Capítulo 2: Perdida.

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Marine se acercó a la ventana de su habitación, era domingo, sus padres irían a Seattle a ver como iba la fábrica de allí y no volverían hasta el lunes en la noche. Ese día aprovecharía la ausencia de los adultos, e iría a explorar por allí y buscaría alguna buena vista para pintar.

¿El obstáculo?. Su hermana.

Madison era muy sobreprotectora, y muchas veces la joven Marine se sentía ahogada.

¿Iba a la casa de una amiga?. Madison la llevaba y traía.

¿Iba a pintar cuadros en alguno de los prados de su antigua casa?. Madison iba con ella y practicaba con su arco y flecha.

¿Iba a practicar violín con sus padres?. Madison estaba a su lado con un libro de alguna lengua extranjera.

Siempre que ella intentaba ir a un lado sola, su hermana la acompañaba. Era como el escolta de la reina de Inglaterra.

-Como saben, iremos a la fábrica de Seattle.-Dijo su padre, con un usual tono suave en su voz.-No saldrán de la casa, y no harán nada fuera de su rutina hasta que volvamos con su madre. ¿Entendido?.-Dijo Mark, cortando la chuleta de cerdo de manera muy fina y delicada.

-Sí, padre.-Murmuraron ambas muchachas.

El resto del desayuno fue en silencio, como era habitualmente, solo se oían los cubiertos al cortar o las copas cuando bebían. Todo era fino, elegante y perfecto.

Los mayores se fueron a la hora, luego de despedirse de su única hija presente, Marine, y se fueron. Madison se fue a la biblioteca en cuanto terminó el desayuno y vio que sus padres se iban.

Era una casa enorme. Demasiado para el gusto de la más pequeña, y aún así se sentía asfixiada.

Subió las escaleras silenciosamente y fue a su cuarto. Se abrigo con su gran chaqueta de lanilla roja y tomo su cámara fotográfica, para después salir en silencio de su habitación y salió por la puerta trasera.

Se adentró al bosque, ese que tanto le llamaba, y comenzó a caminar con cuidado. Solo se oía el viento que movía las copas de los altos pinos y la nieve que seca que pisaba. Iba con cuidado de no caer. Se detuvo en varias ocasiones para sacar alguna que otra foto, se sentía fascinada por la belleza natural que había en el lugar. Se enfrascó tanto en eso, que no notó que se adentró de más y ya no sabía por dónde volver a su casa. Estaba perdida.

Innocent |4| Q.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora