Capítulo XIV [FINAL]

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~Mes 9~

Finalmente, el último mes se abrió paso en un caluroso septiembre de verano y con ello trajo el malhumor del ex mafioso. Definitivamente odiaba las altas temperaturas y despertar todo sudado a la madrugada, debido a que el aire acondicionado había sido apagado por Chuuya cuando dormía, quien no quería que se resfriase por el frío que el aparato liberaba. A estas alturas, su amado pelirrojo se había puesto más que paranoico y estaba pendiente en cada movimiento que hacía; eso lo irritaba aún más.

—¡No me dejas vivir, Chuuuyaaa!~— Dramatizó Osamu recostado en el suelo panza arriba de piernas y brazos extendidos, pues era el único lugar del departamento que encontraba fresco y cómodo.

—¿Pues no es que tú no querías vivir?— Sentado en el sillón, el ejecutivo dejó de lado su teléfono para tomar su laptop que estaba sobre la mesita ratona de vidrio y colocarla en su regazo abriéndola, para así encenderla. —Te estoy cuidando mucho por el simple hecho de que eres Osamu Dazai; con eso ya te digo todo.

Haciendo puchero, el detective soltó un bufido y sus ojos avellanas se dirigieron a su protuberancia.

—Tu padre es cruel conmigo, Chibi, espero que no seas así como él.

Los ojos azulados de Chuuya se dirigieron al castaño. Tan sólo observarlo dirigirse a quien estaba a sólo días de ser su pequeño hijo, notaba una sonrisa tan única y sincera que jamás había imaginado en el rostro de Dazai, acompañada de sus orbes brillando como si estuvieran presenciando lo más precioso del mundo frente a sus narices; eso hizo que su corazón se acelerara reaccionando a la calidez y el amor que estaba sintiendo.

Aún no asimilaba nada de todo lo que había pasado en estos meses, a penas recordaba odiar a Osamu a muerte. No entendía cómo es que había llegado hasta donde ahora se encontraba: feliz de formar una familia con él, de quien se había enamorado increíblemente rápido, como si hubiera dado un giro de 180° en menos de dos segundos. Jamás en su vida tenía planeado siquiera en tener algo con ese imbécil, pero sus sentimientos tan cambiantes como todo ser humano lo tenían ahí.

—¿Qué tanto me miras?

Su voz hizo que saliera de sus pensamientos sacudiendo su cabeza. Desvió la mirada a la pantalla de la laptop y le contestó:

—Nada. Sólo que te ves como un balón playero con esa barriga.

El suicida se levantó con cuidado del suelo y tomó asiento a su lado, con sus delgados brazos arriba de su vientre, como si fuera una mesita de apoyo a la que ahora ya se había acostumbrado a tener y darle cariño.

—Pero soy el balón playero más adorable~— Dijo sonriéndole al contrario, para luego apoyar la cabeza en su hombro.

Antes de que pueda formular alguna palabra para contestarle, Chuuya escuchó su teléfono sonar debido a una llamada entrante, por lo que intentó tomarlo entre sus manos pero el castaño fue más rápido y se lo robó.

—¡Oye! ¡Dámelo!— Exclamó el pelirrojo levantándose del sillón para quitarle el dispositivo. Sin embargo, sin dejar que lo recuperara, Osamu atendió la llamada sin ver de quién se trataba.

—¿Hola?~

Oh, Dazai-kun~

La sonrisa que tenía el detective se borró por completo al oír aquella voz de sus pesadillas y, sin dudarlo, le cortó.

—¿Pero qué demonios haces, idiota?— Cuestionó Chuuya con molestia frunciendo el ceño, para luego tomar nuevamente el teléfono al volver a escuchar la llamada, la cual atendió dirigiéndose al balcón para no ser interrumpido.

Consequence | Soukoku m-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora