Capítulo 4.

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Me tapó los oídos y dejo escapar un grito, repentinamente coloca su mano grande y callosa sobre mi boca, amortiguando el sonido

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Me tapó los oídos y dejo escapar un grito, repentinamente coloca su mano grande y callosa sobre mi boca, amortiguando el sonido.

-Tienes que tratar de guardar silencio -gimoteando, sacudo la cabeza -Sra. Sullivan, mireme -me toma de las mejillas con las palmas y me obliga a mirarlo.

No puedo evitar notar lo cerca que está, lo cálido que se siente su aliento en mi rostro, los intensos que son sus ojos.

-Estás a salvo aquí, nadie te va a hacer daño -mi corazón sigue acelerado mientras me sostiene la mirada.

Inesperadamente lágrimas corren por mis mejillas y caen sobre su mano, su rostro se suaviza momentáneamente y usa sus pulgares para limpiarlas.

-Nadie te va a hacer daño Alana, no se los permitiré -el corazón me revolotea en el pecho.

¡Esta es la primera vez que lo escucho decir mi nombre! Debo admitirlo, me gusta como se oye de sus labios.

Me sostiene la mirada por un momento más, luego baja las manos y da un pequeño paso atrás, la mirada profesional ha vuelto y me ve con frialdad, como si ese momento nunca hubiera ocurrido.

-¿Estás teniendo un ataque de pánico? -me pregunta.

-No lo sé, ¿no lo creo? -mira hacia abajo y evalúa mi cuerpo.

Toma mi muñeca, gira mi mano con la palma hacia arriba y me toma el pulso, definitivamente ha hecho esto antes.

-Creo que estás bien, tus pupilas no están dilatadas. Aún así, trata de respirar profundamente, ¿de acuerdo?

-Está bien.

-Solo sigue mi ejemplo, respira profundamente por la boca y mantenlo en los pulmones -hago lo que dice -Uno... dos... tres... Suelta, hazlo de nuevo.

Me concentró en mi respiración, soy consciente de como el pecho de Alexander sube y baja lentamente, trato de imitarlo lo mejor que puedo. No pasa mucho antes de que el aire comience a sentirse más ligero.

-¿Mejor? -pregunta.

-Mejor.

-Todavía te ves un poco aturdida.

-Estaré bien -hago la pregunta que me atormenta desde que tiraron el primer disparo -¿Crees que ya estaban en la casa? ¿Esperando a que regresara?

Alexander se niega a mirarme a los ojos, su silencio lo dice todo.

-Realmente estoy en peligro -al darse cuenta de que nuevamente estoy al borde de un ataque de pánico, Alexander interrumpe.

-Shh... escucha, ¿Oyes eso? -me congelo y hago lo que él dice, una vez más el corazón se me sale del pecho.

-Yo.... no oigo nada.

-Yo tampoco.

-¿Qué significa eso?

-Creo que ya se han ido, pero todavía necesito asegurarme de que no es peligroso salir, quedate aquí, volveré -Alexander abre la puerta y sale.

Alguien realmente estaba tratando de matarme, pero Alexander me salvó. Tal vez no sea tan malo tenerlo como mi guardaespaldas.

No puedo evitar preguntarme que habría hecho Liam en está situación. Resoplando, me doy cuenta de que probablemente me habría usado como escudo, o tal vez hasta les habría ofrecido un trato, mi vida por su seguridad.

¿Cómo es que dos hombres pueden ser tan increíblemente diferentes? Mientras Liam es egoísta y lleno de palabras vacías, Alexander es un hombre de acción e integridad. A pesar de estar en peligro, hizo todo lo posible para protegerme, estar casada con Liam me ha hecho olvidar que sí existen hombres decentes por ahí.

-Hombres como Alexander.

-¿Qué dices?

-¡N-nada!

¡Ni siquiera me di cuenta de que había vuelto!

-Ya puedes salir.

-¿Se han ido? -pregunto mientras salimos.

-Si, se escaparon -Alexander me mira y se congela -¿Eso es sangre?

Mis ojos se enganchan y sigo su mirada hasta mi hombro, se acerca y me sostiene suavemente el brazo para verlo mejor.

-Parece que solo fue un roce, pero necesito desinfectarlo.

-Hay un botiquín de primero auxilios en el baño -Alexander asiente y sale del dormitorio, apenas dos minutos después ya está de vuelta con el botiquín -¿Me va a doler?

-Trataré de hacerlo lo menos doloroso posible, Sra. Sullivan.

Alexander saca gasa y spray desinfectante del botiquín y comienza a limpiar expertamente la herida, mientras lo miro, de repente me asalta un pensamiento.

-Pude haber muerto -Alexander se tensa, pero rápidamente continúa vendándome el hombro con la gasa -Alguien realmente está tratando de matarme, mi único crimen fue casarme con un senador, ¿es esa una buena razón por la que alguien me querrá muerta?

Comienzo a temblar.

-Esto no es una broma, voy.... voy a....

-Escucheme Sra. Sullivan -Alexander se levanta y cruza los brazos sobre su pecho -Fui contratado para protegerla y eso es exactamente lo que pienso hacer.

-¡No puedes estar conmigo todo el tiempo! ¿Qué va a pasar cuando te vayas a casa? ¡Vinieron a mi CASA! -digo asustada.

-No creo que entienda exactamente lo que su marido me está pagando por hacer -se acerca a mí -Mi único trabajo, mi único propósito en este lugar en este momento es protegerla a toda costa, no me iré de su lado, nunca.

Algo en la forma en que me mira me hizo estremecer todo el cuerpo, cuando hablo de nuevo, mi voz suena casi optimista.

-¿Nunca? -una pequeña sonrisa se asoma en los labios de Alexander.

-Hasta que su marido diga lo contrario, pero debe saber que haría que mi trabajo fuera mucho más fácil si escuchara mis instrucciones.

Como si fuera una señal, la puerta de la habitación se abre de golpe y un hombre entra corriendo, Alexander gira e inmediatamente saca su arma, listo para disparar.



Como si fuera una señal, la puerta de la habitación se abre de golpe y un hombre entra corriendo, Alexander gira e inmediatamente saca su arma, listo para disparar

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Andrea L.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora