Capitulo 14: Desborde de Mana

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Narra Diana:
Pasaron aproximadamente unos tres a cuatro días desde que hable con ese mago llamado “Lucas" y estado preparando y leyendo algunos libros de la biblioteca, no quiero que piense que soy mala con la magia, aunque claramente lo soy pero a nadie le gusta que le digan sus  defectos en la cara, acordé verme con el hoy en la tarde y estaba pensando en que ropa ponerme, que ropa combina con ir a aprender magia, después de un tiempo solo me coloque un vestido elegante pero cómodo y salí, obviamente por la ventana, no quería que nadie me viera además se me había hecho manía.
Camine hacia el jardín secreto y cuando estuve en el pude ver a aquel mago, camine hacia el y le toque el hombro para que me mirará.
—Mago Lucas,buena tardes–le dije con una sonrisa a lo que el muy arrogante mago me responde—Llegas tarde sabes , unos minutos más y no te habría esperado–Me dan ganas de golpear esa hermosa cara que tienes, pensé—Lo lamento, pero ya estoy aquí así que ya podemos empezar a entrenar–le dije con impaciencia—Bien–me dijo cortante, esa tarde estuvimos entrenando y entrenado y el muy arrogante y guapo mago se  quejaba por todo y me decía que todo estaba mal, con las justas y pude soportarlo.
—Bien, mago nos vemos mañana–le dije despidiendome.
Cuando llegue al palacio Rubí me encontré a Lily en la puerta estaba mirando me y ahí fue cuando me di cuenta que estaba llorando me sorprendió mucho ver llorar a Lily.
—¡¿Que paso Lily por qué lloras?!–le pregunto a Lily preocupada—Lady Diana, la princesa Athanasia, está muy mal , tiene fiebre y no despierta—Que! Como paso esto–pregunte asustada—La princesa estába tomando el té con su majestad el emperador y de pronto vomito sangre y la trajeron para acá, el doctor ya la vio y no sabe que tiene–cuando dijo eso una sola cosa se me vino a la mente, magia,  seguramente fue por el desborde de mana , que pasó en la novela.
—¡Félix Robain!–grite desesperada—Llévame con el emperador–le dije mirándolo seriamente—S-si Lady Diana, acompañé me–nos dirigimos a ver al emperador pero al llegar allí no me dejó entrar el muy hijo de su madre, entre como pude empuje la puerta sin importarme que esto pueda significar que corten mi cabeza.
—¡Emperador!–grite, ahí estába sentado en su trono, mirándome con sorpresa—Que haces acá, cuando dije que no quería verte–me contesta—Puedo mandar matarte lo sabes ¿verdad?–le dijo mirándome con burla—¡Hágalo que espera!, Quiere una invitación–le dije sin importar me ya nada—Sabe usted lo maldita persona que es, Mi hija, está sufriendo ahí sin despertar y usted se burla de mi, acaso no tiene sangre en los ojos maldito emperador, se cree superior pero sabe no es nada para mí ni Athanasia, si quieres mátame eso es lo que quieres ¿verdad?, Hazlo me da igual se lo que se siente morir, y se lo que se siente no tener a una madre que te cuide, te quiera, que te diga que te ama, y a un padre ausente, si quiere matarme hágalo, ya estoy harta, usted invitó a mi hija a tomar el té con usted para que para burlarse después, ,vine y me quedé en este lugar, pero sabe porque, no se crea muy importante y piense que por usted, por qué si me quedé fue para cambiar el destino cruel y despiadado de Athanasia–Le dije con lágrimas en mis ojos—No me importa lo que usted me diga, te juro Claude de Alger Obelia que si mi hija muere te voy a odiar por el resto de mi maldita vida, maldito–le grite en su cara para salir de ahí sin mirarlo.
Narra Claude:
Estaba sentado en mi trono pensando en porque había pensado tal idea. Mi idea salió imprevista, era que Diana al enterarse de la situación de esa bastarda viniera a pedirme ayuda y me rogara sería bueno verla arrodillarse ante mi pidiendo ayuda, no se porque pero no podía dejar de pensar en ella desde el cumpleaños de esa bastarda, cuándo me avisan que Diana quería verme me negué a aceptarla para ver cómo ruega pero me sorprendió verla casi tirar la enorme puerta y entrar gritando. Después de decirme todas esas palabras que por alguna razón me hacían sentir culpable y confundido, sentí una punzada en el corazón cuando vi sus lágrimas caer por sus ojos, una parte de mi quería abrazarla y consolarla pero otra parte de mi quería verla sufrir y rogar, en mi cabeza una guerra de pensamientos se  hacia presente.
Lo único que pude decir un segundo después e que ella saliera de allí maldiciendo me y diciendo que me va a odiar si su hija muere fue—D-diana...

Princesa Encantadora: Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora