Capítulo XVI

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—¿Quieres ir a mi fiesta esta noche?

Una sonriente Azul está al frente de mí, con una invitación de color lila extendida hacia a mí. La tomo con el ceño fruncido, pero me doy cuenta de la fecha y recuerdo que es para celebrar su cumpleaños. Está con una fina caligrafía el remitente, la dirección, la fecha y el destinatario. También le entrega una a Nicole, ella deja de comer su ensalada y coge la tarjeta de invitación.

—Claro que iremos. ¿Es formal o...? —pregunta Nicole. Azul le sonríe y revisa las invitaciones que le quedan.

—Creo que será... formal. Sí, formal. Ya sabes, cumplo mis dieciocho. Y me gustaría verlos a todos elegantes.

Yo asiento con la cabeza. No me gustan las cosas formales. De seguro que le pediré un outfit a Nicole, que ama los vestidos, los crop top, las faldas, los tacones, cosas por el estilo. Yo lo único que tengo en mi clóset son pantalones, cinco pares de zapatillas, remeras con estampados, jerseys y uno que otro abrigo que rara vez ocupo. No tengo ningún tipo de tacones y mi mamá desde que se divorció de mi papá no va a fiestas elegantes, a veces va a las fiestas de promociones de trabajo que tiene Hugo, pero no es lo mismo que solía ser antes.

—¿Irás a mi casa hoy día? Quiero que vayas perfecto —dice Nicole.

Evito frotarme los ojos y soltar un suspiro. Odio eso. Pero creo que lo haré por Nicole. Ella quiere ir y tendré que aguantarme todas sus mañas, las salidas a la peluquería, las horas de estar probándome montones de vestidos, crop tops, faldas, zapatos, el maquillaje. Simplemente: una muy tonta forma de perder el tiempo.

La última hora de literatura se me pasa volando. Emilio hoy no se quedaba a reforzamiento, por lo que sale más temprano. Lo extrañaba. Ya no se sentaba tan seguido al lado mío, porque ahora Nicole le quitó su puesto y también porque... bueno... está con Azul.

Tocan el timbre de salida y Nicole me toma de la mano, arrastrándome por los pasillos del instituto hasta llegar a su coche. Ruedo los ojos mirando hacia otro lado y la rubia conduce hasta el centro de la ciudad. "Ahí hay millones de peluquerías" pienso.

—¿No quieres hacerte algo en el cabello? ¿Algo nuevo? —pregunta rompiendo el silencio al ver mi cara de disgusto al pasar por los centros de belleza. Frunzo los labios y la miro.

—No... no creo. Prefiero... no sé, que me corten las puntas. Pero que me dejen con el cabello normal.

Nicole afirma y me dice que se quiere teñir unos mechones más oscuros. Le insisto que su hermoso rubio natural va a quedar hecho una porquería. Se encoje de hombros y se queda con la duda mientras entramos al centro de belleza de una prima de ella.

Aproximadamente estamos unas dos horas en aquella peluquería, Nicole se emociona con todo, hasta me ruega que nos hagamos manicure. Mi cabello queda bien, con los típicos rizos que me gustan y me queda un poco más corto que lo normal, más debajo de los hombros, pero queda como yo quería. Nicole me hace caso y no se tiñe, sólo se lo lava y se hace un corte liso.

Me niego a pasar a almacenes llenos de todo tipo de ropa cara, Nicole se queja, pero me dice que realmente tiene la suficiente ropa para poder escoger un outfit para mí y uno para ella. Maneja hasta su casa y al entrar a su habitación, se dirige al closet y saca toda la ropa del armario.

—Primero elegiremos el tuyo —dice, colocando todos los crop tops, faldas y vestidos en una hilera sobre la cama. —¿Qué vas a elegir?

Todavía estoy en shock viendo la inmensa cantidad de vestidos, crop tops y faldas que están sobre la cama. Largas, cortos, sueltas, apretados, con abertura, con diseño, sin mangas, atrevidos, infantiles, oscuras, de color... millones a mi disposición.

Quería un outfit que no me haga llamar tanto la atención, así que elegí un crop top de tirantes metálico y una falda larga con abertura lateral de color negro. Nicole me presta su baño, me doy una ducha rápida y comienzo a vestirme. Me coloco el crop top  y la falda, y, Nicole me da unas sandalias negras de tacón alto y grueso, de unos diez centímetros. Trago duro saliva, esta noche los pies me quedarán hechos mierda.

Me pasa unos aretes de argolla mediana, que según ella van con el outfit que elegí. Me doy los últimos retoques en el cabello donde llevo unos pequeños accesorios, lo que lo hace hermoso para mí. Salgo dispuesto a que Nicole haga lo que quiera con mi cara.

Nicole está vestida con un lindo vestido damasco, ajustado, corto, pero a la vez elegante con unos tacones del mismo color del vestido. Se puso una chaqueta de cuero negra encima. Se veía muy bien. Demasiado diría yo.

—Quedarás precioso —murmura antes de sacar la caja llena de maquillaje que tiene. Me maquilla los ojos, dejando las pestañas larguísimas, me los delinea, echa un poco de sombra azul en mis párpados, luego algo leve de rubor en las mejillas, cubre las imperfecciones de la cara con un corrector para las ojeras... me sentía plástico usando todos estos cosméticos. ¿Pero qué más da?

A lo último, coloca una suave capa de lip gloss de durazno en mis labios. Me sacude un poco el cabello con cuidado de que no se caiga ningún accesorio y da un salto en donde está parada. Sonríe y me lleva al baño.

—¡Mírate, Dios! —exclama ella.

Sinceramente no me reconozco. Estoy demasiado maquillado, demasiado "perfecto" a como soy yo en realidad. Aunque admito que no estoy mal. Me gusta ese toque en los ojos y que el crop top sea de tirantes, para que resalten más mis clavículas bien marcadas.

—A pesar de que te ves estupendo, debes comer más. Estás en huesos, Joaco.

Levanto los hombros en signo de que no me interesa. Si no tengo hambre, ¿Para qué forzarme a comer?

Espero a que Nicole termine de maquillarse, con los regalos en la mano (Nicole le compró un sweater bastante bonito y una cartera, de esas que le gustan a Azul) salimos al auto. Nicole maneja hasta la dirección que es cerca de su casa, y ya se escucha el fuerte sonido de la música inundando las calles del vecindario de Azul. Se estaciona y ambos salimos tomados del brazo hacia la casa de la cumpleañera. Me pone nervioso esto... ¿Qué pensarán de mí? Nadie me ha visto así... nunca. ¿Estará Emilio?

"Claro que sí estará, Joaquín. Es casi el novio de Azul".

Y no me equivocaba. Ahí estaba él, vestido con un elegante terno negro, corbata azul marino, el calzado bien lustrado y camisa blanca. Se ve guapísimo, que me provoca caminar más lento de lo normal, porque no quiero que me vea. Está justo ahí... apoyado en el marco de la puerta, recibiendo a todos los invitados. Se ve jodidamente hermoso.

—Vamos, Joaco —me susurra Nicole al darse cuenta de mis pausados pasos.

Sigo los pasos de mi amiga con la cabeza gacha. Aprieto mi chaqueta a mis brazos, la temperatura está bajando cada vez más y el viento sopla fuerte, alborotando mi cabello. Veo el movimiento de mis tacones al pisar la cerámica, no quiero tropezarme y ser el hazmerreír de toda la fiesta. La sangre acumulada en mis mejillas arde y mi cuero cabelludo pica.

—¡Eh, Nicole! —dice una voz insoportablemente familiar. No dejo de mirar el suelo. ¿Puedo ser más inútil?

—Eh, Emilio —lo saluda con un beso en la mejilla, sin soltar mi brazo.

—¿A quién trajiste? ¿Quién es este hermoso chico? —dice él.

Siento los cálidos dedos de Emilio adueñarse de mi mentón y levantarlo con lentitud. Me mira y sus pupilas se hacen más pequeñas. De sus labios aparece una hermosa sonrisa y a continuación se muerde el labio. Lo miro fijamente, donde sus hipnotízantes ojos mieles brillan con intensidad.

—Estás precioso —titubea. —Eres realmente... hermoso.

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Este es el capítulo que más me ha costado adaptar (hasta el momento), pero me encantó el outfit y todo lo demás que uso Joaco. Espero que a ustedes también les haya encantado.

La Iris que no se llama Iris, les ama. ♡

Abrazos Gratis || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora