cinco

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Su cabeza dolió al instante en el que abrió sus ojos, sintiendo que la luz que entraba por la ventana era demasiado brillante e intensa para ser real. Su estómago estaba revuelto, sintiendo que en cualquier momento todo lo que ingirió ayer saldría sin detenerse.

Se levantó de la cama, dando pasos lentos y cuidadosos fuera de la habitación, creyendo que el camino hasta el baño jamás había sido más largo.

— Buenas tardes, Jun. — Saludó con una sonrisa divertida la mayor.

El menor cerró con fuerza sus ojos, levantando su mano para que le diera un minuto antes de poder hablar. Corrió el resto del camino al baño, poniéndose de rodillas frente al inodoro.

La mujer suspiró al escuchar al chico vomitar como si presentara una de las peores enfermedades. Miró a su hijo, quien había estado en la misma situación hace sólo unos minutos, este estaba recostado sobre el sofá, agarrando su estómago como si eso fuera a ayudarlo con las náuseas.

Negó con su cabeza, siguiendo su camino hasta la cocina.

— Mierda... — Maldijo limpiando su boca.

Lavó su rostro, dando una rápida cepillada a sus dientes antes de salir hasta el salón, recostandose a un lado de su amigo.

— No volveré a beber, lo digo en serio. — Murmuró acurrucandose al cuerpo contrario.

— Te he escuchado decir eso más de una vez. — Murmuró el menor también, acomodándose en su lugar para abrazar al mayor.

— Y aún así tú vienes y me vuelves a llevar a un bar. — Se quejó. — Ni siquiera recuerdo cómo llegamos anoche.

— Yo tampoco...

— Llegaron siendo demasiado ruidosos, ninguno de los dos traía sus llaves, así que imaginen lo que pensé a las tres de la mañana al escuchar a alguien intentar abrir la ventana del salón.— Regañó la mujer, mirándolos a ambos con sus manos en su cadera. — Ahora tomen esto. — Se giró, tomando la bandeja que había dejado sobre la mesa de centro para extenderla a ambos muchachos. — Deberían agradecerle a esos muchachos... Los amigos de Jeongin, Chan fue quien condujo, Minho y Jisung los ayudaron a llegar hasta sus habitaciones.

— Prefería haberme quedado en el bar... — Murmuró ante la mención de Minho, pues recordaba algunas cosas que no le gustaban sobre él.

Renjun no le prestó atención realmente a las quejas de su amigo, él sólo quería que la habitación dejara de darle vueltas, así que tomó la medicina que la mujer les extendía, volviéndose a lanzar al sofá cuando lo hizo.

— Preparé sopa de camarones, estará lista dentro de poco. — Suspiró cuando los jóvenes volvieron a recostarse tal cual muertos sobre el sofá. — Deberían ducharse, ambos apestan, y no pienso almorzar con un par de hombres olorosos.

Los menores se miraron por un par de segundos antes de volver a cerrar sus ojos otro par de minutos antes de obedecer a la mujer.

El primero en moverse para asearse fue Renjun, apoyándose en cada superficie que encontraba que lo ayudara a caminar, sin embargo, tras ducharse, sintió que al menos podría caminar sin vomitar otra vez. Fue hasta la cocina, ayudando a la mayor a poner la mesa mientras la comida terminaba de hacerse.

En su mente trataba de encontrar si había algo que debiera recordar de la noche anterior, pero nada llegaba hasta él; sabía que había estado bailando con Minho, y que de hecho, el mayor quería acercarse con otras intenciones a él, pero en algún punto de sus recuerdos, el castaño había desaparecido, y sido reemplazado por Jaemin.

ex; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora