Palacio Del Emperador- Roma
Un grito aterrador invadió todo el palacio cuando apenas la oscuridad de la noche se disipaba para darle entrada al día, el aire gélido se encontraba presente mientras una esclava corría por los pasillos del enorme palacio, los soldados corrían detrás de ella mientras la chica sentía un gran pánico y sus manos y ropa se encontraban llenas de una espesa sangre.
-No por favor...yo no quería - imploró la chica al verse acorralada en el patio real.
Antes de si quiera poder colocarse de rodillas e implorar perdón la cabeza de la joven voló por los aires y su cuerpo calló al suelo de inmediato, los soldados arrastraron el cadáver hasta el río que conduce hasta el abrevadero de animales carnívoros y exóticos del emperador.
Mientras tanto, desde lo más alto de una torre se encontraba la emperatriz observando el gran espectáculo mientras bebía el mejor vino de la cosecha; una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de la hermosa mujer mientras deja que el último aire nocturno acaricie su rostro y exhala el aire que contenía dentro.
-No hay nada mejor que asesinar a tus enemigos para tener un lindo inicio del día ¿No lo crees? -expresó la misma hacia una de sus esclavas mientras se recuesta sobre su cama - No tienes que contestar...ya puedes irte.
La joven salió rápidamente de la enorme habitación de la emperatriz, sin duda era una mujer que transmitía mucha dominación y miedo hacia todos, exceptuando su mano derecha y sin duda su dulce esposo. Inmediatamente llaman a la puerta y la mujer otorga su permiso para entrar, una mujer de tez pálida y gran cabellera rubia entra y cierra la puerta detrás de ella.
-Octavia...querida amiga mía-expresa la emperatriz feliz hacia la mujer -Está vez te luciste y te felicito por tu gran ingenio.
-Alteza ¿Era necesario asesinar a la dama? Era esposa de un alto funcionario de la capital ¿Qué pasa si comienzan a investigar a profundidad?
-El hombre acude a casas de rameras mientras su esposa era una lengua suelta, a nadie le interesará lo que sucedió. Si no creen que la esclava asesinó a su dueña, entonces dirán que fue una de sus rameras, en tal caso no nos involucra -responde la emperatriz de manera tenaz - Ahora...infórmame de mi querido esposo.
-El emperador continúa en Bitinia, está noche llegó una paloma mensajera, al parecer su majestad continúa enfermando y no sale de sus aposentos.
-A este ritmo morirá antes que pueda hacerme un heredero, no comprendo su deseo a no involucrarse conmigo mientras está enfermo -expresa pensativa -Que continúen vigilando a Adriano e informen cualquier cosa que sea de importancia, incluso si recurre a la presencia femenina.
-Sí su alteza.
-Presiento que algo grave pasará...
Y lo que no tenía idea la emperatriz era que el glorioso emperador romano no buscaría la compañía femenina ni mucho menos a alguien sin significado alguno, buscaría con fervor la compañía de su chico deseado y del engranaje faltante que reavivaría su alma y lo llevaría al camino de la plenitud eterna o al sufrimiento continuo mientras aún después de dar su último aliento lloraría, y gritaría mientras su espíritu navega por el río de las almas perdidas del cocito* "Hades" clamando a su gran amor.
Mientras tanto en Bitinia, el emperador se encontraba impaciente, ya era la hora nona y el sol se encontraba en su máximo esplendor, el calor era desgarrador estando en el campo de tiro al arco, sin embargo necesitaba mantenerse distraído de alguna u otra forma, sus súbditos se encontraban curiosos por su actitud y por las acciones que ejercía, se encontraba más amable de lo que naturalmente era, y hacia cosas que le correspondía hacer a los esclavos, e incluso intentó pedir algún consejo romántico a su mano derecha pero esté estaba totalmente confundido pero entusiasmado, llegaba a pensar que esta vez intentaría llamar la atención de la emperatriz y así apaciguarían los rumores de la esterilidad de la mujer.
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Figuras De Venus© ||FINALIZADA
Fiction HistoriqueCautivado por el joven Antínoo, el gran emperador Adriano caerá rendido a los pies del chico mientras que Antínoo descubrirá su verdadero deseo en su corazón, ¿Que esperanza quedará para los trágicos amantes?