Capítulo II

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Los ojos azules zafiros del pelirrojo se abrieron lento y con pesar, notando cómo los rayos del sol atravesaban el ventanal de la habitación iluminando la mayor parte de esta. Se escuchaban los pájaros cantar, vehículos y bocinas de las calles, sonidos tales de una ciudad tan poblada como lo es la capital de Japón.

Se llevó una mano a su frente al sentir un dolor punzante en su cabeza, y suspiró profundo. No le extrañaba en absoluto el haber bebido de más, ya estaba acostumbrado a las consecuencias debido a eso.

Akutagawa y Tachihara, como de costumbre, se lo llevaban cuando caía desmayado por el alcohol en aquellas noches en el bar que iban con frecuencia, asique de seguro ellos lo trajeron hasta donde se encontraba actualmente.

O eso supuso.

-Luego se los compensaré. Debí ser una carga-. Habló para sí mismo como una nota mental.

Estaba dispuesto a levantarse con cuidado de la cama, pero al sentir un leve movimiento de otra persona se tensó, por lo que se volteó rápidamente encontrándose a su lado a un dormido castaño acurrucado entre las sábanas. Sus orbes azules se abrieron en grandes mientras un fuerte sonrojo se expandía por sus mejillas, e inmediatamente dió un salto tirándose del mueble al suelo.

"¡Mierda! ¡MIERDA!"

-¡¿Q-QUÉ CARAJOS?!-. Fue lo que gritó en ese momento.

Raras veces se acostaba con alguien que lo provocaba en el bar cuando ingería alcohol en demasía, normalmente se quejaba de la vida con sus dos compañeros de copas. No podía creer que borracho sería capaz hasta de acostarse con Dazai... ¡DAZAI! ¡CON ESE MALDITO BASTARDO!

De todas las personas que hay en este mundo... ¡¿Tenía que ser él?!

Aquél idiota se removió soltando un quejido y sus ojos comenzaron a abrirse lentamente.

-A-ay-. Se llevó una mano a su cabeza al sentir una fuerte punzada. Miró a su alrededor con pesar, hasta encontrar al pelirrojo observándolo con horror, al cual también lo miró de la misma manera sintiendo la sangre subir hasta sus mejillas. -¡¿A-ah?!

Zafiro y avellana sólo se miraban uno al otro en silencio y de manera fija, asimilando y recordando poco a poco lo que había pasado la noche anterior. Los dos estaban tan rojos y en shock, que lo único que hicieron fue gritar al unísono y huir de la habitación.

Chuuya salió corriendo atravesando la puerta, y Dazai se tiró sin dudarlo por la ventana.

Para su desgracia, la ventana estaba trabada de una forma muy compleja, por lo que no le quedó opción más que también salir por la puerta como persona "normal".

Lo único bueno es que no fueron expuestos en su totalidad delante los ojos de las mucamas que se encontraban haciendo lo que les correspondía en los pasillos del hotel, ya que estaban vestidos con sus ropas interiores, pero eso no significaba que no ocurrió lo que había ocurrido anteriormente.

Aquello ocurrido.

Entre ellos dos.

¡En esa maldita cama de aquella maldita habitación de un maldito hotel de Tokio!

***

Pasaron los días, una semana para ser exactos. Ambas organizaciones volvieron a su rutina laboral, completando y analizando documentos, informes, protegiendo su amada ciudad de Yokohama como siempre.

Sin embargo, no todo volvió a la normalidad.

Chuuya se desconcentraba de los deberes encomendados por Mori, aún no podía creer que había tenido relaciones con ese vagabundo.

Consequence | Soukoku m-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora