Viento

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Sentir como la brisa acariciaba todo mi cuerpo fue gratificante, el como pasaba a través de mis dedos me dio un cosquilleo hermoso, la manera en la que acariciaba mis mejillas y movía mi pelo casi que me hacía olvidar el hecho de que estaba al borde. Cuando escucho la puerta de la azotea abrirse ni siquiera me doy vuelta para ver quien es, por que ya lo sé, es él. Mientras que yo sigo en el borde el se posiciona a mi misma altura. 

-Nunca creí que fueras una suicida - mentiroso siempre supo como era, él me conocía a la perfección. 

- Prefiero el termino pensadora

- ¿Que no son la misma cosa? - y tenia razón ahora que lo analizo bien los términos "pensadora" y "suicida" son la misma cosa. El hecho de pensar, de usar tu cerebro, de rebuscar en tu pasado y estar atrapado en un circulo constante de tus errores, en todas las personas que decepcionaste, en la manera en la que te destruyeron poco a poco era prácticamente ser un suicida, estar todo el tiempo ahogado en un mar de lamentos en donde lo único que podes sentir es un vació inmenso en el pecho era eso, era ser un suicida solo que estas atrapado en una constante caída. 

- Gracias - era todo lo que podía decir. 

- ¿A mi?

- No, a toda la gente que me fue matando poco a poco

- ¿Y por que les agradeces?

- Por que si ellos no me hubieran arruinado como lo hicieron mi mente nunca hubiera estado tan jodida como para que tu aparecieras - y era verdad, él era producto de mi imaginación pero era mucho más real que cualquiera cosa en mi miserable vida. Estaba tan sola, tan rota que tuve que llegar al punto de crear a alguien para que me consuele, para que me ayude y sinceramente no me arrepiento de nada, por que él me ayudo más que ningún otro, él fue quien me abrazo, quien me animó, él fue quien me besó, dios su existencia fue la única razón por la que decidí quedarme lo más que pude. Tomo mi mano y una chispa recorrió tomo mi cuerpo. 

- ¿Vamos corazón?

- Si, vamos

Y así fue como me entregué a la libertad completa, así fue como después de años por fin sentí eso llamado libertad pero no estaba sola, él me acompañaba, podía sentir como mientras caíamos en el vació nuestros cuerpos se fundían en un dulce y armonioso abrazo. 

- Te amo - me susurro al oído y con esas palabras podía decir fielmente que había encontrado la paz eterna. 

Escritos de la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora