría con ellos grandes cosas para el jodido mundo de la hechicería. Serían los mejores, ese era su destino.

Divisaron a Yuji esperándolos en la puerta trasera de su hogar, estaba sentado en los escalones, llevaba unos shorts que dejaban ver sus bonitas piernas y una playera blanca, algo bastante común en él, siempre estaba adentro de la casa acomodando él desastre de sus pequeños demonios, pocas veces Yuji salía con ellos, aún tenía miedo de salir, después de todo el difícilmente olvidaría todo lo que pasó. Sus pequeños se emocionaron al ver a su padre y jalaban a Sukuna para que se apresurara a llegar a él.

- ¿Cómo se portaron mis bebés? - Bajo a ambos niños de su espalda, sus hijos lo veían con ojos brillantes y sonrisas enormes; pero Yuji no paso por alto el hecho que estaban completamente sucios - ¿Por qué vienen así de sucios?

Los niños rápido lo señalaron y comenzaron a reír entre ellos por ver su cara enojada.

- Oí mocosos - Grito a los niños que solo se reían y aplaudían como si hacerlo enojar fuera la cosa más divertida del mundo.

- Papá Sukuna... enojado - Makoto se reía a carcajadas y daba saltitos de felicidad en su lugar.

- Vamos a bañarlos para que puedan cenar - Yuji alzó a ambos niños entre sus brazos y los llevo al baño, la pequeña Naoko estiraba sus brazos en su dirección y lo miraba con sus ojitos de cachorro.

- Papi Sukuna...bañar

- ¿Quieres que papá venga con nosotros cariño? - Volteo Yuji hacía él invitándolo a seguirlos. Sukuna siguió a Yuji y a sus pequeños hasta el baño, los pequeños empezaron a jugar con el agua y las burbujas que se hacían con el jabón mientras la bañera se iba llenando, Sukuna estaba en el marco de la puerta viendo a sus tres soles jugar entre ellos; eran los únicos que podían ablandar su corazón.

Matrimonio arreglado [SukuIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora