Capitulo 3 Newtopia

130 26 6
                                    

—¡No! —una voz quebradiza se hizo eco en el interior de una morada, abriéndose paso estrepitosamente entre el silencio de la tarde; aquello fue seguido por una marejada de pasos desenfrenados, y el ruido inconfundible de una puerta abierta—¡Ustedes están arruinando mi vida! —lágrimas llovían de los ojos de una joven de cabellos ennegrecidos mientras corría sin un rumbo fijo, voces llamaron a su espalda, pero ella los ignoró, absorta en el rio de emociones conflictivas que se cernían sobre su cuerpo; no quería oírlos, no quería verlos... en ese momento, lo único que quería era estar lo más lejos posible de su presencia.

La carrera de la joven se sintió como una eternidad llena de suplicios, mas sus pasos se detuvieron luego de un tiempo, siendo atrapada en el inevitable cansancio por un esfuerzo físico del que no estaba acostumbrada; y en medio de jadeos y sollozos, presa de una gran amargura, ella no hizo más que apoyarse frente al escaparate de alguna tienda, dejando que su tristeza fluyera por si sola.

—No es justo... —susurro ásperamente, tratando de limpiar la humedad esparcida sobre su rostro—Anne... Sasha... —un nudo se formó en su garganta, la sola mención de aquellos nombres no hizo más que aumentar el dolor que sentía, provocando que la poca fuerza que tenía la abandonase por completo; sus piernas tambalearon bajo su propio peso, y cayo de rodillas contra el suelo—Amigas... ¿Q-qué voy a decirles?... —sus ojos se fijaron en el cielo grisáceo, observando con contemplación la predominancia de las nubes y como el sol descendía por el horizonte; pronto seria de noche—¿Qué puedo hacer?... —pregunto hacia la nada, abrazándose a sí misma, respirando lentamente en un intento por calmarse. Los horrores de la desesperación era lo único que tomaba cabida en su mente, el miedo y el dolor era lo único que existía dentro de su alma... Sin embargo, aun entre la inmensa oscuridad... una respuesta pronto llego a ella en forma de un destello, uno suave, y casi segador, que cayó sobre el mirar de sus ojos—Qué extraño... —las lágrimas detuvieron su curso, y el tiempo a su alrededor pareció congelarse—¿E-es esa la... —muy en el fondo, a través de aquel vidrio del escaparate donde se derramaron sus lágrimas, una caja de música brillaba ligeramente entre las sombras; el objeto era muy simple, ornamentado en oro, con la figura tallada de una rana que, alababa a las tres gemas incrustadas en la parte superior del cofre, rosa, azul y verde eran sus colores. Otro destello vino a su mente al contemplar aquel objeto... uno mas profundo y revelador... ya había visto a aquel objeto en otro lugar... pero ¿dónde? Haciendo un rápido movimiento hacia su teléfono, buscando entre sus fotos, lo vio, el mismo objeto, impreso en la página de un libro que había encontrado en la biblioteca "Viaja a otros mundos " se podía leer abajo de la ilustración—Viaja a otros mundos... —ella leyó atentamente, su vista se centró en la caja y luego en la foto de su teléfono. Al mismo tiempo, como si la despertara de un hechizo, un mensaje apareció en la pantalla del dispositivo "¡¡¿DONDE ESTAS?!! " el nombre del remitente evoco consigo la realidad de su situación, mas sin embargo, fue solo una sonrisa lo que se formó en su rostro, seguido del surgimiento de una idea en su mente; miro aquella caja por una última vez, mientras sus dedos hicieron clic en el mensaje y escribieron una respuesta—Creo que encontré el regalo de cumpleaños perfecto para Anne...

——————

Brillante e incandescente, en lo profundo de una habitación muy oscura, se podía contemplar la tenuidad de la luz de una vela casi derretida, la llama se movía suavemente, volviéndose más pequeña o más grande, amenazando en algunas ocasiones con extinguirse por completo. Filtrándose a través de diminutas grietas en las paredes y ventanas, pequeñas líneas de luz se unían poco a poco al trabajo de aquella vela, anunciando el nacimiento de un nuevo día, mostrando el retrato de un cuarto desgastado por los años. El lugar en cuestión, alguna vez había sido un apartamento acomodado para dos personas, cubierto de todo tipo de comodidades que una pareja de recién casados podría desear; ahora, no era nada más que un bloque de paredes corroídas, y muebles devorados por podredumbre, pruebas más que fehacientes de que el sitio había sido abandonado hace mucho, arrojado a las crueles e implacables garras del tiempo.

The Dark AgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora