Capítulo IV: Un verdadero Guerrero

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       Alejandro había dejado de reírse y caminaba sin propósito alguno.

       «No eres completamente un demonio, aunque seguramente eso quisieras», comentó la voz mental.

       «¿Qué quieres decir con eso? Y ahora que lo pienso ¿Quién eres realmente?», respondió Alejandro.

      «Qué por mucho que estés usando poder demoníaco y como consecuencia cambies tu apariencia, sigues siendo humano en lo profundo de ti. Además, puedo sentir que deseas dejar tu humanidad atrás y así no sentir culpa por matar seres humanos. Como si ser o no de la misma especie quitara o pusiera el hecho de que has matado por tu mero beneficio y en cuanto a tu otra pregunta, normalmente los de tu especie se refieren a mí como Lucifer, pero tú mejor llámame Rio, pues, para que entiendas, soy o era el demonio de demonios», el tono del demonio era algo triste y nostálgico en sus últimas palabras.

      «¡Pero fuiste tú quién me pidió que hiciera eso!», Alejandro sintió ira ante tal explicación.

     «No me malinterpretes: me conviene que sigas por este camino, sólo así volveré a tener mi poder, pero no te obligué a nada y no me gusta tu doble moral en la que primero matas y luego parece que vas a llorar por tus víctimas», esta vez la voz mental de Rio sonaba neutral.

     «¿Recuperar tu poder? Afirmas ser el demonio de demonios o que eso eras, ¿cómo lo perdiste?», pregunto un sorprendido Alejandro.

     El chico continuaba caminando sin rumbo fijo, mientras que la conversación mental continuaba; para ese momento había encontrado una gran ciudad de rascacielos color negro y desde que pisó el suelo de cerámica, sintió una gran presión en su alma.

     «Tendré que dejar esa respuesta para otra ocasión, por ahora, concéntrate, eso que sientes forma parte de la presencia de un demonio poderoso», después de estos últimos pensamientos de parte de Rio, la conversación telepática cesó.

     Alejandro sintió ansiedad y esta aumentaba por cada paso que daba. De alguna forma esa presión de antes, aumentaba a medida que avanzaba y lo estaba guiando hacia su nuevo oponente. En el camino recordó lo cerca que estuvo de ser derrotado la última vez y se preguntó a sí mismo qué significaba la muerte para él ahora que estaba en el infierno y que su cuerpo no pasaba de ser un esqueleto.

     Cuando finalmente logró rastrear la gran fuente de esa increíble presión, comprobó que Rio no mentía, en verdad eso que sintió era consecuencia del poder demoníaco de un demonio que, a diferencia del anterior, lucía como un hombre muy joven con cabello rubio y ojos rojos. El cuerpo del demonio estaba cubierto por una armadura negra, similar a la de Alejandro, aunque carente del reflejo de esos otros demonios atormentados que el mismo Alejandro comprendió que originalmente eran las personas que él asesinó en la Tierra.

     —Te has atrevido a invadir mi territorio—. La voz del demonio era tan grave que por un instante Alejandro sintió miedo—. Será mejor que te alejes, ahora.

     Toda luz en el ambiente se apagó para Alejandro y para cuando se dio cuenta, el rostro de su oponente estaba a dos centímetros de él.

     —Lo siento en lo profundo de ti, no quieres retroceder ¿verdad?

     Al principio, Alejandro estuvo a punto de retirarse, pero, sentía tanta ansiedad. Tan sólo sentir semejante cantidad de poder demoníaco tan cerca, para él era igual que si hubiera estado muriendo de hambre y justo al frente tenía una enorme cantidad de carne, todo en forma de una presa que difícilmente podría matar.

     —Tienes razón ¡Deseo matarte para consumir tu espíritu!

     —En ese caso...

     Alejandro apenas y sí alcanzó a observar un leve movimiento de esos dorados cabellos antes de recibir un poderoso impacto que lo empujó fuera los límites de la ciudad. Mientras se levantaba, tocó su armadura en el lugar donde sintió esa tremenda fuerza y notó profundas fisuras, aunque esta se reparó por su cuenta.

     No importó cuantas veces intentó al menos defenderse: está vez la diferencia entre ambos era demasiada. Esto continúo hasta que el dolor le hizo caer en la inconsciencia.

     —Haz durado más de lo esperaba y tuviste valor al retarme, por esta vez te perdonaré la vida—dijo el demonio rubio.

     Pero entonces ocurrió algo inesperado para él, de alguna manera ese cuerpo de esqueleto se levantó y el poder demoníaco que emanaba se elevó muchas veces. El demonio rubio transmutó parte de su energía en una espada negra de doble filo y apenas logró bloquear el hacha del esqueleto antes de que lo partiera de un ataque.

     Ambos empezaron a moverse a grandes velocidades y pronto se elevaron más allá de las negras nubes del infernal cielo, hasta ser tocados directamente por la cegadora luz roja. Parecían totalmente igualados, pero pronto el portador del hacha se vio superado ante la espada. Segundos después, la espada liberó tanto poder demoníaco que apenas y si dejó el sello de inmortalidad.

     —Es extraño que tengas tanto poder, cuando tu sello apenas si cuenta con cuatro capas—comentó para sí mismo el portador de la espada negra.

     Entonces se liberó tanto poder demoníaco del sello que el demonio rubio se sintió aturdido y ese instante de debilidad fue aprovechado por su oponente para cortarlo en dos al mismo tiempo que liberaba una poderosa cuchilla de energía violeta que destruyó por completo su cuerpo. Lo último que percibió antes de ser absorbido fue una risa eufórica.

     Alejandro había observado todo desde el mismo lugar donde permanecían atrapadas sus víctimas, incluyendo al demonio anciano, aunque este había sido transmutado para lucir igual al resto. Entonces sin esperarlo, recuperó el control de su cuerpo.

     —Veo que, a diferencia mía, eres un verdadero guerrero, Rio—dijo Alejandro, con un tono de admiración, pero no recibió respuesta alguna.

Guerrero Inmortal Del Bajo Mundo 2 - El Juicio Del HachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora