El día que la Luna se apagó

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Siempre me dijeron que no confié en las personas, que hasta mi ser más cercano me podía traicionar, me aferre a esa frase lo más que pude pero la deje pasar, la deje que conozca todos mis secretos para así poderme liberar pero esa libertad tenia un precio que pagar y al parecer en este bosque ella me lo pretenda pagar. 

Es invierno, el frió lo siento como un veneno, se filtra en mis huesos hasta consumirme por completo. De rodillas ante ella, ante mi amiga, ante mi mejor amiga siento que perdí mi vida tratando de ser querida.

- No me odies - me decía, mientras el arma en su mano veía, ojala poder olvidar este día. 

- Me trajiste a un bosque repleto de nieve, el día de mi cumpleaños, estoy de rodillas antes vos mientras que tenes un arma sobre mi cabeza, explícame ¿Como podría llegar a odiarte? - las rodillas me empezaban a quemar por la nieve que inundaba el lugar, solo quería gritar, preguntarle por que me trajo hasta acá pero sabía que al mínimo movimiento era capaz del gatillo jalar. 

- ¿Por que? - me atreví a hablar después de cinco minutos en silencio estar.  

- Vi tus cuadernos, sé lo que ibas a hacer, leí por todo lo que pasaste y entiendo, mereces esa paz que solo la muerte te puede dar - cuando su boca empezó a esas palabras soltar sentí que mi mundo se iba a acabar, ella se entero de todo y ahora con pena me iba a mirar - pero no pretendo sentarme a esperar como vas y te suicidas, me quiero despedir, quiero verte ir. 

Y me quebré. 

En ese precisó momento rompí en llanto y deje salir todo el dolor acumulado, mi amiga me iba a matar pero a la vez ayudar, a la paz eterna me iba a guiar ¿Hasta que punto llegue para a mi amiga en una homicida convertir?. La vi como el arma tiraba y a mi altura se agachaba, para luego después de tantos años ser abrazada. 

- No, no, no, no llores - me decía al tiempo que sentía como sus lagrimas caían - estoy acá, sé por lo que pasaste y entiendo que esta es la única solución. 

- ¿Por que? - otra vez esa pregunta, pero esta vez la dije con dificultad ya que el llanto hacia que me trabe al hablar  - ¿Por que queres hacer esto? 

Y su respuesta fue la muestra de afecto que necesitaba para entender que ella era la indicada. 

- Por que te amo y lo único que quiero es que estés bien y sé que así lo vas a estar - no me resistí y en sus brazos nuevamente me mecí, la calidez que ella me daba era similar a la intensidad que el color carmesí emanaba. 

Y en ese bosque lleno de nieve, agachadas la una junto a la otra mientras agarraba mi cabeza y nuestras frentes juntaba me hizo la pregunta que tanto esperaba.

- ¿Estas lista? - me dijo mientras veía como ella se rompía. 

- Si, lo estoy, gracias, yo también te amo. Siempre vas a ser el sol que ilumine mis días.

- Y vos la brillante luna que alumbres mis noches. 

Y esa fue la última frase que escuche antes de que la nieve empiece a desparecer y vea la sangre por mi cuerpo correr. 

Escritos de la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora