Zhang Vin se relame la comisura de los labios y me sonríe antes de ponerse de pie. Sé lo que quiere a continuación.
Cuando quedamos a la misma altura, Zhang Vin me coge de la cintura y pega nuestros cuerpos. Puedo oler el semen que aún queda en su boca cuando la acerca a mí. Antes de unir nuestros labios, me aparto de él y doy unas palmaditas en el rostro.
—Binbin... Recuerda que eso es asqueroso —le digo, zafándome de su agarre —además, no ha sido tan bueno... hoy no... no sé te faltó algo —suspiro tristemente y le doy unas palmadas en las mejillas —voy a dar guardia.
Termino de subirme la bragueta y acomodarme el uniforme. Antes de marcharme, me asomo a la celda de Wang, quedándome tranquilo de verle dormido.
Camino a la milla, dónde los pocos murmullos que hay en la madrugada se apagan cuando me miran pasar frente a cada celda. Enseguida me llega una orden para movilizar la estancia del nuevo mal nacido.
—¿Sabes qué delito cometió éste? —pregunto, mientras veo el listado de las celdas y busco su lugar ideal.
—Violador en serie. Le han dado cadena perpetua. Lo traerán aquí a en un rato más.
Encuentro un lugar en la celda 209 y la escribo en el reporte que me han dado.
—Esto será interesante... —murmuro.
Wang Jinsong sonríe y asiente despacio con la cabeza.
—Avisaré a los demás.
—Oh no, no. Déjame a mí eso.
Guiño un ojo y sonrío antes de salir de ahí.
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࿔Wang Yibo༅
He logrado mi objetivo. Zhang Vin ha abierto la puerta para entrar a verme y saber qué me tiene tan excitado.
Hace unos momentos, después de que se fue Xiao Zhan, comencé a hablarle al otro guardia, el cual yo no tenía ni puta idea de que fuera Zhang Vin.
—¿De qué te ríes, imbécil? —me pregunta el mismo imbécil al que han dejado con ganas de un beso.
—Yo también se la quiero chupar a Xiao, ¿Algún consejo?
Zhang Vin gira los ojos de un lado a otro y se acerca con sigilo hacia mí. Al parecer no está de humor, porque lo primero que hace es patearme y pega mi rostro al asqueroso suelo.
—Vosotros los asesinos me dais asco... Dime, Wang, ¿Qué te hizo ese pobre chico para que le asesinaras, eh?
Trato de levantarme para defenderme, pero el muy cabrón me vuelve a patear y después de eso pone su asquerosa bota en mi cara.
—¿Estás enterado que en la prisión le damos una bienvenida a todos los nuevos? Tienes suerte de estar en esta celda. No tientes a la suerte o esa bienvenida podría llegar antes de los esperado.
