-Marine.-Llamó su madre a la puerta de la pequeña, que se encontraba mirando por la ventana.-Tu padre y yo nos iremos por unos días, tu hermana me comentó que querías ir a una playa de aquí.-Dijo la mujer, acercándose a su hija, se colocó detrás de ella y comenzó a trenzar su cabello rojo.-No tienes permitido salir, ya te lo he dicho.-Apretó el cabello, haciendo que la chica haga una mueca.-Menos ver a esa gentuza que vive allí.
-¿Son malos?.-Preguntó la joven, ignorando los leves tirones que su madre le daba.
-Podrían ser personas envidiosas, y podrían hacerte lo mismo que a Maison.-Respondió la mujer, dejando un moño en el final de la trenza.-Marine. Yo sé que eres la mejor hija, y que no me desobedeceras, que no serás como tus hermanos.
-No, Madre.-Susurró.
-No me decepciones, Marine, confío en que no serás como ellos, como Madison y Maison.-Dijo Valerie, acariciando su cabeza, y dejando un beso en ella.-Ve a despedirte de tu padre, en treinta minutos nos vamos.
-Madre.-Llamó Marine, viendo a la mujer que se acercaba a la puerta, esta la miró.-¿Podré ir al instituto?.
-Sabes muy bien que estudias en casa, Marine, mientras menos gente te conozca, mejor, no quiero que te hagan daño, hija.-Dijo Valerie, dejando ver una pequeña sonrisa.-Anda, vamos, tu padre espera.
La pequeña espero que la mujer saliera de su cuarto, para tomar una chaqueta y esconderla bajo sus acolchados, para luego salir de su habitación. Bajo las escaleras y camino hasta su padre.
-Mi pequeña.-Dijo Mark, abrazando a la joven.-No olvides practicar de nuevo, te falta mejorar.-Marine se sintió mal al oír eso.
-Ella lo hizo bien.-Defendió Madison, desde el sofá donde leía un libro en portugués.
-Podría hacerlo mejor.-Respondió su madre.-Tú debes practicar también, Madison.
-Como digas.-Dijo Madison, ignorando la cara que su madre le dio.
-Que tengan lindo viaje.-Habló Marine, abrazando a su padre.-Y traiganme más pintura.
-Por supuesto, pequeña.-Dijo su padre, con una sonrisa, que desapareció al voltear a ver a su otra hija.-No olvides tus responsabilidades, Charlotte.-Su voz era fría.
-Mjhm.-Emitió la otra pelirroja, mirando su libro con desinterés.
Los adultos se despidieron nuevamente de su hija más pequeña, y luego salieron de la casa. Marine quedó parada en medio de la entrada, con la vista perdida y su cabeza en otro lado.