Caminos Diferentes

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Y así fueron pasando los días de la semana hasta llegar al sábado. Noah la esperaba ansioso, mirando aténtamente hacía la puerta del tren del bagón número seis, aunque sabía que ella siempre subía en el primero y caminaba hasta su bagón. Quería verla, ver ese estilo que tanto la caracterizaba de chica rebelde con un toque de gótico, esos ojos color miel casi pardo, que tanto le brillan cuando él la mira, ese maquillaje todo corrido, gracias a las fiestas de los viernes. Y ella estaba anhelando poder tomar ese tren y caminar entre los vagones hasta llegar a aquel en el que siempre se sentaba, nadie sabía porque decidía sentarse en ese bagón, pero de alguna u otra manera el siempre estaba ahí sentado, observando bajo sus lentes. Querían conocerse mutuamente, aunque solo habían hablado una sola vez, por mas que ellos sintieran que tenían Caminos Diferentes, él, un chico humilde, quien se gana la vida con sus pinturas, ella una chica rebelde quien siempre sale de fiestas. Nunca ninguno de los dos bajaba en la misma parada, y tenían cosas diferentes por hacer, sus caminos no se cruzaban si no era por el tren. Los dos se pasaban todo el día deseando que la semana pase rápido para que llegue el sábado, querían saber más del otro , que pasaba detrás de esa mirada triste que reflejaba Ámbar, y que ocurría con Noah que parecía de 18, trabajaba y estudiaba para poder mantener a su familia. Al siguiente sábado se volvieron a encontrar y se hablaron.

-¡Hola! No se si te acordás de mí soy Ámbar.- le dijo ella lo más amable posible.

-Hola, cómo olvidar esos ojos tan hermosos. No podría olvidarte ni aunque quisiera.- dijo él tapándo su boca con su mano como si no pudiese controlar lo que dijo.

-Emmm,gracias, pero siempre me decís cosas por mis ojos ¿Qué tienen de especial? Son de color Miel, muchas personas los tienen.- le dijo ella, curiosa.

- No todos los ojos sienten lo mismo que vos, Sos.....diferente. Sé que parece tonto pero es en serio.- le dijo él como queriendo saber que pensaba ella.

-Espero que diferente sea bueno. No había hablado con alguien desde hace mucho. ¿Tomás un café?- le dijo ella sorprendiéndolo.

-Eh..., sí.- dijo él, pensando que tenía tiempo suficiente para volver al trabajo.

Como Noah siempre iba a esa hora solo para verla tenía tiempo de sobra como para bajar en una parada diferente e ir a tomar un café con Ámbar. 
En cambio ella, en su casa no había nadie, solo el hermano el cual estaba en compañía del primo, los papás salieron por cuestiones laborales y no sabían cuánto tardarían en regresar a su hogar. 

Bajaron del tren los dos juntos, el con su bolsa, y ella con todo y maquillaje corrido. Estando en la cafetería, Ámbar aprobechó y se corrigió la pintura de los ojos, y él solo la admiraba, no podía entender como alguien con esa belleza usara tanto maquillaje. 

Y café tras café hablaron cada uno de su vida...

-Bueno, Noah, dime ¿Qué te trae todos los sábados por acá? - Preguntó nerviosa porque no sabía si la pregunta lo iba a incomodar 

-Es algo complicado de decir, digamos que primero tengo 18 años, tres hermanos y una madre divorciada a punto de caer en una depresión ya que perdió el trabajo y la hipoteca de la casa venció hace unas semanas, vengo los sábados solamente por la feria que esta en la plaza la cual hay una galería y puedo vender mis cuadros, es así como le doy una ayuda económica a mi mamá. Te preguntarás si soy el mayor, bueno no es así, soy el Segundo, el primero es Erick el cual tiene 21 años y no hace más que traerle problemas a Jesy - así le decían a la mamá- El tercero es Jason tiene 17 años, no puede conseguir trabajo, ya que es estudiante y sería el único que puede darse el lujo de estudiar, y poder sacar adelante a la familia, digamos que es el nerd - dijo entre risas y con una sonrisa burlona- y Por último esta mi pequeña hermana de 15 años recién cumplidos, es menor, solo se puede preocupar por la escuela, es lo que mi madre quiere, aunque digamos que le cuestan algunas cosas, pero en fin es adolescente ¿A quién no le costó el colegio en esa etapa?. Y te voy a decir  que hago los demás días de la semana, asisto todo el día al colegio, no porque sea un cerebrito, si no para poder  irme de mi casa y conseguir un empleo decente, y cuando salgo del colegio voy a una pequeña escuela de arte, asistó allí desde los 9 años, a esa edad descubrí mi pasión por el arte y hoy en día es mi escape de la realidad en la que vivo y es lo que me deja para poder sostener a mi pequeña familia. Perdón si te aburrí Ámbar. - Bajó la mirada. 

-¡Oh! Siento lo de tu mamá de verdad. No sabía discúlpame no quise ponerte incomodo - Dijo con una mirada de pena. 

-No importa Ámbar, ahora me gustaría oír la tuya. Aunque no lo creas es lindo ¿Sabes? es lindo tener alguien con quien hablar de mi vida. 

-Me gusta que te sientas así, y aún no conociéndome. Bueno digamos que no es la vida perfecta para una chica de 16 años pero tampoco es mala . Como veras, siempre a las 6 de la mañana viajo en el mismo vagón y en el mismo asiento. Es costumbre digamos que me gusta viajar allí o me recuerda cosas, no es ese el punto, mis papas trabajan los dos, raras veces se encuentran todo un mes en casa, mi hermano no sale de mi casa, siempre tienen que andar cuidándolo, por eso es que siempre trato de llegar en lo posible ''temprano'' y salgo todos los viernes para escapar de mi casa, en la cual me aburro y hay problemas diariamente con mi familia, el colegio me agobia, me obligan a ir, pocas veces asisto. Mis padres no saben que existo, nunca hablamos , si no fuera porque necesito algo o para regañarme por notas del colegio o alguna cosa que hice mal. Paso las tardes encerrada en mi habitación escuchando música en preferencia los Beatles. Es por eso que trato de escapar de mi hogar y voy a pasarla bien con amigas y amigos. Cuando tengo problemas recurro al alcohol para olvidar las ''penas'' por así decirlo y en algunas oportunidades terminé internada. Y claro... después viene el discurso de mis padres. - Dijo haciendo una mueca de disgusto.

- Ámbar, pequeña - Dijo con mirada dulce- No tienes que ahogar tus penas en botellas, no es un gran camino. Así como te encierras en tu pieza a escuchar tu música, puedes encerrarte a leer, o hacer algo que te guste. Mirá, mi pequeño escape es dibujar. El tuyo puede ser algo que te guste y no algo que te lleve a la perdición. 

- Discúlpame, pero no aceptaré tus consejos, vos no sabes lo que me pasa, no sabes lo que siento día tras día. Pero hablando de otro escape, podría hablar de bailar, árabe, si ya se suena raro que detrás de toda esta ropa rasgada y el maquillaje negro, el pelo teñido y demás ,suena extraño que me guste tanto el árabe, pero sí, bailo aveces cuando no puedo encontrar otra salida. 

- A eso me refiero, y... ¿Dónde prácticas? -Preguntó intrigado.

-En mi casa, no salgo a una escuela, los busco en internet. Me tengo que quedar con mi hermano por las tardes. A parte tengo una reputación de chica mala que cuidar - dijo entre risas.

- Riendo - Bueno, chica mala, tengo que ir a trabajar, espero poder verte nuevamente. 

-Gracias por dejar que me descargué en vos, me caes bien, podemos ser amigos. y Todos los sábados venir a tomar un café, en fin, son los días que ambos podemos.

- ¿Es una cita? -Dijo levantando una ceja.

- Tómalo como quieras - Dijo con una sonrisa.

- El sábado, misma hora, mismo lugar. 

- Perfecto. Nos vemos el Próximo fin de semana. 

- Chau - Dijo despidiéndose de ella con un beso en la mejilla. 

Desafíos del Amor//EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora