𝙇𝙊𝙎 𝙍𝙐𝙂𝙄𝘿𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙈𝘼𝙍𝙏𝙀 •MewGulf + SaintZee (+threesome)

【𝟖 】

Justo ahí, Gulf entra a la habitación completamente desesperado. —Esto ya parece una orgía.— Dice Saint ahogado porque la loba lo está agarrando del cuello.

—Solo... Dile dónde están los lobos.— Gulf trata de calmar la situación buscando la solución más directa y efectiva.

—En el zoológico Greenie. Centro de la ciudad, pero deben de estar todos convertidos.— Va diciendo Saint, y la chica lo suelta diciendo un preocupado «no me importa» mientras sale de la tina para encaminarse a la puerta, pero Gulf se coloca frente a ella para impedirle el paso.

—¿Estás loca? Eso está repleto de zombies. Es de noche y te podrían ver. Así que mejor quedate aquí.— Le dice el chico. —Sal a buscarlos mañana.

Ella lo mira con los ojos cristalizados. —Ellos son mi familia. Debo ir a verlos.— Ella dice con tristeza antes de pasar de él. Gulf suspira agotado de no poder convencerla en quedarse.

Zee se pone de pie de la tina para coger una toalla y enrollarla en su cintura. Él camina hacia el genio que inventó la ciudad.

—Iré con ella.— Dice el de los cuernos. —No sobrevivirá ahí afuera sola.— El de los cuernos dice mientras mira al moreno para que este también reciba la información. El moreno asiente su cabeza.

—Esto es muy peligroso.— Va diciendo el moreno, pero el de los cuernos llega a él para alzar un pulgar con una sonrisa.

—Estaremos bien. La cuidaré.— Dice tiernamente el chico antes de pasar del Gulf y salir del baño.

—Oh. Vaciaré la tina y la volveré a llenar para que tú te puedas bañar.— Informa Saint con una sonrisa moviéndose hacia la tina.

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Zee y Nink salen del penthouse, Nink vistiendo una sudadera blanca con unos pantalones negros y descalza mientras que Zee vestía una sudadera negra prestada del genio con unos pantalones.

Al instante en que salieron, caminaron sigilosamente por las calles. No habían zombies alrededor, pero a decir verdad, podían estar en cualquier parte. Caminaban tensos. Mirando a cualquier lado. Alejándose cada vez más del penthouse.

Después de media hora, llegaron al zoológico. El zoológico estaba desolado. Sus animales no estaban a simple vista en sus lugares. ¿Se habían escondido? Esto era muy escalofriante. Panfletos sucios con promociones del zoológico volaban por doquier. Uno de los panfletos llegó flotando por los aires hasta los pies descalzos de Nink y ahí reposo. Sobre uno de sus pies. Sigue moviendo sus bordes puntiagudos debido a la brisa, pero ella se pone de cuclillas para agarrar el papel y volver a ponerse de pie. Zee se asoma sobre su hombro para mirar el volante también.

En la imagen inicial de este se mostraban la reja de bienvenida junto a las dos celdas para los animales. Estos siendo: monos. Pero ahora mismo al mirar esas celdas, los monos no estaban.

—Espero que solo estén escondidos.— Dice Zee con esperanzas para que el ambiente se desntense. Nink traga fuerte y ambos se adelantan para seguir caminando delante de ellos y comienzan a escuchar mordidas de carne fresca. Eso los detiene en su sitio y ambos miran a la celda a la derecha con rostros consternados.

Un zombie estaba dándoles la espalda, de cuclillas pero bien abierto de piernas, sujetando la cabeza de un mono muerto para comerle los cesos. La sujetaba fuerte y mordisqueaba en exceso con una aterradora rápidez. Alzaba la mirada a cada rato para hacer vigía de cualquier humano que se moviera del otro lado de la celda. Sus ojos verdes casi blancos con una piel pálida y mucha sangre en toda su boca e dientes.