Capítulo 12: Mal entendido.

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Marine llevaba dos días esquivando las charlas de sus padres. No quería verlos ni oírlos. No quería oír aquella locura.

Estaba algo nerviosa, incluso comenzó a esquivar las llamadas de Quil. No podría mentirle, y tampoco quería decirle que era lo que la traía mal.

Es mañana se levantó con algo de cansancio, llevaba sin dormir bien desde aquella conversación que oyó. Miro su teléfono y tenía dos llamadas perdidas de Quil, y un mensaje de texto.

Quil Ateara: me estás evitando. ¿Hice algo mal?.

Quil Ateara: no sé que hice mal, pero te pido perdón.

Marine miró el teléfono con tristeza y luego lo apagó, levantándose de la cama y comenzado a vestirse para ir a trabajar. Ese día debía hacerle algunos detalles al mural, para luego finalizarlo y alejarse lo antes posible de los chicos, no quería hacerles daño.

Una vez vestida, peinada y abrigada, salió de su habitación cruzándose con su hermana en el pasillo. La pelirroja mayor iba con el rostro bajo y evitaba mirar a su hermanita, cosa que se le hizo rara a Marine.

De camino al trabajo fue pensando en que hacer con su vida para evitar ese casamiento. Miles de ideas venían, algunas coherentes y otra muy incoherentes. Iba caminando, pues su hermana la ignoró cuando le pidió que le llevara y no quería ir con sus padres. Paso frente a una ferretería que quedaba cerca de su trabajo, iba normal, sin notar nada fuera de lo normal, hasta que lo vio.

Vio a Quil salir de la ferretería hablando con una jovencita de piel porcelana, cabello castaño rojizo y ojos grandes de color azul. Iban hablando muy a gusto, y Marine sintió una punzada en su corazón. Paro en seco y los quedo mirando hasta que Quil acompaño a la joven a un auto, donde se quedaron hablando unos minutos. Reaccionó y comenzó a caminar más rápido, ignorando la mirada en su nuca. Estaba por llegar a su trabajo, solo quedaba una calle más, cuando sintió una mano cálida en su antebrazo.

—Espera.—Dijo una voz que conocía muy bien.—Marine, espera, por favor.

La joven cerró los ojos y suspiró antes de darse la vuelta y enfrentarlo. Ahí estaba él, ojeroso y algo pálido. Todo lo contrario a cuando lo vio por última vez.

—¿Qué?.—Murmuró Marine, mirando al joven.

—¿Por qué me ignoras?.—Preguntó Quil, decaído.—¿Qué hice mal para que me dejaras de hablar?.

Marine miró a donde estaba el auto de la chica, aún ella estaba esperándolo.

—Ella te está esperando, Quil.—Murmuró mirando a la joven.—Yo debo ir a trabajar.

Innocent |4| Q.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora