—¿Qué pasa si alguien nos ve? —preguntaba Antínoo encontrándose nervioso por el agarre del hombre, su mirada pasaba de sus manos juntas y luego a todo su alrededor para verificar que nadie los viera.
—Le cortaré la cabeza —contestó el hombre alegré sin inmutarse.
—Extrañamente ya no me asusta cuando dices eso, lo cual es más preocupante.
—No te preocupes por nada Antínoo, ya todo está planeado y nadie estará por aquí. Orden del emperador —expresó el hombre orgulloso mientras que el chico negaba con la cabeza — Además...ya pronto llegaremos, he querido mostrarte esto desde hace mucho tiempo.
— ¿A dónde iremos?
—A las estrellas.
Ambos estaban emocionados por ese pequeño momento que compartían juntos, permanecían completamente enamorados y estaban locos de amor, como dos adolescentes en pleno apogeo del romance, corrían en la búsqueda de aquel misterioso lugar hasta que salieron del palacio pero en una dirección contraria a la ciudad, una lejanía hermosa y pacífica, tal cual como aquel amor que ambos se transmitían, flores preciosas estaban por doquier y no había edificio alguno que fuera de impedimento para observar la magnificencia de las estrellas...después de todo su amado hombre no mintió, y lo llevó a tocar las estrellas de la forma más hermosa que pudiera existir. Sin embargo a pasos retirados se encontraba una pequeña construcción con fortificaciones fuertes y a su alrededor estaba un pequeño río que fluía de una montaña en su lejanía.
—¿Qué es este lugar? Es...es.
—Hermoso, igual a ti —respondió Adriano besando su mejilla y dedicándole una sonrisa —Aquí yace el anfiteatro de Venus.
—Nunca había visto algo igual.
Ambos caminan en paso lento hasta que finalmente llegan a la gran estructura, el mármol parece tener mucho tiempo ya, y aún así se encuentra tan fuerte como al ser construido, a Antínoo le llamaba mucho la atención las figuras que adornaban las paredes, eran extrañas y al ser de noche, no llegaba a detallarlas bien así que solo pasaba sus dedos por ellas.
—¿Te gusta? —preguntaba Adriano nervioso a su respuesta.
— ¿Cómo un fuerte guerrero y poderoso emperador puede ponerse nervioso con la respuesta de un simple chico? —preguntó Antínoo acercándose a él.
—Porque mi Antínoo no es un simple chico...Antínoo es mi todo...mi estrella, mi corazón, el centro de mi mundo.
—Si me gusta...realmente me gusta —expresó Antínoo pasando sus brazos alrededor de Adriano y besándolo.
—Ahora...me gustaría pedirte una sola cosa —explicaba el hombre apartando la caballera de su chico para observar mejor sus ojos —Quiero un regalo de ti.
—Dime qué deseo tienes en tu corazón y te lo otorgaré. —contestó Antínoo sonriendo para él.
—En ese caso...volvamos en un rato al palacio. Así preparan todo.
—Mi querido Adriano... ¿Qué estas planeando hacerme? —respondió el chico acariciando su nariz con la de él.
—Es una sorpresa...por ahora, desvístete y vamos a nadar —Antes de que Antínoo pudiera objetar el hombre ya le había quitado sus prendas de vestir.
—¡¡¡Adriano!!! —gritó el chico intentando tapar su cuerpo.
—Nadie vendrá hacia acá, te lo dije antes.
—No es eso...hace mucho frío. — Expresó intentando tapar sus parte íntimas.
—Te calentaré.
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Figuras De Venus© ||FINALIZADA
Ficção HistóricaCautivado por el joven Antínoo, el gran emperador Adriano caerá rendido a los pies del chico mientras que Antínoo descubrirá su verdadero deseo en su corazón, ¿Que esperanza quedará para los trágicos amantes?