Invierno

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Las nubes que había en ese día eran alerta de que habría lluvia por la tarde. Una joven caminaba por los pasillos de la escuela mirando el cielo lleno de oscuras nubes, al ver eso su ceño se frunció un poco, estaba preocupada.

Aunque le gustaba la idea de poder compartir paraguas con sus princesas, tendría menos rutas de escape por si Hori-senpai se molestaba con ella por no ir al club por lo que ese día fue una buena chica y asistió al ensayo.

Asomó la cabeza por la puerta y buscó con la mirada a su adorado senpai. En realidad, había ido al club para proponerle algo a su bajito superior.

-¡Hori-chan-senpai!-exclamó la chica corriendo hacia el nombrado.

Masayuki estaba arrodillado, dándole la espalda a la recién llegada, buscando las pinturas en algún cajón seguramente para llevarlas al lugar donde pintaría los fondos.

El nombrado se giró al reconocer la voz de quien lo llamó.

-Kashima...-la cara de sorpresa que puso el mayor hizo que la peliazul se riera-. ¿De qué te ríes? -preguntó con fastidio al ver que la azabache contenía su risa.

-¡Senpai está muy feliz de verme! -abrazó a su senpai y por la posición que este tenía le era difícil librarse de sus brazos, aún así el muchacho se resistió lo más que pudo hasta que logró deshacer el abrazo y golpeó la cabeza de la joven que no alcanzó a reaccionar.

-Te lo mereces por interrumpir mi trabajo -murmuró al oír las quejas de su amiga-. Ahora sí, ¿qué es lo que querías? -cuestionó sentándose completamente en el suelo y cruzándose de brazos.

-Quisiera que postulara a ser la princesa en la obra que estamos ensayando. -Habló con suavidad y tomando a su superior de las manos. Lo miraba fijamente con un aura determinada y su bella sonrisa adornando su rostro.

Hori ni se molestó en reclamarle, esa chica nunca lo escuchaba.

-¡Waa! Eso me dolió. -reclamó la ojiverde, acariciando la zona golpeada por el de cabello marrón.

-¡No te burles de mi! -el pelicafé fastidiado se paró y tomó las pinturas que necesitaba.

-Uh... senpai -iba a decir algo pero el joven no la dejo terminar.

-No estoy de humor para soportar tus bromas. -Dijo con intención de marcharse y dejarla sola-. Ya que estás aquí ¿Por qué no te aprendes el guión? -sugirió viéndola por el rabillo del ojo y, sin esperar su respuesta, se marchó.

-Supongo que le haré caso esta vez.

La lluvia ya había comenzado durante el transcurso de las clases, incluso, desde ese momento no había hecho otra cosa más que aumentar. Ya se podía ver la entrada mojada y los encargados de la limpieza tuvieron que colocar cartón en algunas partes para que no se ensuciarse de barro el piso.

El horario escolar había terminado, todos los estudiantes guardaban sus cosas en sus casilleros y se iban a sus casas con excepción de unos pocos que se quedaban por actividades del club, entre ellos, Kashima y Hori.

La azabache se quedó para esperar a su senpai, mientras que el guardaba algunas cosas. Fue entonces que encontró la oportunidad de hablarle tranquilamente y para matar el tiempo.

-Senpai, ¿quiere que nos vayamos a casa juntos? -preguntó la chica rompiendo el silencio en la sala.

-Por mi está bien. -Respondió vagamente el contrario, cortando la conversación sin darse cuenta.

Nuevamente el sonido de fondo era la lluvia. A la peliazul no le quedó otra más que cerrar la boca y esperar por el momento adecuado.

-Solo me falta subir esto y nos vamos. -dijo más para sí mismo que para su acompañante.

★ HoriKashi Week 2019! ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora