Aclaraciones
. Esta historia no tiene ninguna relación con otra historia que llevaba ese nombre. Tengo que aclararlo porque he visto que muchos vienen pensando que si lo es.
. Esto es ficción, por lo que nada de acá es real, y tampoco necesariamente correcto.
. Empecé la historia cuando tenía alrededor de 14 años, quiere decir que mis ideales eran muy diferentes a los de ahora, y estuve estancada por mucho tiempo.
Para tener tan sólo veinte años de edad. Jeon JungKook era un muchacho muy ocupado.
Hijo de un gran empresario en la industria de la moda, había empezado su labor desde que llegó al mundo y abrió los ojos por primera vez modelando para una revista muy famosa en Corea.
Era un buen cuento que una modelo se haya casado, e incluso concebido un bebé a los pocos días de la boda, con nada más y nada menos que su jefe. Eso lograba mucha ganancia para los programas, revistas, y todo medio de comunicación que pudo existir en aquel tiempo.
JungKook no tenía un trabajo fijo como tal en la empresa. A veces hacía el papel de modelo, como en otras ocasiones se encargaba de la administración de la empresa. Su futuro era ser el próximo CEO y dueño del edificio, solamente faltaban unos cuantos años más de experiencia y ya otro Jeon estaría al mando, reemplazando al padre.
Jeon JungBae, era un hombre emprendedor, él mismo creó su fortuna y con eso la empresa. Desde que era muy joven trabajó duro para salir adelante, a pesar de que sus padres trataran de darle lo mejor, él nunca fue conformista y tal vez, por esa razón, llegó a ser lo que es ahora. Deseaba que su único hijo llegara mucho más alto que él, que pudiera abrir varias localidades en diferentes ciudades o hasta países. Pero también quería que encontrara el amor y se casara antes de estar al mando, puesto que sería bueno verlo con una responsabilidad como lo es un matrimonio, además de que así también podría dejar un heredero.
-JungKook, por favor, llámame a Sun Hee -ordenó el señor Jeon.
Algunas veces JungKook podía ser bien tratado como un príncipe en el trabajo, solamente por ser el hijo del jefe. Aunque algunos días su padre ordenaba que lo trataran como un simple empleado más, quería ver a su hijo feliz, solo que él sabía muy bien que la vida no era tan fácil. Seguramente cuando JungKook esté al mando, se encontrará con muchas cosas decepcionantes, entre esas, la falta de cortesía.
El castaño tras el pedido de su padre asintió y salió de la oficina principal para buscar a SunHee, una de las fotógrafas. Ese día, el muchacho tenía el trabajo de secretario, de esa manera, la secretaria que estaba reemplazando se tomaba unos días libres.
-Disculpa, SunHee, el señor Jeon la necesita. -informó un poco apenado, eso era algo que aún conservaba, al menos intentaba ser más desenvuelto.
-Oh -musitó sorprendida -. JungKook, buen día -realizó una reverencia, a la cual el chico respondió rápidamente de igual manera-. Voy enseguida, no tardo.Se retiró y le avisó a su padre. Volviendo a lo suyo se dio cuenta de que tenía mucho trabajo por hacer, ahora entendía por qué su noona siempre estaba cansada.
Y ahora que lo veía así no sería mala idea contratar a otra secretaria, así se reduciría un poquitito el desempleo y su noona tendría más días libres, pensó.