Manuel Gutierréz es un chico de 4 años que durante toda su vida sufrió maltrato por parte de su padre al igual que su madre al intentar protegerlo
Manuel, lejos de rendirse, sigue luchando día y noche por su vida. Entonces, justo cuando cree que tod...
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"Los malos tiempos traen verdaderos amigos"
-¡Jaja! -rió -¿enserio crees que le daré la sangre para salvarle la vida? Porque si es así... estás muy equivocada -cada palabra que salía de su boca era veneno para su corazón -. Y lo admito, si lo hice. Admito que lo apuñalé pero, como ya te dije, tuve varias razones para hacerlo.
-Y... ¿cuáles son? -preguntó una voz masculina. Todos giraron hacía la puerta, confundidos: un hombre robusto, con el mismo overol naranja y botas negras, algo parecido a Antonio, yacía allí parado en la puerta de brazos cruzados, con dos guardias agarrándolo por si acaso. Él recién llegado levantó una ceja. Tal y como lo hacía él.
Antonio lo miró sorprendido de arriba a abajo: llevaba un overol color naranja, acompañado con unas botas negras, como las suyas. Sus manos detrás de su espalda, mientras un policía lo sujetaba.
Levantó la vista hacía su rostro, encontrándose con unos ojos negros oscuros, iguales a los de él. Sus facciones eran serias, y tensaba la mandíbula cuando se enojaba, igual que él. Como el flash de una cámara, un recuerdo azotó su mente:
~Flashback~ Uiu... Uiu... Uiu...
La sirenas de la policía se oían en la distancia. Él niño, lentamente y con cuidado, abrió la puerta y, bajando por las escaleras, se encontró con una escena inesperada: dos personas con una camilla blanca, que parecían paramédicos por sus batas del mismo color, envolvieron con una bolsa negra el cuerpo de su madre, que yacía tirado e inmóvil en el suelo. Luego, empujándola, se llevaron la camilla fuera.
Girando la cabeza hacía la puerta, se encontró con dos policías llevándose a su padre. Y este, no desapareció por la puerta sin antes dedicarle una mirada fugaz. El pequeño, solos los vió alejarse, mientras veía como uno de ellos entraba y se paraba al final de las escaleras con las manos en la cintura. Llevaba un traje azul, con varios bolsillos, y botas negras.
-¿Y a tí? -él lo miró -. Te llevaremos a un orfanato -dijo dando un paso y subiendo los escalones de a uno. Cuando llegó a él, le extendió una mano. Antonio, dudoso, la tomó. El policía lo ayudó a levantarse y, juntos, bajaron las escaleras. ~Flashback~
Recuerda el día como si hubiera sido ayer. La imágen de él de la mano del policía frente al enorme orfanato que se alzaba frente a ellos, aún seguía intacta en su mente.
-Hola... -su padre habló, levantando una ceja -hijo -Antonio apretó las manos a sus costados y su semblante se endureció. No podía creerlo. Su padre, Sergio Gutierréz, preso en una cárcel de máxima seguridad en Bélice estaba ahí, frente a él, sonriendo, después de haber torturado día y noche y, por fín, matado a su madre, frente a sus ojos.
-¿Qué? -preguntó, juguetón -. ¿No me reconoces?
-Papá... -al escuchar eso Lucía se sorprendió, al igual que Alice. No se lo esperaban. Él había dicho... ¿papá?
