𝐗𝐈𝐕

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Marti inició sus preparativos para la diálisis mientras Luli esperaba fuera. Mica aun no había conseguido su permiso así que debió hacer todo aquello sola, lo cual era mejor, pues los preparativos eran aburridos: Debía pesarse, tomar su presión arterial, su temperatura, limpiar la zona y aplicar la anestesia tópica y la heparina, un anticoagulante.

Lourdes obtuvo el permiso para entrar justo antes de que la enfermera le colocara las vías en el brazo.

— Pepi —Susurró apareciendo a su lado. Martina estaba recostada en su silla, demasiado concentrada jugando a un juego de preguntas en su celular, así que se sorprendió al verla.

— Parece que Mica hizo su trabajo...

— Es muy amable, Mar. Ahora entiendo por qué es tu mejor amiga... Dijo que estaría acá dentro de una hora. Su novio tenía una cita médica o algo así.

Martina asintió. Probablemente estaba con el neurólogo. Lágrimas amenazaron con salir de sus ojos cuándo recordó el tumor cerebral de su amigo.

— ¿Qué sucede, Pepe?

— Recuerdos, solo eso —Respondió mientras limpiaba sus lágrimas, no queriendo preocupar a su amiga por cosas innecesarias— ¿Quieres sentarte?

— ¿Puedo?

Martina sonrió y se hizo a un lado, dejando el espacio suficiente para que Lourdes pudiera sentarse a su lado. La chica se coloco de inmediato a su lado.

— Bien. ¿Ahora qué?

— Ahora esperamos a que la enfermera coloque las vías en mi brazo y me conecte a la maquina para que...

— No me refiero a eso, Mar. Ignora la máquina unos instantes. ¿Qué vamos a hacer tú y yo mientras estamos acá?

Martina sonrió ampliamente. Le encantaba la forma en la que Lourdes la hacía sentir un poquito no tan enferma.

— Podríamos hablar sobre el idiota que intentó golpearte... —Susurró con odio y la cabeza gacha, jugando con sus propios dedos, los cuales habían comenzado a chasquear inconscientemente. 

— O podríamos hacernos preguntas mutuamente —Sugirió sonriendo. 

Martina la miro a los ojos unos segundos y luego asintió apartando la vista.

— Eso me parece bien.

Luego de esto llegó la enfermera. 

— Buenos días, Martina. ¿Estás preparada?

Marti solamente asintió sin dignarse a mirarla. Conocía a aquella enfermera desde que había comenzado su diálisis, y no había logrado dirigirle más de dos o tres palabras en un día.

"Es todo culpa del Asperger" Pensaba "Eres una idiota, Martina"

— Veo que tienes una nueva compañera...¿Es tu novia?

Marti sonrió ante esta idea, pues le gustaba. Pero no... Lourdes no necesitaba estar con una enfermera como ella. Había mejores.

— Solo una amiga —Por el rabillo del ojo la vio sonreír y luego tenderle una mano a la enfermera, la cual estrechó amablemente.

— Vendré en unos minutos a colocarte las vías.

Marti volvió a asentir.

Cuando se hubo ido Lourdes habló.

— Parecen conocerte desde hace mucho, Pepi.

— Vengo acá desde que tengo dieciséis... Y tengo dieciocho ahora, así que...

La Chica De La Ventana • Martuli (Terminada) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora