Estrés

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Kashima y yo estábamos en la sala de mi casa practicando para la obra que sería en unos días más. Ya que tuvimos varias complicaciones en el club para ensayar, ella me dijo que tendría tiempo para practicar fuera del horario escolar, pero necesitaba a alguien con quien hacerlo y como la protagonista no estaba disponible, me "ofrecí" —me obligaron— a ayudarla.

Gracias a esto he tenido que lidiar con las burlas de mi kohai y su acoso sexual. Además, tengo menos tiempo para ayudar a Nozaki con los fondos de su manga y falta poco para que se acabe su plazo, por lo que cada vez que me ve se acerca y me llena de preguntas sobre cuándo le ayudaré. A todo esto se le han sumado los exámenes. Como resultado de todas estas actividades juntas, siento que ante cualquier mínimo estímulo voy a explotar.

—¿Presidente? —Kashima tomó mi barbilla y subió mi rostro para que la viera a la cara.

—¿Qué? —hable con un tono mas fuerte del usual, seguido de esto quité la mano que sostenía mi barbilla y aclaré mi garganta—. ¿Ya terminó el descanso?

—Si, pero se veía tan lindo descansando que no le quise molestar.—Kashima contestó con risas.

—¿Desde cuándo no le gusta molestarme? —Pensé rodando los ojos y con un diminuto calor en las mejillas—. Bien, continuemos.

—¿No sería mejor practicar con el vestuario? Lo he tenido guardado toda la semana y no quiero que tenga arrugas el día de la presentación de la obra.

Mi acompañante habló con tono inocente, intentaba que no me diera cuenta de sus intenciones.

—No me voy a vestir de princesa —Declaré tajante.

La peliazul antes mi fuerte negativa se entristeció e hizo un puchero.

—Pero…—balbuceó con intención de utilizar una excusa para convencerme.

—No. —hablé sin dejarla continuar—Si quieres usar tu vestuario, hazlo. Pero yo no me pondré esa cosa. —dije esto señalando con el dedo el vestido rosado que se asomaba por el bolso de Kashima.

—Está bien. —Contestó perdiendo los ánimos de reclamarme.

Seguido de eso, ambos tomamos nuestros guiones y reanudamos la práctica.

Durante el ensayo no hubo complicaciones, pero ya comenzaba a anochecer y aún seguíamos actuando. En un momento ambos comenzamos a decir nuestros diálogos de memoria y con bostezos añadidos, sabíamos que estábamos cansados, pero todavía queríamos dar lo mejor de nosotros.

Era prácticamente una guerra, quien se rendía primero, perdía.

—Pero yo te a-

Antes de terminar la palabra dió un gran bostezo y no pude evitar contener la risa tapándome la boca con mi mano, iba a llorar de la risa si esto seguía así.

—Amo. —terminó de decir la palabra luego de aclarar su garganta.

—Olvidate de mí, es lo mejor para ambos —dije continuando con mi diálogo y dando la media vuelta para complementar mi actuación.

—¡Espera-…! —exclamó Kashima diciendo su línea y dando un paso adelante. Cuando escuché un golpe seco, me di la vuelta para mirar que le pasó a Kashima—. ¡Auch! —Yuu sostenía su rodilla con una expresión de dolor. Al parecer se golpeó la rodilla contra la mesita que estaba aún ahí.

Me reí en su cara en vez de ayudarla, seré muy cruel con ella, pero es mi momento de burlarme. Ella me miró enojada e iba a caminar hacia mi, hasta que tropezó con algo y ambos caímos sobre el sillón.

—¡Hey, quítate! —Grité.

—¡Noo! —Contestó con una sonrisa malvada y sacándome la lengua.

—¡Pesas! —Reclamé deseando tener fuerza para botarla.

—¡Tengo sueño! ¡Voy a dormirme encima tuyo! —Contestó acomodándose encima mío.

—¡Bájate! —Exclamé y saqué fuerza de no sé dónde para quitarmela de encima. Mientras la alzaba me moví de lado para salir del sillón, cayendo al suelo, y ella quedó mirándome desde el sofá.

—Bueno, entonces te duermes en el piso —dijo Kashima, luego colocó una cara compasiva y se levantó—. ¡Ya sé! —se acercó a mí, que en ningún momento quise levantarme del suelo por lo agotado que estaba, y me tomó en brazos.

—¿Qué haces?—dije intentando bajarme de sus brazos. Aún no recuperaba la energía suficiente para escapar de sus brazos.

—Te llevaré a la cama —Contestó con una cara de suficiencia y me cargó como princesa hasta mi cuarto.

—¡No necesitaba que me cargaras! —Dije con algo de enojo en mi voz. Kashima me recostó en la cama y después se tiró a mi lado, cayó de cara a la almohada y como un tronco recién talado.

—¡Tengo sueño! —dijo alargando la o, su voz casi fue apagada por la almohada y por casualidad la escuché.

—Eres un dolor de cabeza. —Dije con voz baja mientras la colocaba bajo las tapas.

Aunque me daba vergüenza tenerla en mi cama, estaba demasiado cansado para siquiera pensar en dejarla dormir en el sillón de la sala de estar. Suelo ser duro con ella, pero esta vez le dejaría salirse con la suya.

—Así me quieres.

Su respuesta acabó sorprendiéndome, creí que ya estaba dormida. Entonces me guré y ví su rostro sonriente y sus ojos cerrados. Contestó dormida.

—Si… así te amo. —Susurré para mí mismo mientras cerraba los ojos de a poco, dejando que el sueño se apoderara de mí.

Cuando desperté aún era muy temprano, pero una respiración en mi oreja me hizo estremecer y abrí los ojos con el corazón latiendo a mil por hora.

—Vuelve a dormir… —Sururró Kashima en mi oído.

Si no fuera por su aliento en mi oreja, no habría notado que ella estaba dormida abrazada a mí. Di media vuelta para contemplar su rostro somnoliento y sin pensarlo del todo la abracé.

Su voz pidiéndome que durmiera me relajó en sobremanera. No entiendo como ella siempre tiene ese efecto en mí, incluso durante nuestras peleas solo escucharla hablar hace que el estrés que siento vaya desapareciendo.

★ HoriKashi Week 2019! ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora