TaeHyung era un alfa criado a la antigua y JungKook un omega muy enamoradizo, capaz de todo con tal de no perderlo.
"- Prometo cuidarte y respetarte. -"
Ojala lo hubieras cumplido.
[Te amaré hasta la muerte.]
- TaeKook.
- Violencia.
- Smut.
- Creenc...
Apenas se fue TaeHyung me encaminé al comedor a recoger los platos sucios, los llevé uno por uno a la cocina y luego al lavadero.
Mientras hacía el aseo, sonreía imaginando mi vida hasta ahora, TaeHyung había llegado a mí como una luz.
Mis padres fallecieron tras un accidente automovilístico y a pesar que mi papá no fue la mejor persona del mundo, a finales de sus días se dio cuenta de los errores que cometió, que no aceptarme como su hijo fue una aberración, no le guardo rencor, amo a mi padre y madre, eran seres humanos, tuvieron sus equivocaciones.
Los extrañaba, obviamente que lo hacía, hubiera querido que mi papá me lleve al altar, pero las circunstancias hicieron que no se realizara, sin embargo, YoonGi lo hizo.
Min YoonGi era un alfa, sí, un alfa, que prácticamente era mi hermano, pero en realidad somos mejores amigos, a TaeHyung no le agrada mucho, pero era, o aceptas a Min o no tocas ningún pelo de JungKook.
Es así como YoonGi fue quien me llevó al altar.
Ahora he dejado de hablar mucho con él por un problema que tuvimos con TaeHyung.
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- Entonces así quedamos YoonGi hyung, nos vemos allá. – respondí, hubo un corto silencio – Adiós, cuídese. –
Alejé el celular de mi oreja y sonreí, hoy sería un buen día.
Me fui a la cocina del enorme departamento de TaeHyung y me preparé un sándwich, lo comí apoyado en la pequeña isla que había, después de terminarlo, me acerqué con un vaso al refrigerador, saqué la caja de jugo y me serví.
Después de esos aperitivos me fui directo a la habitación de TaeHyung para tomar mis cosas e irme a mi casa.
Tomé un taxi y le di mi dirección.
- Gracias. – dije al bajar del automóvil.
Tomé las llaves y abrí la puerta, cambié mis zapatos y caminé directo a mi habitación.
Una vez ahí, deje mi bolso, lo desempaqué, me bañe y empecé a vestirme.
Tenía puesto unos pantalones de mezclilla, una camiseta blanca básica, una chaqueta color amarillo mostaza y unos tenis blancos.
Perfecto.
En lo que esperaba a que llegara la hora me puse a limpiar, primero mi cueto y después la sala.
Llegó la hora indicada y escuché mi puerta ser tocada.
- ¡Ahí voy! –
Me apresuré en abrir la puerta y como me lo imaginaba, me encontré con mi hyung.
