Capitulo 5 La tormenta parte 1

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En un país de fábula vivía un viejo artista... Que en una flauta mágica tenía su caudal ~♪ —acompasándose junto a la suave brisa del roció matinal, tenues canticos melódicos podían oírse débilmente a través de las diminutas grietas de un campo amurallado que rodeaba la gran torre de piedra en el centro de Frog Valley—Tan pobre era, y tan rústico, que el mísero flautista, dormía en copas de árboles más altos de un alar ~♪ —alejándose del azul oscuro del cielo, endebles líneas de luz pasaban por la parte superior del envejecido edificio de piedra, cayendo hasta un pequeño grupo de flores de varios colores, que se balanceaban suavemente al ritmo de la canción y el viento—Y los pájaros de la selva, le venían a despertar. Y los pájaros de la selva, le venían a despertar ~♪ —la voz provenía de una sapo color purpura pálido, de cabellos rubios y desordenados; ella se encontraba en cuclillas sobre el césped, cantando y tarareando apaciblemente con una leve sonrisa en su rostro, brindándoles a sus plantas un poco de agua como suele hacerlo todas las mañanas.

—Vaya... —de manera sorpresiva e inesperada, una segunda voz se hizo presente a espaldas de la sapo; sus canticos y acciones se detuvieron de inmediato, y su frente se arrugo fuertemente, desdibujando su mirada en una expresión muy seria, casi de fastidio o de irritación, mas su rostro se suavizo segundos después, al reconocer a la figura verde y temblorosa detrás de sí.

—Oh Percy eres tú, ¡Buenos días! —saludo con una amplia sonrisa mientras agitaba su mano izquierda, retomando parte de su atención hacia sus flores y vegetales que aun necesitaban de sus cuidados.

—Buenos días Braddock... —Percy devolvió el saludo con un atisbo de nerviosismo, esbozando una sonrisa muy pequeña en sus labios—Siento haberte sorprendido... —murmuro, acercándose lentamente hacia Braddock, observando como la sapo de cabellos rubios cuidaba de sus plantas con mucho cariño; había demasiadas, muchas más desde la última vez que visito este jardín; la variedad iba desde una gran cantidad de flores hasta varios tipos de vegetales, y un pequeño grupo de granos; papas, zanahorias, remolachas, tomates, calabazas, arroz, trigo; tenían de todo en este pequeño campo verde junto a los establos.

Presenciar el fruto del esfuerzo y la dedicación de Braddock, era algo simplemente increíble ante sus ojos, él amaba eso, se había enamorado de ella por eso; tal vez los exploradores y cazadores eran importantes, buscaban comida y cosas de valor perdidas en las ruinas del viejo mundo que una vez conocieron, pero Braddock y su jardín, era lo que realmente había mantenido a todos en la torre con vida durante tantos años.

—Tienes una voz muy bonita por cierto...

—¡G-gracias! no te preocupes por eso —la sapo de cabellos rubios dijo rápidamente sin apartar la vista de sus cultivos, un leve rubor imperceptible creció en sus mejillas—Y también lo siento si te asuste, no esperaba ver a nadie tan temprano... ya sabes como son los reflejos...

—No te preocupes... —Percy dijo con brevedad, apoyándose mucho más cerca a Braddock, contemplándola pensativamente, quiso decir algo, mas las palabras se negaron a surgir, y el pánico parecía apoderarse de su mente. Sin embargo, mirando sobre el hombro de su compañera, sus sentidos encontraron algo que podría distraer su miedo creciente—¿E-esas flores... son nuevas?... nunca había visto unas como esas antes —hablo de forma pausada, señalando a un pequeño arbusto, el cual estaba compuesto de un tipo de flores muy extrañas ante sus ojos; eran rojas, de pétalos muy diminutos, agrupadas como un capullo o ramillete que cabría perfectamente en la palma de su mano; largas hojas de un verde intenso sobresalían por debajo de las mismas, abrazadas fuertemente a tallos delgados recubiertos de pequeñas espinas.

—Oh esas son Ixoras —ella respondió a la ligera, echando un breve vistazo a él arbusto floral que Percy había señalado. Posteriormente, una vez segura de que sus plantas tenían el agua suficiente para sobrevivir el resto de la tarde, dejo su regadera a un lado, y tomo un par de tijeras de podar—Encontré unos esquejes en buen estado cerca del arroyo hace cuatro meses —continuo su explicación moviéndose a un lado de Percy, deteniéndose justo frente a dos plantas de tomate.

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